Ya lo avisamos. Este concierto de las pasadas fiestas de San Isidro tendría entrada doble. Tras el artículo firmado por servidor de hace unos días, ahora es el turno del señor Alfredo Morales. Aquí su crónica de lo vivido: Tengo que agradecer en primer lugar a mi hermano Fernando el haberme informado de este fantástico evento dominical. Él sabe bien de mi admiración por Pablo Carbonell y Los Toreros Muertos, así que le agradecí mucho que me pusiera al corriente de la actuación de este grupo nada menos que en la Plaza Mayor de Madrid con motivo de las fiestas de San Isidro. El propio Pablo lo confirmaría en su intervención en el programa de “Alaska Y Segura” dedicado al mítico programa “La Bola De Cristal”. Además de Los Toreros Muertos el cartel era completado por Javier Gurruchaga y La Orquesta Mondragón y Álex O’Dogherty Y La Bizarrería.No soy gran fan de ninguno de los dos anteriores pero ambos me caen bien y encima hay que reconocer que La Orquesta tiene hitazos, con lo cual había que ir sí o sí. Curiosamente es un cartel que me parece muy “Bola De Cristal”, ya que tanto Carbonell como Gurruchaga eran parte importantísima de ese programa y desde luego O’Dogherty no hubiese desentonado nada en el mismo.Llegamos a la Plaza Mayor donde no había demasiada gente, evidentemente el hecho de ser domingo había desanimado a algunos. Aún así poco a poco la plaza se iba llenando. Vimos a Alex O’Dogherty ensayando; demasiado ensayo para luego el poco tiempo que tuvo sobre el escenario.Finalmente empieza el espectáculo nocturno donde Alex O’Dogherty Y La Bizarrería ofrecieron un show lleno de versatilidad instrumental y buen humor. Por allí pasaron canciones clásicas de su repertorio como “Yo y mi imaginación”, “Soy imbécil”, “Esta canción es una mierda” o “Una canción muy bonita”. También nos demostró lo fácil que es hacer un hit con tan solo tres acordes, desde “La Macarena” al himno del PP (aunque éste último viendo su cataclismo electoral ya ha dejado de ser hit). Al pobre Álex le estaban metiendo muchas prisas para acabar un setlist que duró apenas media hora, pero que sin duda valió la pena.Fue el turno entonces de La Orquesta Mondragón con un Javier Gurruchaga a la cabeza lleno de energía que nos dio un gran espectáculo de rock, glam, pop y soul, aunque he de decir que yo me esperaba un concierto con más hits. Javier prefirió homenajear a sus ídolos con versiones de los Doors, John Lennon o Elvis Presley.Apoyado por una muy solvente banda por allí pasaron clásicos inmortales como “Corazón de neón”, “Ponte peluca”, “Viaje con nosotros”, “Caperucita feroz” o la sabinera “Olvídate de mí”. Me sorprendió la no presencia de Popotxo, aunque como elemento visual tuvimos a un par de bailarines que dieron mucho color al show. Nunca había visto a la Orquesta Mondragón en directo y la verdad es que fue un buen concierto. Creo que Javier estuvo más contenido que en otras ocasiones que le he visto en actuaciones televisadas donde exagera a veces su personaje hasta el límite. En cuanto a las objeciones está claro que a Popotxo se le echó de menos como eché de menos también ese enorme hit de los ochenta dedicado a esas mujeres entradas en carnes que tantas alegrías nos han dado a los amantes de la carne humana; me refiero por supuesto a “Ellos las prefieren gordas”, uno de los mayores éxitos de La Orquesta y del pop español, que sin embargo estuvo inexplicablemente ausente esa noche. Una pena, si en su día la canción resultaba atrevida, en la actualidad, en un mundo que se ha rendido al culto al cuerpo con estúpidos gimnasios donde la gente va a figurar y a que la vean haciendo el tonto desde la calle, este tema de “las gordas” resultaría todo un alegato punk.Después de las excelentes performances de Alex O’Dogherty y La Orquesta Mondragón llegó el momento del plato fuerte de la noche: Los Toreros Muertos. Los Toreros Muertos son un grupo que hicieron del humor absurdo y el surrealismo su bandera. Estuvieron en activo entre 1985 y 1992, dejando cuatro álbumes que demostraron que ellos eran únicos porque sobre todo a finales de los 80 hubo muchos grupos que utilizaron el humor en sus canciones, pero ninguno se parecía lo más mínimo a Los Toreros Muertos y luego tampoco ha habido un relevo.A finales de la década pasada el grupo decide volver pero es recientemente cuando se han decidido a componer nuevas canciones algunas de las cuales iban a sonar esta noche. El grupo ha realizado su vuelta discográfica con un álbum en directo que celebra sus 30 años de existencia, aunque, claro, ésto es mucho decir porque la mitad de ese tiempo el grupo permaneció inactivo.El show es introducido por la sintonía de “La Naranja Mecánica” con la que Los Toreros salen de su letargo para resucitar una vez más. El concierto comenzó con esa genialidad llamada “Probando”, donde un Pablo Carbonell vestido como si de un zombi se tratase repasa los tópicos del personal técnico de un concierto. En seguida llegó la canción presentación del grupo, es decir la propia “Los toreros muertos”. Junto a Carbonell sus inseparables Many Moure al bajo vestido como un cruce de payaso con un animador de elecciones americanas y Guillermo Piccolini con traje cubierto de hojas, el trio se haría acompañar por el guitarrista Fernando Polaino y el batería Tony Iglesias, ambos ciertamente eficientes.Pronto empezaron a caer algunas de sus canciones más celebres como ese curso de inglés para lelos que es “On the desk” o también ese gran himno gay, absurdo que es “Manolito”. Los Toreros estaban encantados de estar con nosotros y nos lo demuestran con un “A tu casa”, una canción absurda y divertida impensable en cualquier otro grupo. De repente los toreros nos anuncian que ellos también tienen conciencia y que su música no es todo diversión. En ese momento me esperaba lo peor, una canción nueva en plan serio; afortunadamente era todo una broma y el grupo toca la irreverente “Pilar”, que trata sobre una mujer con un buen par de tetas, pero no lo suficientemente grandes para lograr la atracción de nuestro protagonista. El siempre complicado mundo MILF con su problemática vuelve a hacer su aparición.Uno de los momentos más aplaudidos fue como era de esperar “Mi agüita amarilla”, sin duda su mayor éxito y que descargaron a la mitad del concierto sabiendo bien que aún les quedaba varios ases en la manga. Uno de ellos fue mezclar la hortera “Falangista” con la absurda y tenebrosa “Tu madre tiene bigote”, que contó con delirantes ritmos latinos. Otro de los grandes momentos de la noche fue cuando interpretaron su éxito “Yo no me llamo Javier”, una surrealista canción donde una persona es confundida por otra hasta el punto de atribuirle un hijo.No faltaron las cuatro canciones nuevas que han plasmado en su álbum en directo titulado simplemente “En Vivo”, publicado hace pocos días, despidiéndose con una de ellas que lleva el adecuado título de “Hasta siempre” y que es perfecta para finalizar el show. Como es normal volvieron para los bises terminando el concierto con “D.N.I.”, que aunque exagerada no deja de tener su punto de realismo pues sin el carnet de identidad no somos nada. Muy agradecidos por el buen recibimiento, Los Toreros Muertos se despiden de nosotros y Pablo nos recuerda que votemos con cabeza; si eso significa cambiar a una momia por otra… Sí, la gente votó con cabeza.
Texto: Alfredo Morales.
Fotografías: Víctor R. Prats.