Gaston Berger (1896-1960 Psicólogo y filósofo francés), uno de los fundadores de la prospectiva, la define como “la disciplina que estudia el futuro, para comprenderlo y poder influir sobre él”.
La historia y el pasado nos facilitan datos y estadísticas sobre los hechos ya ocurridos y aluden sobre lo que puede pasar y tiene más probabilidades de ocurrir, (futuros posibles, llamados también futuribles).
Sin embargo, el espíritu de la prospectiva, nos dice que aquello que puede pasar lo podemos definir nosotros, o en su defecto hacer que aquello que pueda pasar, tenga para nosotros un impacto distinto, acorde con nuestros deseos.
Según Berger “contemplando el futuro se transforma el presente”.
La prospectiva rechaza toda complicidad con el azar. El azar produce azar, resultados aleatorios. Impredecibles. La prospectiva se basa en metodologías orientadas a la previsión del futuro, pero su fin , no es decirnos como va a ser el futuro, sino de poner en marcha dispositivos para minar la costumbre y la inercia que nos conducen al determinismo. Incentiva la voluntad de conspirar contra el presente – en pro del futuro - con el fin último de planificar las acciones necesarias para evitar o acelerar su ocurrencia.
Es una sistemática mental que, en su tramo más importante, viene desde el futuro hacia el presente; primero anticipando la configuración de un futuro deseable, luego, reflexionando sobre el presente desde ese futuro imaginado, para -finalmente- concebir estrategias de acción tendientes a alcanzar el futuro objetivado como deseable.
Podemos decir que la prospectiva es una metodología basada en la anticipación. Esta anticipación nos invita a la acción.
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Prepararse ante los cambios previstos (pre-actividad), no impide activar reacciones para provocar los cambios deseados (pro-actividad)
La exploración y la preparación de la acción nos lleva a distinguir
cuatro cuestiones fundamentales: ¿Qué puede ocurrir? , ¿Qué puedo hacer? ¿Qué voy a hacer?, ¿Cómo voy a hacerlo?.
Con frecuencia se habla de prospectiva estratégica, ya que ambas van unidas de la mano.
La prospectiva, cuando va sola, se centra sobre ¿Qué puede ocurrir? .Se convierte en estratégica cuando se interroga sobre el ¿Qué puedo yo hacer? Una vez ambas cuestiones hayan sido tratadas, la estrategia parte del ¿Qué puedo yo hacer? para plantearse las otras dos cuestiones: ¿Qué voy a hacer yo? y ¿Cómo voy a hacerlo? .
Frente al futuro, los hombres tenemos la elección de adoptar cuatro actitudes:
La del avestruz pasivo que sufre el cambio.
La del bombero reactivo que combate el fuego, una vez ya declarado.
La del asegurador pre-activo que se prepara para los cambios previsibles.
La del conspirador pro-activo que trata de provocar los cambios deseados.
El prospectivismo se manifiesta por una actitud de conquista, en tener la certeza de que el futuro “no llega”, sino que es algo que “hacemos llegar”, por tanto el futuro no es una realidad que nos sorprende, ajeno a nuestras decisiones, por ello sabe que el futuro no es UNO, sino que puede tener diversas posibilidades y opciones y que es importante considerar estrategias de acción que no solamente puedan adaptarse a ellas, sino que principalmente sean estrategias que permitan concretar el futuro que hemos previsto.
Berger hablaba de la necesidad de implantar procesos educativos permanentes para potenciar que los hombres fueran “inventores”, más que “sabios”. Ahora les llamaría “creativos”.
Confeccionar el futuro, pues, es imaginar el traje que queremos lucir, a nuestra medida, su forma, su color, con qué nos combinará. Una vez decidido, dibujar o copiar el patrón, comprar la tela necesaria y…….a coser.
Que tengáis un buen día,
Montse
Fuentes:
La Caja de Herremientas de la Prospectiva Estratégica de Michel Godet
Prospectiva- definición Wikipedia
El Liderazgo Prospectivo actitud y herramienta organizacional gratis