-¿Cómo te encuentras?
-Muy bien -miento. Apenas puedo moverme.
El camino hacia la libertad ha sido agotador. Cuando me sacaron del corral, llegué a un patio donde miles de hombres aullaban. La tortura comenzó pronto. Un monstruoso centauro me clavó una lanza. ¡Qué dolor! Más tarde, me hundieron en la espalda seis palos. Estaba agotado. Pero no me di por vencido. Cuando estaba al límite de mis fuerzas, entraron en el patio una pareja de cabestros y me llevaron de vuelta al corral.
-¿Y sabes algo de Sombrerero, Descarado, Gamberro, Potrico y Cigarrón?
-Sospecho que no los veremos más.