Revista Opinión

Conciliar en verano

Publicado el 12 mayo 2018 por Carlosgu82

Se acercan las vacaciones escolares y volvemos a estar en la misma tesitura del verano pasado…

Mamas y papas que trabajamos durante los meses en los que no hay colegio y que tenemos que buscar una alternativa para poder dejar a nuestros hijos… y claro, la cosa no consiste sólo en “dejarlos” al cuidado de alguien, además existen múltiples necesidades y expectativas que cumplir: que estén bien cuidados, que se diviertan, que aprendan algo nuevo, que desconecten de las actividades de todo el año… y que además todo esto sea económicamente asumible para las familias. Y aquí viene cuando la situación se complica aún más…

A quien no le gusta que sus hijos aprendan idiomas, practiquen un nuevo deporte, danza o teatro, aprendan nuevos usos de la tecnología… en fin, mil y una actividades que necesitamos que hagan para poder compensar ese tiempo de vacaciones para ellos, tan difícil de conciliar con nuestra la vida laboral. Pero la realidad choca con lo que nos gustaría que fuese cuando uno se encuentra con que aquello que quisiera para ocupar esos días, semanas y a veces hasta meses, no está al alcance de la mano de todo el mundo. La oferta es amplia, pero conseguir que sea de calidad y que se ajuste a los intereses de nuestros hijos, a nuestros horarios, etc. no siempre está al alcance del bolsillo de las familias, ni aun cuando papa y mama están trabajando.

Cuando era pequeña mis padres me enviaban al pueblo con mi abuela durante los meses de vacaciones. Más tarde, ellos viajaban durante las suyas y nos reuníamos todos en la casa familiar del pueblo natal de mi madre. No recuerdo a mis padres demasiado preocupados porque no aprovechase esos días para reforzar mi francés, o ocupase mi tiempo en hacer actividades dirigidas. Sabían que me pasaría el día jugando en la calle; con algún vecino o sola, creando mi propio mundo. Haciendo carreras de caracoles y requesón cuando la leche, que traían en cantaras hasta la puerta de mi abuela, se cortaba. Pero ellos no creo que sintiesen la presión que sentimos los padres de hoy cuando no podemos pagar carísimas y novedosas actividades extraescolares que estimulen las capacidades y habilidades de nuestros hijos.

Si en nuestro país existiese realmente una intención de conciliar la vida familiar y laboral, quizás esta sería una de las asignaturas pendientes: Proporcionar a las familias espacios lúdicos y públicos de calidad en los que se puedan proporcionar a nuestros pequeños el cuidado y el entretenimiento que pueda cubrir nuestra ausencia. Aún estamos muy lejos de vislumbrar este horizonte.


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