Revista Medios

Condiciones para la tortura (I)

Publicado el 10 marzo 2010 por Quemandoiglesias

Tres jóvenes viajan de Santander a Almería para asistir a una comunión familiar. En Roquetas de Mar son detenidos mientras hacían unas compras. Al día siguiente sus cadáveres, calcinados y acribillados a balazos, sin piernas y sin brazos, aparecen dentro del coche en el que viajaban.
Ese mismo día un comunicado oficial anuncia la muerte de tres terroristas etarras en un tiroteo con la Guardia Civil cuando, armados e indocumentados, eran conducidos por la misma a Madrid. Explican que cuando intentaron agredir al conductor, los guardias civiles se vieron obligados a disparar contra las ruedas del vehículo en el que iban esposados. Juan José Rosón, entonces Ministro del Interior, repitió esta versión en comparecencia parlamentaria.
Fue un vecino de Puertollano el que había avisado a la Guardia Civil. Había visto las fotos de tres terroristas en televisión y cuando los jóvenes pararon en su localidad los identificó como tales.
Fue el Teniente Coronel Carlos Castillo Quero junto con 11 hombres de su confianza, quienes torturaron a los tres inocentes durante toda una noche en un antiguo cuartel abandonado en Casafuerte. Fueron ellos los que, al descubrir su error, intentaron borrar todas las pruebas, descuartizaron los cuerpos para meterlos dentro del coche y luego lo despeñaron e incendiaron.
En 1981 se condena a tres agentes (únicamente a tres) por tortura y homicidio. "Cumplen" condena en centros militares (que no son cárceles ordinarias) sin ser apartados del servicio y cobrando un retiro sustanciosos a cargo de los fondos reservados del Ministerio del Interior.
El abogado que representaba a las familias de los fallecidos, Darío Fernández, recibió muchas amenazas de muerte y tuvo que esconderse. Llegó a vivir oculto en una cueva.
La familia de uno de los asesinados recibió dos años más tarde una carta anónima de un guardia civil explicándoles los hechos. Ninguno de los guardias civiles nombrados en ella fue juzgado.
«Mi querida familia, ante el respeto que merecen me dirijo a Vds para contarles el hecho siguiente respeto a las extrañas circunstancias de la desgracia de buestro (sic) hijo y compañeros que fallecieron en manos de los asesinos de la Comandancia de esta localidad».
«Los trasladaron en los mismos vehículos al cuartel de Casafuerte, donde fueron sometidos a interrogatorio, acto seguido ordenó Castillo Quero que tenían que ser sometidos a garrote y pidió voluntarios».
«J.M ., pertenece al Servicio de Información Después, el sargento C..Otro, el guardia P Otro, el guardia F., también destinado en el Servicio de Información. Estos fueron los tres asesinos de buestro (sic) hijo...».
«Al principio le dieron una gran paliza, especialmente por el guardia C.., perdiendo el conocimiento. Entonces lo mataron con un tiro de pistola cada uno que recivieron (sic) por separado. Posteriormente, los embolvieron (sic) en mantas viegas (sic), penetrándolos en el Ford Fiesta, en el asiento trasero, ordenando Castillo Quero que fueran volcados en el sitio que no les viera nadie y que se les pegara fuego para que no conocieran los mal tratos».
«Antes de pegar fuego con la metralleta de los compañeros el guardia C. gastó dos cargadores de 30 cartuchos cada uno sobre los cadáveres en combinación con el depósito de la gasolina del Ford, acto seguido con el mechero que pegó fuego a la gasolina que se derramaba del depósito, añadiendo la que tenía en la lata aparte».
Ese mismo año, el TS confirma la sentencia de los condenados y son trasladados a cárceles ordinarias y separados del servicio.
La vergonzosa, canalla y humillante actuación del estado con respecto a este caso puede leerse en el Diario de Sesiones del Senado que recoge las preguntas de Rafael Carlos Fernández-Piñar y Afán de Rivera, senador por el PCE, y al que responde en nombre del gobierno el entonces ministro de defensa Narcís Serra Serra. Una muestra:
Casi 30 años después hay 8 Guardias Civiles que no han sido juzgados, los condenados cumplieron penas irrisorias beneficiándose de todo lo habido y por haber, legal e ilegalmente.
Los asesinados y torturados, los inocentes, Luis Montero García, Juan Mañas Morales, Luis Manuel Cobo Mier, no han sido reconocidos como víctimas del terrorismo por ningún organismo, ni han recibido apoyo alguno de la AVT.

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