Después de un tiempo sin ir a ningún concierto, había ganas
de mover un poco tibia y el peroné disfrutando de buena música. El concierto de
La Broma Negra
ayer en Alcalá de Henares parecía la excusa perfecta para conseguir este
objetivo y en ese sentido fue todo un acierto. Conocí a este dúo formado por Carlos Caballero y Álex Gómez,
en un estupendo coloquio sobre el disco “Construction Time Again” del grupo
Depeche Mode. Tras el coloquio, Álex tuvo a bien obsequiarnos con una copia de
su último álbum “Desilusiones De Grandeza” (cuyo título yo creía que estaba
sacado de una cara b de Pet Shop Boys y por lo visto no fue así).
El disco estuvo varios días aparcado, lo reconozco, tengo
bastante prejuicio con el pop español, de hecho me gustan muy pocas cosas, de
hecho si siguen los coloquios radiofónicos de “Discos, música y reflexiones”,
cosa que deberían hacer, se habrán dado cuenta que mi presencia en esos
coloquios es prácticamente inexistente cuando se trata de música española. Sin
embargo soy un gato muy curioso (como no podía ser de otra forma), y sabía que
tarde o temprano esa curiosidad haría que me pusiera el álbum de La Broma Negra.
Así fue y desde luego que la curiosidad puede conducir a
grandes momentos. Lo primero que me impactó fueron esas letras en general
bastante melodramáticas, de corte literario; eso desde luego es un gran punto a
su favor y les diferencia de tantos otros. Por otro lado, la voz me recuerda a
un cruce entre Joan Manuel Serrat y Alberto Comesaña pero al mismo tiempo tiene
mucha personalidad y lo más importante, es inconfundible. Musicalmente su pop electrónico, aunque no invente nada
(¿quién lo hace a estas alturas en este género?), tiene el aliciente de
combinar buenas melodías con el plus que es esa guitarra de Álex, que una vez
más les da un toque diferente y es que siempre he pensado que tiene que haber
siempre algo, aunque sea mínimo, que te diferencie de los demás; “dicen que la felicidad consiste en ser como los
demás” cantaba Carlos Caballero y es verdad que eso dicen, pero yo creo que
siempre es más divertido lo diferente.
En fin que dirigimos nuestros pasos hacia la sala Tic-Tac
que se encontraba bastante lejos de la estación de tren de Alcalá, aunque mi infalible
sentido de la orientación gatuno nos llevaría en no demasiado tiempo a las
puertas de este sitio, que no era más que un bar (sí, un bar con un pequeño
escenario pero un bar). Vimos en el cartel que próximamente actuaría el mítico
grupo heavy Barón Rojo, lo cual me extrañó enormemente que un grupo tan
veterano y con una supuesta gran hinchada de fans tocase allí; me dije: “pues
para acabar así casi que se pueden tirar del trampolín como el Fortu de Obus”.
Finalmente se trataba de un tributo; menos mal, ya estaba pensando en avisar a
varios amigos heavys que tengo. Cuando llegamos el grupo estaba probando sonido, tocaron “El
caballero de la mano en el pecho” y eso sonó muy bien, así que la noche
prometía.
Aunque el concierto se suponía que empezaba a las 22.30 la
cosa se retrasó bastante, supongo que para que la gente consuma, que es de lo
que se trata ya que el concierto en sí era gratuito, así que: ¡a consumir se ha
dicho que hay que levantar España! Así que la Mahou empezó a correr. Es un hecho destacable que
este bar trabajase con Mahou. Si de mi dependiese España sería la dictadura de Mahon,
con prohibición expresa de servir otra cerveza, bajo pena de 3000 latigazos y
30 años de cárcel. Bueno después de esta publicidad gratuita sigamos con el relato.
Estuvimos hablando con Carlos y Álex antes de que empezase
el concierto y nos confesaron que finalmente no habría canciones nuevas esta
noche; no habían tenido tiempo de ensayar, así que se basarían más o menos en
los dos últimos álbumes del grupo con algún rescate de temas más antiguos. Tras debatir sobre todas las novedades que estaban saliendo
este año tan jodido difícil económicamente hablando y darle unas cuantas
hostias al “Delta Machine” de Depeche Mode, la hora de subirse al escenario llegó.
Comenzaron con ese hit potencial que es “Su decisión, mi
capitán” que es sin duda de mis favoritas de su último álbum, con esos vientos
sintéticos que recuerdan a algunas de las mejores canciones de Pet Shop Boys.
¿He dicho hit? Pues sí, porque una escucha al material del grupo deja entrever
el enorme potencial comercial de algunas de sus canciones y en el concierto nos
cayeron algunos de esos hits como “Protege tus secretos” o ese manual de
autoayuda para cantantes vergonzosos que dice “canta sin miedo” y es que es verdad que “Hay más de una manera de
provocar un incendio”. Aunque ayer la actitud del público no era nada caliente.
Salvo cuatro monos que realmente se notaba que lo estábamos disfrutándolo, el
resto estaba a otra cosa, lo que daba una sensación rara; parecía como ese
capítulo de “El Equipo A” donde va Boy George a tocar a un bareto de vaqueros
tejanos muy machotes y, claro, como que no hay conexión, pues en el concierto
de La Broma Negra
paso un poco eso. El punto positivo es que el grupo en ningún momento bajó la
guardia e hicieron su repertorio sin escatimar una sola gota de pasión. La
verdad que da gusto ver gente que se cree su historia. Además las canciones son
perfectas para una interpretación cuanto más sentida mejor, algunas de ellas
con otra instrumentación podrían incluso ser de Raphael.
Carlos Caballero, vestido en plan vaquero, sombrero incluido,
iba ideal para un concierto como el que vivimos, en plan cowboy rodeado de
cowboys alcalaínos; eso sí, falto una pelea a botellazos tan típica del oeste.
El cantante llevaba una curiosa camiseta de Leonard Cohen con el título de su
álbum “Songs Of Love And Hate”; la camiseta estaba chula, aunque hay que decir
que no tanto como la que llevaba yo esa noche. Una botella de vino acompañó al dúo durante todo el
concierto y de vez en cuando Carlos le metía un buen trago, realmente
justificado, porque para aguantar un ambiente tan frío y dar la talla, yo no le
hubiese dado unos tragos: ¡yo me bebo tres botellas!
Álex por su parte ponía la parte mas rockera al concierto
con su superguitarra en forma de flecha de fuego, que era una autentica
maravilla. Además Álex consiguió que su guitarra estuviese mucho más presente
de lo que lo está en los discos, lo cual fue muy de agradecer, pues si algo se
le puede reprochar al último álbum del grupo es que el sonido de la guitarra es
tan tenue que casi no se nota, y al fin y al cabo es de esas cosas que le da al
grupo un sonido diferente.
El concierto seria generoso en canciones, de su último álbum
sonaron varias como “Una mujer enamorada es otra forma de terrorismo”, que es
la pura y simple realidad (vamos, que una mujer enamorada es peor que Al
Quaeda, puedo constatarlo) o la canción que tocaron en el ensayo “El caballero
de la mano en el pecho”, que había sonado tan bien en el ensayo que mi cerebro
ya la había ubicado dentro del concierto, por eso cuando realmente la tocaron
pensé que se les había ido la olla con el vino y habían repetido una canción,
menos mal que Mariano me saco de mi error; al final al que se le fue la olla
fue a mí.
No faltaron canciones más
antiguas como la elegante y emotiva “Nieto de maestro de escuela”,
“Duelo a primera sangre” o “Cuidado con lo que matas”, que incluye una de esas
frases lapidarias que muchos tenemos en mente “estoy en contra de la pena de muerte, pero hay gente que merecería
morir”; una frase que me hizo pensar por un momento en Margaret Thatcher.
Ahí no se quedarían las frases lapidarias y en “Nunca se quiera demasiado a
alguien” tenemos ese “… y el que te diga
lo contrario es un miserable”. También sonarían algunas canciones que no conocía y que
supongo deben ser de su primera etapa como banda. Lo digo porque sonaron mucho
más guitarreras empleándose Álex a fondo.
Después de más de hora y media, el concierto terminó igual
que empezó: con la indiferencia del público del bareto y el disfrute de los que
fuimos encantados y salimos totalmente convencidos. Realmente recomiendo ir a
ver a La Broma Negra
en directo. Se crecen de una manera más que remarcable y si pudieron hacer un
muy buen concierto en unas condiciones tan adversas como las de ayer, puedo
imaginar que en lugares más propicios, con un público más receptivo, el
espectáculo puede ganar muchos enteros.
Al finalizar estuvimos de nuevo charlando con el dúo y Álex
nos dijo en exclusiva que en su próximo álbum tendrán más peso las guitarras,
una manera de llevar al estudio el sonido que ya muestran en directo. Estaremos
atentos. Carlos nos comentaba que era uno de los conciertos más raros que
habían dado nunca, pues más bien parecía que su actuación ejercía de música de
fondo del local, ya que la gente estaba a su bola totalmente. No le faltaba
razón y realmente le honra tanto a él como a Álex el haber dado tan bien la
talla en esas circunstancias. En realidad el grupo tenía más canciones programadas, pues
sus conciertos son generosos en minutaje, pero estaba claro que en un ambiente
así ya habían más que cumplido.
El regreso desde la infame ciudad de Alcala de Henares a
Madrid fue duro, lo cierto es que conocíamos muy poco de esta repugnante
población del este y estábamos más perdidos que un cura en una whiskería. Poco
a poco nos fuimos adentrando en el durísimo mundo de la noche alcalaína
intentando encontrar la maldita parada de bus nocturno. Finalmente unas alegres
y simpáticas “Jessis” (o “chonis”, como prefieran), nos guiaron de forma más o
menos eficiente, aunque dado nuestro lamentable estado, después de haber
ingerido varias cervezas Mahou durante el concierto, nos pasamos la parada y
fuimos nuevamente indicados por una pareja de adolescentes, volviendo
nuevamente sobre nuestros pasos y por fin llegando a nuestro destino, con tan
mala suerte que perdimos el bus y tuvimos que esperar casi una hora a que
llegara el siguiente. A pesar del frío que hacía, el bastardo que conducía,
señor conductor, no tuvo a bien dejarnos pasar hasta que llego la hora en
punto. A pesar de todas estas penurias a la vuelta, hay que decir que sin duda
valió la pena este viaje, así que desde aquí animo a todas esas personas que se
pasan los fines de semana en el sillón tocándose los huevos mientras ven el “Sálvame
Deluxe”, que se acerquen a ver a La broma negra a alguno de sus conciertos que
pueden consultar en http://www.labromanegra.com.
En definitiva si lo vuestro son las buenas canciones, este
grupo tiene muchas de esas. A mí me recuerdan a grupos como Ladytron, Abba o
Erasure, no porque La
Broma Negra se parezca musicalmente a estos grupos (de hecho
más bien se parece entre poco o nada), sino porque su música está basada en las
buenas melodías y canciones y aunque se les pueda acusar de ser algo
repetitivos, nadie suena así. Así que alguien tendrá que hacerlo y ¿quién mejor
que ellos que han dado a luz la criatura? No se los pierdan.
Texto: Alfredo Morales.
Fotografías: Mariano González.