Revista Cultura y Ocio
He aprendido que cuando te dicen «sí», puede ser «no», pero que cuando te dicen «no» es para siempre. Y vengo de decir «no» a muchos para que florezca el «sí» auténtico y sin condiciones a unos pocos. No habrá más hipocresía. La vida es terrible y no nos deja jugar a ser corteses. Ni tan siquiera nos permite guardar las formas ni aparentar la educación que a saber si nos conviene. Numerosa es la tabarra que nos inculcaron con eso de que el corazón es grande y admite a muchos, de que el intelecto abraza a todos… Burdas mentiras que ocultan que el género humano no cabe íntegro en una persona. Ahora lo he comprendido todo y mi único desconcierto radica en dónde esconderé los libros que jamás tendré tiempo de leer, esos que he condenado por un simple vistazo prejuicioso. Mis escrúpulos no aguantarían su mirada acusatoria, su inocencia absoluta; pero mi capacidad no alcanza para convivir con tantos.Soy injusto. Soy tendencioso. Soy humano.Desolado, he vencido y, por fin, he aprendido a decir «no».