No es fácil para una neófita en blogs musicales hacer una crónica, y más partiendo de la base de que asistí al concierto de Arcade Fire como una fan acérrima, con poco espíritu de crítica y que estaba vendida a la banda ya antes de empezar. Trataré de ser objetiva y poner alguna pega aunque, ya aviso, serán pocas.
Me ‘presentaron’ a este grupo (gracias, Roco!) hace unos 6 años, justo después de que acabaran de estar en Barcelona presentando su primer disco, Funeral. Tuve uno de esos flechazos musicales que se dan pocas veces, y me juré que no me perdería el primer próximo concierto extra-festival que hicieran aunque, desgraciadamente, se ha hecho esperar demasiado. Pero valió la pena.
El repertorio era bastante previsible, así que todos estábamos esperando la potente Ready to Start para empezar; sin sorpresas: sonó increíblemente y nos llenó a todos de la energía que íbamos a necesitar durante casi 2 horas de concierto. El único ‘pero’ con este inicio es que, en mi opinión, es un cartucho quemado demasiado pronto, cuando aún la gente está un poco fría.
Aún así, consiguieron subir la intensidad con dos temas casi igual de fuertes como son Neighborhood #2 (Laika) y No Cars Go, una de esas canciones con final in crescendo, típico de la banda canadiense. A continuación llegó Haití, tema en el que Régine Chassagne salió a la palestra con sus aires björkianos (salvando las distancias vocales que las separan) y que tanto contrastan con la austeridad de su marido Win Butler, pero que le dan una chispa divertida a la banda.
Su protagonismo finalizó en seguida, con Sprawl II (Mountains Beyond Mountains), una canción de buenrollismo total que la gente aplaudió con ganas. Después vino la calma con tres temas más tranquilos: Modern Man, Rococo (una canción que, a mi parecer, mereció más reconocimiento) y The Suburbs, que suena aún más redonda en directo, con la guinda de ir acompañada del vídeo que ha rodado para el tema Spike Jonze, proyectado en la 'pantalla-marcador de baseball (a mi entender)’ que la banda lleva en su gira.
Lo que vino después fue un completo derroche de energía difícil de asimilar. Los que allí estábamos supirábamos, jadeando: ‘¡un respiro, por favor!’ porque se encadenaron temas de sus tres discos tan adrenalínicos como Crown of Love (otro final brillante), Intervention, We Used to Wait (para mí, el tema que más gana en directo gracias sobretodo a la auténtica pasión con que la interpreta su líder), Neighborhood #3 (Power Out) y Rebellion (Lies). Acabamos sin aliento.
Month of May cerró el telón cañero, muy a mi pesar, y es que es un tema que yo no encajo con el estilo de la banda. Puede que sea esta la razón que explique la pasividad con la que la gente lo recibió, un poco desconcertados al entrar ese ‘aire oscuro’ y demasiado rápido de sus notas. Quizá algunos discrepen, pero yo hubiera sustituido ese tema por Empty Room, sin dudarlo, la gran e inexplicable ausencia de un repertorio casi perfecto, y mi gran crítica a la velada.
La preciosa Neigborhood #1 (Tunnels) cerró la actuación, y el breve bis incluyo Keep the Car Running (quizá el mejor tema de su álbum Neon Bible) para acabar con los pelos de punta (y os aseguro que ahora al recordarlo) en el éxtasis final de Wake Up, la canción más perfecta que ha hecho la banda. Hasta el momento. Porque yo siempre esperaré aún más de ellos, y estoy segura que no me decepcionarán.