Consideraba casi un crimen que tras 2 años de blog no hubiera comentado ni un solo concierto de los que acontecen en las fiestas de mi pueblo, bien sea en las patronales de octubre o en las populares de junio, recién finalizadas este pasado martes 22 de junio. Y es que a través de estos eventos tradicionalmente gratuitos desde que sé que el mundo es mundo, he conseguido ver a numerosos grupos o bandas, en su gran mayoría nacionales y este año ya hasta internacionales.
El consistorio de Torrejón de Ardoz, previo realizar recortes en otros eventos de las fiestas de nuestra localidad, tuvo a bien dar forma a un cartel, que aunque diste en muchos casos de los gustos de un servidor, sí que hay que reconocer que es de una fuerte tirada popular; véanse Macaco, Melendi, Estopa y La Oreja de Van Gogh. No obstante, a mi quien realmente me interesaba era el grupo neoyorkino Village People, grupo al cuál siempre tuve especial cariño desde que allá en mayo de 1997 escuchara “YMCA” en la radio (aunque ya me sonaba de pasada, lógicamente) y me decidiera a comprarme de mi bolsillo en plena adolescencia el disco recopilatorio doble en cd que acababa de editar la discográfica Divucsa en aquellos días, y que era el motivo por el que esa canción sonó no sé si en M-80.
Recuerdo que el cd doble me costó algo así como 2.600 pesetas en El Corte Inglés de Princesa (cuando la sección de discos aún estaba en la planta baja del edificio principal y no cruzando la calle Princesa). Si alguien en aquel mes de junio de 1997, en el que disfruté escuchando la música disco, bailable y comercial de este proyecto, me hubiera dicho que 13 años más tarde tendría la oportunidad de verles en directo, y que además sería gratuitamente y en mi municipio, le hubiera tomado a ese alguien por poco menos que un completo loco.
Nada es imposible y visto que nuestro ayuntamiento se anima con estas empresas (no hace mucho trajo también gratis a Boney M y Gloria Gaynor), ya me imagino algún día a The Cure o Depeche Mode tocando en la increíble explanada de conciertos del recinto ferial de Torrejón de Ardoz. Si el concejal de festejos lee este blog, que tome nota y que recoja el guante si se atreve.
A lo que vamos, finalmente el viernes 18 me acerqué al recinto con un par de amigos que sufrimos una lluvia incesante durante 25 minutos que amagó con fastidiar el espectáculo. Dicha lluvia tuvo lugar durante la sucesión de teloneros de lujo que precedieron a Village People. Dentro de lo que es un grupo de artistas que están unidos al calor del proyecto “Locos Por Los 80”, unos cuantos músicos de bandas míticas se pasaron por Torrejón a ofrecernos algún clásico de su repertorio tocando junto a una banda que sirvió por igual a cada uno de estos cantantes.
Comenzó el espectáculo el dj apodado “El Pulpo”, que con su equipo de platos se valió para tomar el pulso al público allí presente y que aguantaba estoicamente la lluvia constante, con una serie de hits que pinchó uno tras otro. Empezó por “Antes que ver el sol” de Coti, y también hubo lugar para guiños mundialistas como el “Waka waka” de Shakira. Hubo espacio para canciones de Alaska y los Pegamoides como “Bailando” o posteriores como “A quien le importa” de su etapa en Dinarama. Animó bastante con sus canciones durante los 10 minutos que estuvo como protagonista en el inmenso escenario del recinto ferial de Torrejón de Ardoz. Ahí arriba pueden contemplar a “El Pulpo” haciendo de las suyas.
“El Pulpo” dio paso a Fernando López de Modestia Aparte y a la banda de músicos que acompañarían a cada uno de los cantantes y componentes de los grupos míticos que formaban parte del cartel. Fernando nos ofreció sus mejores canciones y se disfrutaron especialmente “Mi generación”, con la que abrió su tiempo de protagonismo, el punto álgido que supuso “Como te mueves” y también otro temazo como es “Cosas de la edad”. En su tiempo, Fernando tuvo tiempo de hacer un repaso por los que estábamos en primera fila, y recuerdo que reparó en mí diciendo “estás todo calado”. Este chico, hay que decirlo, es increíble lo bien que se conserva. Parece que tiene 31 años, cuando a saber cuántos tiene ya a estas alturas; prueba de ello la fotografía que encabeza este párrafo. Vitalidad y ánimo no le falta.Pasamos un rato agradable de la mano de sus canciones.
Pensaba que lo que vino a continuación era como una sorpresa de última hora, pero más bien como un añadido más, porque en el cartel figuraba que venía La Guardia, grupo recordado por canciones como “Cuando brille el sol”. Sin embargo, a la postre su hueco fue cubierto de última hora por el menudito y simpático líder de Taxi y otrora de Melón Diesel, Dylan Ferro. Pensaba que era un invitado de última hora que pasaba por allí, pero finalmente se confirmó que cubría puesto de última hora dentro del esquema del espectáculo. Ya vi a Dylan y a sus Melón Diesel en 2001 o 2002 en las fiestas patronales de octubre (no recuerdo con precisión en qué año fue, pues lo confundo con el de Sôber) y hace un año, en la primavera de 2009 junto a sus Taxi en la Semana de la Juventud. Dylan quiso jugar con el público, buscando la participación del mismo a base de hacerle que coreara las canciones y nos ofreció un buen puñado de grandes temas del repertorio clásico de Melón Diesel como “Quiero un camino” que fue quizás su mejor momento, y también otro instante bueno como “Jamás me fui”.
Era la hora ni más ni menos que de Miguel Costas, el glorioso 2º vocalista de Siniestro Total tras el abandono de Germán Coppini. A la postre me alegro mucho de haber visto a Miguel Costas, aunque quizás no le esperaba con demasiado ánimo estando allí. Cosa que no entiendo, ya que es un tipo que me cae simpático desde que adquirí un ejemplar en dvd de la colección de “La Bola De Cristal” en el que aparece el video de “Menea el bullarengue” de Siniestro Total (a raíz de ese video, un amigo mío afirmaba que se parecía bastante a Miguel Ángel Gil Marín; con el tiempo se ha disipado algo ese parecido razonable). Y desde estas líneas, afirmo que Miguel Costas lo hizo realmente bien, ya que con su guitarra eléctrica puso el punto rockero a la noche (pueden verle sobre este párrafo en una fotografía que es una buena muestra de ello), con las sencillas pero contundente melodías clásicas de los Siniestro Total más memorables. Sonaron enormes canciones como la que abrió su segmento de actuación “Assumpta” y otros clásicos como “Miña terra galega”, el inmortal “Bailaré sobre tu tumba” y la increíble “Pueblos del mundo: ¡extinguios!”. Pues me quedé con ganas de más, porque además de aportar estupendas notas de guitarra eléctrica y su rotunda voz, Miguel Costas, con su peculiar sentido del humor y su acento gallego, estuvo particularmente simpático y gracioso entre canción y canción soltando varias chanzas.
Y llegábamos al final de los teloneros, si es que se les puede llamar así, puesto que no sé si sería correcto. Dentro de este grupo de artistas llegaba ni más ni menos que el alocado Bernardo Vázquez de Los Refrescos para poner el escenario definitivamente patas arriba con su hiperactividad (curiosamente ahora establezco un parecido entre él y Thomas Dolby) y sus temas entre el pop y el ska. De hecho las pintas ska que llevaba eran una completa proclama al respecto. Sonó, como no, el “Aquí no hay playa” y uno de mis amigos, que acudió antes que nosotros al recinto, nos contó emocionado que había podido hablar con Bernardo antes de que comenzara todo. De hecho le dedicó la canción a él. También tocó otro tema interesante, aunque de menor calado en los recuerdos de la gente que fue “Todo/nada”. Bernardo divirtió y se esforzó con su actitud en despertar a la gente que ya se iba acercando al recinto tras haber amainado la lluvia que había caído insistentemente, sobre todo durante los minutos de “El Pulpo” y de Fernando López de Modestia Aparte. Por desgracia fue el que menos temas interpretó, y fue una lástima ya que Bernardo se mostraba con muchas ganas. Sendas imágenes del líder de Los Refrescos escoltan este fragmento de la revisión.Y se acercaba el momento. Llevo la verdad un tiempo en el que cuando acudo a los conciertos me gusta tomar conciencia de lo que veo y pensar muy seriamente en lo difícil que veía poder asistir a un concierto de la banda que tengo delante.
Pienso en los días en los que estuve metido a fondo en los discos del grupo en cuestión y lo mucho que me gustaron (y siguen gustándome) y veo que contra todo pronóstico los tengo delante. Esto me ha pasado muy recientemente con Madness, Spandau Ballet y ahora con Village People.
De acuerdo que 2 pesos pesados como el vocalista principal Victor Willis o el motorista de ingente bigote Glenn Hughes ya no están en la banda, uno por problemas de salud desde hace tiempo, derivados del consumo de drogas y el otro por haber fallecido tristemente hace un tiempo. No obstante, siguen en la brecha muchos de los principales como Felipe Rose, el indio americano, David Hodo, el constructor, o Alex Briley, el militar. Ray Simpson, en el grupo desde 1979 y haciendo actualmente las veces de Victor Willis, con un parecido más que razonable tanto en lo físico, como en la voz (abajo tienen una imagen del mismo), Jeff Olson como vaquero y Eric Anzalone como motorista, vienen a completar el sexteto de los actuales Village People.
Evidentemente el tiempo no ha pasado en balde y se nota la avanzada edad de estos muchachos. Su espectáculo de coreografías, voces y bailes, todo ello dispuesto sobre las bases musicales de sus éxitos (es decir, no se acompañaban de músicos, sino que sobre la música pregrabada cantaban y bailaban), dejó bien satisfechos a los que allí acudimos. Fue una sucesión de grandes éxitos e inmortales de la música popular durante una hora y cuarto.
El grupo comenzó a tocar sobre las 00.25h, terminando a las 01.45h aproximadamente. En ese periodo de tiempo destacaron sobremanera canciones como “Macho man” o “In the navy”, en la cual en los juegos de banderas hubo un momento para que los componentes de Village People realizara la coreografía con la bandera estadounidense en una mano y la española en la otra; la última foto del artículo muestra dicho momento. A continuación pueden ver a Ray Simpson vestido para la ocasión, con Alex Briley a su lado esforzándose en su proceder al micrófono.
De sus grandes éxitos quizás sí se echó en falta “Can’t stop the music” (no confundir con una canción actual de Rihanna), pero no faltó mucho más. Aún así, del disco doble de grandes éxitos que tengo sí que hubo varias ausencias, como las notables “Sex over the phone” o “Ready for the 80’s”, que particularmente eché en falta. Ya ni siquiera menciono que del desconocido “Fox On The Box” de 1982, que tengo en vinilo gracias a mis padres, no salió ni una sola, a pesar de ser un lp con notables temas como “Radio freak” que cierra dicha obra. Comprueben en la siguiente foto la pose tan solemne del obrero David Hodo.
Los momentos más celebrados fueron principalmente los que supusieron “In the navy”, “Macho man” y sobre todo el fin de fiesta de la mano de “YMCA”. Fue muy especial poder escuchar esta canción y ver como los 6 componentes de la banda realizaban esa mítica coreografía de escenificar las letras de las iniciales del título con sus contorsiones corporales. Sin lugar a dudas, esta canción es un clásico de la música de los años 70 y quizás el tema más recordado por la audiencia media de Village People. Como pueden ver en la siguiente foto, al vaquero Jeff Olson no le llegaba a alcanzar correctamente el flash de nuestra humilde cámara de fotos.
Curiosamente “Go west”, que también sonó en mitad de la hora y pico de espectáculo del grupo, no fue tampoco demasiado aclamada y eso que es de los temas más famosos y rítmicos de la banda. Creo que quizás sea debido a que a día de hoy me da la impresión de que es más recordada la exitosa versión que Pet Shop Boys hicieron a comienzos de la década de los 90. Hubo tiempo para alguna sorpresa como una versión de “Don’t leave me this way” de The Communards para lucimiento personal vocal como solista del militar de la banda, el mítico Alex Briley. Abajo pueden ver a uno de los miembros más antiguos de Village People, Felipe Rose, con sus ya clásicos atuendos indios.
Y tras el subidón de adrenalina que supuso “YMCA” y siendo casi las 2 de la madrugada, el show llegó a su fin. Fue una experiencia única, inesperada del todo y una gran alegría para mí por lo descrito de la simpatía que siempre tuvo por este grupo desde que me compré aquel citado recopilatorio. Igualmente, todas las entregas de la historia del pop español que precedieron a los neoyorkinos hay que valorarlas muy positivamente. Fue una buena noche, que de no ser por el chaparrón que nos cayó durante unos 20 minutos, que nos dejó empapados para el resto de la velada, hubiera sido perfecta.
Este ha sido el único momento que he visitado este año las fiestas populares de mi localidad. Tenía pensado haber acudido a ver a los hermanos Muñoz el pasado martes, para en parte paliar el vilipendio al que les sometí en el Rock In Rio de 2008 cuando aproveché su actuación para cenar antes de ver a The Police. No obstante, las fuerzas y el hecho de no tener a nadie con quién ir en mitad de semana, el poder acostarme a las tantas de la noche y, sobre todo, el tener que madrugar al día siguiente, terminó de echarme para atrás.
Espero que les haya gustado esta revisión y poder comprobar de esta forma que una banda como Village People, que me apuesto que muchos ustedes darían por muerta y requetemuerta desde hace años, sigue en activo y todavía en condiciones de hacer pasar un buen rato con su espectáculo y con sus inmortales canciones de la música pop de finales de los años 70.