Quizás el norte de India no haya sido tan emocionante en términos de la cultura clásica hindú. Sin embargo, he encontrado gente más sincera, más honrrada, y obviamente unos paisajes que ningún Rajastán podría ofrecerme nunca.
También he encontrado una industria de la espiritualidad que me ha hecho reflexionar mucho sobre el tipo de turismo que se está generando, y al mismo tiempo he comprobado como los sikhs dan sin pedir a cambio, y otro tipo de turistas sacrifica su tiempo para enseñar inglés o recoger basura del campo.
Lo que más me ha gustado:
- Amristar – Con su asombroso templo y la actitud de los sikhs
- Bañarme en un Ganjes limpio y helado
- El Rock garden de Chandgrah
- Las sonrisas de los tibetanos en Mcleod Ganj
- Volar en parapente
- Las charlas sinceras con vendedores
- Dar clases de inglés a monjes
- Dormir en un glaciar
- Ver como India acoge a un pueblo exiliado y les acepta
Lo que no me ha gustado:
- La falsedad en Rishikesh
- El transfondo de la frontera Indio-Pakistaní
- La hamburguesa del McDonaldes (jeje)
- Despedirme de gente impresionante
Como veis la lista esta muy decantada a lo bueno, y mil cosas más que podría haber puesto. Pero el norte de India me ha apasionado, y sino fuese por las siguientes etapas que os relataré las próximas semanas, no me habría movido y habría agotado mi visado en el norte.
Pero os aviso de antemano, lo que viene en las siguientes entradas, no lo habéis visto en vuestra vida. Probablemente la mayoría ni habéis oido hablar de los lugares donde os voy a llevar. A partir de aquí, empieza mi viaje, lo que vine a hacer en India, esto a sido sólo el calentamiento.
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