Estoy atrasada en mis lecturas, en mis reseñas y en mis post en general. Ha sido un año largo y lleno de cosas por hacer. Aunque demasiado poco para mis gustos y necesidades de supervivencia , he logrado arañar unos ratos de lectura a la cotidianeidad y las obligaciones, que no saben de deseos y sueños.
En el menú de la derecha puse un cuadrito donde voy publicando la tapa de los libros que estoy leyendo. Durante mucho tiempo convivieron en él “Confesiones de un burgués” y “Mañana en la batalla piensa en mí”, aunque ya ambos, desde hace semanas, han vuelto a la estantería. Ambos, aunque por distintas razones, ya duermen esperando un nuevo lector.
“Confesiones…” es un libro inmenso. En todos los sentidos que vienen en este momento a mi mente. Enorme de tamaño físico y de contenido. Sandor Marai narra en él sus primeros años, su infancia, adolescencia y primera juventud, su salida al mundo, lejos de su familia.
Con una prosa que hace olvidar que tenemos varios cientos de páginas por delante y nos permite acometer la tarea con gran entusiasmo, este escritor de origen austro-húngaro va descubriendo los hechos que lo marcaron y que le permitieron, a lo largo de toda su vida, describir de manera magistral las emociones humanas, partiendo de las suyas.
Desde su nacimiento en Kassa (hoy Eslovaquia) y las numerosas dificultades que tuvo que afrontar en la relación con sus padres, que lo condujeron a un internado luego de una fuga de su casa, pasando por sus interrumpidos estudios de periodismo –interrupción que no impidió que viviera de esta profesión durante muchos años- y describiendo –con lujo de de detalles- sus viajes por Europa y fundamentalmente sus años en Paris.
Su autobiografía continua en “¡Tierra! ¡Tierra!”, uno más de los libros que aguardan su turno en mi ya casi imposible lista de “por leer”.
“Confesiones…” me emocionó, me enojó, me alegró…pero en ningún momento me defraudó. Llegué a él con el antecedente de “El último encuentro”, y con la idea de que quizás luego de leer esa obra maestra de la literatura todo quedaría a medio camino. Pero Marai no da tregua. Cada uno de sus libros es una obra maestra.