Henry Chapman Mercer diseñó y construyo Fonthill entre 1908 y 1912.
El diseño es una mezcla ecléctica de estilos arquitectónicos medievales, de estilo gótico y bizantino, pero hay dos temas muy interesantes en él: la planta y la construcción.
La riqueza de su planta, desarrolla una secuencia de espacios íntimos y dramáticos a la vez, conectados mediante u imponente atrio y manejando los niveles mediante varias escaleras.
El atrio "sujeta" volúmenes cúbicos que intentan "escapar" del conjunto.
Los soportes forman parte relevante de la calidad espacial y sus secciones colaboran en cada caso a reforzar la misión de las salas.
La construcción, sorprende por el uso casi exclusivo del hormigón, que en un alarde de monolitismo, se lleva hasta la cubierta.
Su textura, el color de sus áridos y el efecto del tiempo, nos hace creer que se trata de una gran castillo de arena.
Mercer, saturó el espacio con sus colecciones y mosaicos, y se adivina ese plus de los espacios realmente habitados, que emanan "tufo" de vida.
Ah!...y le gustaban los perros.