Muchas veces deambulan, en las madrugadas, eternamente, entre el cielo y el infierno los condenados al insomnio.
Primero sembraron sueños, luego contaron ovejas,
más tarde esclarecieron la noche hasta amanecer...
Después les llegó su sentencia:
subir tres veces al cielo antes de ser mandados al infierno.