Revista Educación
Conclusiones del VII Congreso Estatal de Educación Social, Sevilla 2016
Por Samuel Núñez Pestaña @saropa22CONCLUSIONES DEL VII CONGRESO ESTATAL DE EDUCACIÓN SOCIALSEVILLA, 21‐22‐23 2016El pasado sábado 23 de abril tuvo lugar en Sevilla la jornada de clausura del VIICongreso Estatal de Educación Social, organizado por el Colegio Profesional deEducadoras y Educadores Sociales de Andalucía junto al Consejo General deColegios de Educadoras y Educadores Sociales, donde se realizó la lectura de lasconclusiones y retos de los cuatro ejes‐diálogos.
Las conclusiones y retos fueron expuestos en un diálogo final, junto a la
intervención magistral de Marco Marchioni –trabajador e investigador social,
experto en el campo de la intervención comunitaria y la participación‐, que
sirvió de inspiración a las y los profesionales de la Educación Social allí reunidos
y les insufló de energía positiva animándolos a continuar en su tarea cotidiana e
imprescindible de transformación social y que “Si no hacen política dejen de
lloriquear”, remarcando también que " no se puede tolerar la desigualdad desde
los primeros años de vida" y que tenemos el deber de poner la infancia en el centro
de todo para conseguir una sociedad más justa e igualitaria.
A continuación, se exponen las conclusiones y retos que cada uno de los ejes:
EJE‐DIÁLOGO 1: (Re) pensar la profesión en los procesos de construcción de la
ciudadanía y la transformación social.
Históricamente se tienen desarrollado diversas acciones que pueden
considerase comparten ciertos elementos comunes con lo que hoy defendemos
como educación social. Pero esta profesión ‐ en los términos en como la
concebimos hoy‐, surge en un campo intersticial, en los márgenes, como un
apéndice en tierra de nadie que pretende reparar las fracturas sociales, aunque
sin alterar las causas que las sostenían. Por otro lado, su desarrollo se
caracteriza por un movimiento oscilatorio que se mueve entre la regulación y la
transformación social, esto es, en que sus profesionales se conviertan en
agentes de control (contribuyendo a la reproducción social), o en agentes de
cambio social que cuestionan las políticas que sostienen las desigualdades.
EDUCACIÓN SOCIAL Y CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
Desde esta segunda lógica parece urgente consensuar aquellos elementos
educativos que consideremos imprescindibles para garantizar el aprendizaje de
una ciudadanía democrática. Para garantizar este derecho individual y social,
urge colocar la EDUCACIÓN así entendida, en el lugar que le corresponde, desde
su dimensión más política, en el centro de todos los proyectos. Así, frente a esta
racionalidad educativa asistimos a la imposición de la neoliberal que produce:
recortes vergonzantes que estrangulan el Estado de Bienestar; perversión del
lenguaje que produce un vaciado de los contenidos que definen las funciones de
la educación social; reforzamiento del control externo, obsesión por los
resultados fácilmente medibles, transformación de las desigualdades sociales en
culpas individuales, priorización de las fundaciones privadas frente a los
servicios públicos, exigencias a corto plazo…
Los retos recogidos fueron la necesidad de generar redes de confianza entre la
formación, investigación y ejercicio profesional, el compromiso político ante las
injusticias, garantizar el desarrollo de modelos educativos que aseguren a las
personas su participación real y los conocimientos necesarios para entender
cómo funciona el mundo y poder intervenir en su orientación, contribuyendo a
hacerlo menos desigual.
EJE‐DIÁLOGO 2 EL ESTAR DE LA EDUCACIÓN SOCIAL:
En primer lugar, destacar la figura de los educadores y las educadoras sociales
como catalizadores de la diversidad (no sólo cultural): enseñar las distinciones y
cómo construir puentes entre distintas culturas, y la importancia del trabajo con
los grupos de diversas culturas. En segundo lugar, el valor de los equipos de
trabajo: necesitamos dinamizar, coordinar y trabajar en equipo, generar
sinergias, tejer redes,… Por otro lado, cómo organizarse como ciudadanos
activos para conquistar o mantener derechos: Comprensión de la realidad,
Construir autonomía de los ciudadanos (de abajo a arriba) ‐_vínculo: compromiso
de trabajar juntos y autonomía: compromiso de respetar al otro en su lucha‐ ;
Construcción colectiva: involucrarse con el colectivo, provocar la crítica, la crisis
y provocar la reflexión y buscar con los otros una construcción de caminos. Y
por último visibilizar nuestra acción en la política: el encargo de la
administración (a veces genérico) debemos traducirlo y orientarlo hacia la
educación social (construir ciudadanía): transformarlo en una herramienta
pedagógica; y trabajar a partir de la reflexión‐acción‐reflexión (No especular).
EJE DIÁLOGO 3: Rehacer la educación social para impulsar la construcción de
la ciudadanía y el pensamiento crítico en la transformación social.
En el apartado de la Ciudadanía del siglo XXI analizar el contexto de la crisis
(inestabilidad laboral, pobreza y exclusión social), frente a ciudadanía
globalizada: ciudadanía sostenible, activa e inclusiva; las políticas sociales:
delegación sobre la comunidad y el tercer sector; y las diferentes definiciones
del concepto ‘ciudadanía’ en función de quien utiliza: mercado,
administración,… hay muchas formas.
En el apartado de formación e investigación se destaca la falta de presencia de
educadoras y educadores sociales en docencia y órganos de decisión y gestión
universitaria, la necesidad de conjugar los planes de estudios con la realidad
profesional: participación profesional; el empoderamiento de las y los
profesionales de la educación social; la necesidad de que la Educación Social
transfiera el conocimiento que se genera en la práctica profesional; y el deber
de salir a los espacios de ciudadanía para conocer lo que es necesario y recrear
modelos de ciudadanía.
Y en último lugar, la transformación social, tomando como ejemplo las
experiencias que favorecen la transformación como las ciudades educadoras,
Comunidades de aprendizaje, ciudad de los niños, ciudades y barrios en
transición; sin olvidar los espacios a los que se niega ciudadanía (exclusión);
contar con el espacio de lo rural en la transformación, ya que ciudadanía no
sólo se da en “ciudades”; y la importancia de la participación de la ciudadanía
en la toma de decisiones políticas: necesidad de la intervención estatal pero
frente a la idea de “el estado proveerá”, decidir qué es lo que debe proveer el
estado.
EJE DIÁLOGO 4 (R) evolucionando las emociones: formulando los malestares
para pensar/proponer estrategias de mejora.
Las conclusiones se resumen en las dificultades para nombrar el “malestar” en
la actualidad (modos en que enuncian las educadoras y los educadores sociales
sus perplejidades y dificultades para otorgar sentidos a aquello que les acontece
en su cotidianidad); la necesidad de encontrar y establecer espacios para
analizar, confrontar y gestionar los malestares y las emociones personales,
institucionales y profesionales; y la necesidad de abordar y producir
herramientas teórico‐prácticas que fortalezcan la posición de los educadores
sociales en su quehacer socioeducativo (seguridad laboral, trabajo en red y en
equipo, supervisión, espacios de análisis de casos, educación emocional,
relación dialógica, formación, etc.).
En consecuencia, los retos surgidos de este eje consisten en visibilizar y abordar
los dilemas y malestares personales, profesionales e institucionales; profundizar
respecto a los malestares y la gestión de las emociones que existen hoy en día
en las instituciones y dispositivos educativos para comprender sus
particularidades y sus lógicas, desde la profesión; y por último sin negar la
dificultad o dificultades (laborales, sociales, económicas, institucionales,
administrativas) transformarlas en preguntas susceptibles de poner a trabajar.
Se torna necesario habilitar preguntas ante aquello que hace obstáculo en el
educador social para superar o desbloquear la posición de queja, asumiendo la
responsabilidad y haciendo autocrítica.
RETOS “DIÁLOGO DE LA PROFESIÓN Y LA RED PROFESIONAL: RECREANDO
NUESTRAS ORGANIZACIONES”
En primer lugar los educadores y las educadoras sociales tenemos la
responsabilidad de realizar una reflexión sobre lo que han supuesto estos
veinte años para la profesión. ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué tenemos que
desaprender? Revisando y actualizando aquellas aspiraciones u objetivos que
nos llevaron a configurarnos como sujeto colectivo:
Rescatando lo que educativo y social, tiene la educación social y
pasando a una nueva etapa que no se centre, exclusivamente en
el proceso de construcción profesional.
Estableciendo complicidades y lazos con el resto de perfiles que
intervienen en lo social, en línea con los procesos de configuración
de la acción socioeducativa en el ámbito europeo.
En segundo lugar debemos identificar cómo conectan los colegios profesionales
con las nuevas generaciones de educadores/as sociales y como aseguramos el
proceso de transmisión intergeneracional.
En tercer lugar, después de analizar cómo nos percibe la sociedad, diseñaremos
estrategias para aumentar la proyección social de la profesión y poder influir en
las políticas sociales, educativas, culturales que beneficien a la ciudadanía.
Tomando como referencia la solidaridad, que es el valor en el que se basan
nuestra necesidad y utilidad social y nuestra respuesta. Y por último, trabajar
para que el Consejo General de Colegios sea la suma de las potencialidades de
los diferentes colegios autonómicos; avanzando en el trabajo colaborativo
interterritorial que garantice la participación en igualdad, huyendo de
corporativismos, fortaleciendo un nuevo sujeto colectivo más amplio, desde la
interpelación sobre los modelos que resulten más eficaces en la configuración
organizativa territorial.