Volvieron a encontrarse por azar durante las fiestas del verano en el concierto de Tito Puente al aire libre, en la Plaza de toros. Ella, que soberbia y engreída esperaba recibir sus miradas de deseo, quedó decepcionada y hasta un poco enfadada cuando
vio salir a su admirador a la pista de baile solo, concentrado en disfrutar al máximo de los movimientos de su propio cuerpo, al compás del bolero-jazz-blues, en absoluto interesado por la presencia de la bella.Espoleada por semejante indiferencia y seducida por el frenético ritmo del porto-riqueño, Ana tardó pocos minutos en colocarse al lado de José y acompañarle en su baile, siguiéndole y amoldándose a sus contornos con voluptuoso placer. El resto del espectáculo lo pasaron entrecruzando cuerpos y miradas. No necesitaron palabras.Cuando la música terminó salieron a la calle cogidos de la mano con el deseo retratado en sus sonrisas. Al volver una esquina, junto al contenedor, vieron un viejo colchón que esperaba su turno para ser devorado por las fauces del camión de la basura. José, no pudo evitar la asociación de ideas y lanzó hacia el destartalado lecho una rápida y sutil mirada, que hizo sentir a Ana cosquillas en la boca del estómago y calambres en las piernas.Todavía continuaron paseando largo rato, en silencio, escuchando los murmullos de la cálida noche y sus propios pensamientos, para al fin – ¿en tu casa o en la mía?- entregarse el uno al otro en un inolvidable encuentro, con toda la carga erótica y la ternura que habían ido atesorando a partir del momento en el que: “volvieron a encontrarse por azar en el concierto de Tito Puente” (bendito sea).Texto: Ángeles Hernández Encinaspuertas sillas hosteleria mobiliario hosteleria calderas precios calderasRevista Cultura y Ocio
Durante dos meses Ana y José fueron juntos a la academia de baile. Al terminar el cursillo José acabó confesándole su amor y proponiendo que salieran juntos para conocerse mejor. Con escaso entusiasmo Ana respondió que podrían seguirse viendo como amigos; él despreció la oferta con cara de pena: “amigos no gracias, tengo ya muchos".