<http://4.bp.blogspot.com/-euNPOwO5pt4/Tq92CRIvfcI/AAAAAAAAANk/iObCygqPrAc/s1600/P1010024.JPG><http://4.bp.blogspot.com/-euNPOwO5pt4/Tq92CRIvfcI/AAAAAAAAANk/iObCygqPrAc/s1600/P1010024.JPG>VATICANO - ITALIA - SAN PEDRO
CONCILIO VATICANO I (1869-1870)
Primer Concilio celebrado en la ciudad del Vaticano, llamado también Concilio Ecuménico Vaticano I. Convocado por el Papa Pío IX en 1869 para enfrentar al racionalismo (sistema de pensamiento que acentúa el papel preponderante de la razón en la adquisición del conocimiento), y al galicanismo (se conoce a la tendencia separatista de la iglesia de Francia con respecto a la jurisdicción de Roma y el Papa). En este Concilio se aprobó como dogma de fe la doctrina de la infalibilidad del Papa (el Papa está preservado de cometer un error cuando él solemnemente promulga o declara, a la Iglesia la enseñanza dogmática en temas de fe y moral). Tuvo 4 sesiones. La sesión más importante es la Cuarta Sesión: celebrada el 18 de julio de 1870 concluyendo con la aprobación de la Constitución Dogmática Pastor Aeternus sobre la Iglesia de Cristo que declara el dogma de la infalibilidad papal.
El concilio tuvo que ser suspendido por Pío IX el 20 de octubre de 1870, después que se hubiera consumado, por plebiscito, la unión a Italia de los Estados Pontificios.
En un principio, no parecía necesario un nuevo concilio para afrontar asuntos no tratados en el anterior Concilio de Trento, por lo que cuando Pio IX convocó el Concilio Vaticano I obtuvo una reacción de sorpresa. La situación del Concilio era distinta a la de concilios anteriores pues en este no predominó el espíritu reformista del último concilio.
Desde el inicio se conocía que la infalibilidad del Papa sería el argumento principal de este concilio ecuménico, de manera que la nueva doctrina reforzaría la autoridad del Papa. Al comienzo, el programa de temas a tratar era muy extenso. Preponderó la necesidad de hablar más de la Iglesia. También era necesario hablar de la relación entre fe y razón por ser un tema relevante en tiempos del iluminismo y el desafío que esto suponía para la Iglesia, al igual que otros descubrimientos científicos como el evolucionismo, que parecían cuestionar las teorías cristianas más tradicionales. Otro tema a tratar eran las grandes misiones católicas de la época. Todo esto y muchas otras cosas fueron preparadas, pero desde el inicio el concilio fue amenazado por dos guerras inminentes: la guerra franco-prusiana y el hecho de que Roma estaba rodeada por el ejército italiano para la unificación. Estas dos situaciones obligaron a regresar a los obispos a sus sedes.
Finalmente sólo se pudieron promulgar dos constituciones: Constitutio dogmatica de fide catholica y Constitutio dogmatica prima de ecclesia Christi.
CONCILIO VATICANO II (1959 – 1965)
El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico (es una asamblea celebrada por la Iglesia Católica con carácter general a la que son convocados todos los obispos para reconocer la verdad en materia de doctrina o de práctica y proclamarla. Debe ser convocado por el Papa y presidido por él) de la Iglesia católica siendo uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX. Fue convocado por el Papa Juan XXIII, quien lo anunció desde el mes de enero de 1959.
El Concilio constó de cuatro sesiones, siendo la primera de ellas presidida por el mismo Papa en el otoño de 1962. Él no pudo concluir este Concilio ya que falleció un año después, (el 3 de junio de 1963). Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue la lengua latina.
Ha sido el Concilio más representativo de todos, con una media de asistencia de unos dos mil padres conciliares procedentes de todas las partes del mundo y de una gran diversidad de lenguas y razas. Asistieron además miembros de otras confesiones religiosas cristianas.
Objetivo
El Concilio se convocó con los fines principales de:
• Promover el desarrollo de la fe católica.
• Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
• Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.
Se pretendió que fuera un "aggiornamento" (introducirse a si misma) o puesta al día de la Iglesia, renovando los elementos que más necesidad tuvieran de ello, revisando el fondo y la forma de todas sus actividades.
Pretendió proporcionar una apertura dialogante con el mundo moderno, actualizando la vida de la Iglesia sin definir ningún dogma, incluso con nuevo lenguaje conciliatorio frente a problemas actuales y antiguos.
Trató de la Iglesia, la Revelación, la Liturgia, la libertad religiosa, etc. siendo sus características más importantes la renovación y la tradición.
Antecedentes
A lo largo de los años 1950, la investigación teológica y bíblica católica había empezado a apartarse del neoescolasticismo (difundir el estilo de Sto Tomas de Aquino en la cultura laical del mundo) y el literalismo bíblico que la reacción al modernismo había impuesto desde el Concilio Vaticano I. Esta evolución puede apreciarse en teólogos como los jesuitas Karl Rahner o John Courtney Murray, que se habían venido esforzando por integrar la experiencia humana moderna con el dogma cristiano, así como en otros como Yves Congar, Joseph Ratzinger (ahora Papa con el nombre Benedicto XVI) y Henri de Lubac que buscaban lo que veían como una comprensión más ajustada de la Escritura y de los Santos Padres, un retorno a las fuentes (ressourcement) y una actualización (aggiornamento).
Al mismo tiempo los obispos de todo el mundo venían afrontando tremendos desafíos asociados al cambio político, social, económico y tecnológico. Algunos de ellos aspiraban a formas nuevas de responder a esos cambios. El papa Juan XXIII manifestó su intención de convocar un concilio el 25 de enero de 1959, sólo tres meses después de su elección, ocurrida en octubre de 1958. Aunque su propósito encontró muchas formas de manifestarse durante los tres años siguientes, una de sus expresiones más conocidas es la que, preguntado por los motivos, presentó al tiempo que abría una ventana: «Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia afuera y los fieles puedan ver hacia el interior.» Invitó a otras iglesias a enviar observadores al concilio, aceptándolo tanto iglesias protestantes como ortodoxas. La Iglesia Ortodoxa Rusa (conocida como Iglesia Católica Ortodoxa de Rusia, es una iglesia autocéfala, su cabeza es el Patriarca de Moscú); por temor al gobierno soviético comunista, sólo aceptó tras recibir seguridades de que el concilio sería apolítico.
Participantes del concilio
• Los 2450 obispos de la Iglesia, el único grupo que fue excluido son los obispos del bloque comunista chino por lo que faltaron unos 200 obispos. Había un convenio con los soviéticos de poder dejar salir y entrar a los obispos a sus países sin problemas. Es el concilio más grande en cuanto a cantidad (Calcedonia 200; Trento 950) y en cuanto a catolicidad pues es la primera vez que participan obispos en modo sustancial no europeos (sobre todo africanos y asiáticos). En los primeros dos años predominaron los obispos europeos pero las siguientes sesiones fueron mas participadas. (Incluso participaron algunos cardenales teólogos o no obispos, pero por insistencia de Juan XXIII fueron ordenados obispos). Además participaron algunos abades de grandes congregaciones (franciscanos, conventuales, dominicanos).
• Teólogos invitados del Papa como consultores no como miembros plenos (Yves Congar, Karl Rahner, Henri de Lubac Philips; podían escuchar pero no hablar en el aula), no podían entrar al aula pero con influencia en las comisiones (aquellas 10 ya mencionadas). Al inicio del Concilio se da el nombramiento de las comisiones conciliares (dos tercios nombrados por los obispos y un tercio por el Papa) teniendo como tarea guiar y escribir aquellos decretos ya discutidos en el aula.
• Consultores de Iglesias ortodoxas y de las iglesias protestantes.
• Observadores, y católicos laicos (cf. Mary Goldic, Ospite a casa propia, ed. en inglés)
• Periodistas. Se dan muchas publicaciones pero en especial Times
Documentos
Artículo principal: Documentos del Concilio Vaticano II Tras un largo y duro trabajo, se redactaron 16 documentos, cuyo conjunto constituye una toma de conciencia de la situación actual de la Iglesia y define las orientaciones que se imponen. Son:
• Constituciones:
o Dei Verbum (Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación)
o Lumen Gentium (Constitución Dogmática sobre la Iglesia
o Sacrosanctum Concilium (Constitución sobre la Sagrada Liturgia)
o Gaudium et Spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual)
• Declaraciones Conciliares
o Gravissimum Educationis (Declaración sobre la Educación Cristiana)
o Nostra Aetate (Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las Religiones no cristianas)
o Dignitatis Humanae (Declaración sobre la libertad religiosa)
• Decretos Conciliares
o Ad Gentes (Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia)
o Presbyterorum Ordinis (Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros)
o Apostolicam Actuositatem (Decreto sobre el apostolado de los laicos)
o Optatam Totius (Decreto sobre la formación sacerdotal)
o Perfectae Caritatis (Decreto sobre la adecuada renovación de la vida religiosa)
o Christus Dominus (Decreto sobre el ministerio pastoral de los Obispos)
o Unitatis Redintegratio (Decreto sobre el ecumenismo)
o Orientalium Ecclesiarum (Decreto sobre las Iglesias orientales católicas)
o Inter Mirifica (Decreto sobre los Medios de comunicación social)