
La noche empezó con el hijo de Leonard Cohen, que estuvo de lo más simpático y tocó varios temas de sus tres discos, pero sobre todo del último de este año Like a Man, como la que da título al disco, What other guy y Sweet Dominique. Hizo muy amena la espera y destiló muy buen humor.


En cuanto al concierto en si, Rufus venía a presentar su nuevo y gran disco Out of the game. Ataviado con pantalones coloristas, gafas de sol y zapatos estrafalarios empezó con Candles, el tema que curiosamente cierra el disco (y velas había, 10 conté yo en el escenario). Después dijo que iba a ser una noche de sábado loca en Madrid, muy agradecido al público. Siguió con Rashida, y también sonaron Barbara, Sometimes you need, la propia Out of the game y Jericho (ambas extraordinarias).

De sus anteriores trabajos sonó The one you love o The Art Teacher del Want two, o ese maravilloso, ya al piano, Going to a town del Release the stars. La versión de Everybody knows de Leonard Cohen, con la ayuda de Adam Cohen a la voz, que fué casi en plan cabaret, fue un momento muy acertado y coreado por el público.La banda que acompaña a Rufus es muy buena, dos guitarristas, un teclista y pianista, 2 coristas excelentes, un batería y un bajista que dieron muy buen nivel. Eso si, eché de menos una sección de vientos, que tan bien le sienta a su música.

La decepción vino en los bises, esa pompa que envolvió el final, con los miembros del grupo hablando un castellano cochambroso, que casi ni se entendía, y subiendo Rufus vestido de dios griego a 20 personas al escenario con toda la banda vestida para el show, me sobró por completo, me quedo con la primera hora y media larga de buenos temas. Os dejo con Candles y Rashida tocadas en Abril en Amsterdam, muy parecido a como empezó el concierto de anoche.