Con motivo del Dia Mundial de la Discapacidad, CONFESQ ha organizado, con la colaboración de COCEMFE la jornada «Discapacidad y Accesibilidad Ambiental», que pone sobre la mesa el problema de las personas que padecen sensibilidad química múltiple y electrohipersensibilidad, no pudiendo acceder a espacios públicos (comercios, hospitales, escuelas, organismos públicos, etc.), a veces ni siquiera a sus puestos de trabajo, por causa de barreras ambientales: tóxicos y contaminación electromagnética
La Sensibilidad Química Múltiple (SQM) ha sido definida como «un fenómeno adquirido con síntomas recurrentes múltiples, relacionado con múltiples factores ambientales tolerados por la mayor parte de las personas y que no se explica por ningún trastorno médico o psiquiátrico«. Los causantes son de lo más variado; desde agentes ambientales, como las pinturas y el humo, pasando por plaguicidas y disolventes, incluidos alimentos, aditivos y/o conservantes alimentarios, excipientes y medicamentos, agentes químicos en productos básicos de limpieza del hogar y los utilizados para la higiene personal, etc.
La Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Asuntos Territoriales de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha definido la Electrohipersensibilidad (EHS) como una patología orgánica de “Síndrome de intolerancia a los campos electromagnéticos de todo el espectro”, tales como tecnologías inalámbricas, teléfonos móviles e inalámbricos, Wifi, así como de la proximidad a las antenas de telefonía móvil, ordenadores, lámparas fluorescentes, transformadores, subestaciones eléctricas y líneas eléctricas. Aunque la OMS no ha incluido la EHS dentro de su Clasificación Internacional de Enfermedades sí la describió en el año 2005: ”se caracteriza por una variedad de síntomas no específicos que difieren de un individuo a otro. Los síntomas son reales y pueden variar ampliamente en su gravedad. Sea cual sea la causa, la hipersensibilidad electromagnética puede ser un problema incapacitante para la persona afectada.” Asimismo, la OMS clasificó en el año 2011 los campos electromagnéticos como “posiblemente cancerígenos en los humanos, grupo 2B”.
Accesibilidad ambiental: qué es y qué implica
Cuando se piensa en accesibilidad de personas discapacitadas se imaginan barreras físicas, arquitectónicas que dificultan la integración de, por ejemplo, personas con sillas de ruedas o invidentes. Las asociaciones de enfermos de SQM y EHS ponen de manifiesto la existencia de otro tipo de barreras, las ambientales, que no se ven, pero impiden a estos enfermos el acceso a servicios en todos los ámbitos de la vida: social educativo, sanitario, laboral, familiar, cultural. Se trata de estos agentes químicos y campos electromagnéticos.
En una sociedad en la que literalmente se vive invadidos por productos químicos y tecnologías inalámbricas, los afectados de SQM y EHS tienen muy complicada la integración. Acudir todos los días a un puesto de trabajo que no ha sido adaptado a sus necesidades, a un supermercado, a una administración para realizar un trámite burocrático, a una consulta médica, a una reunión familiar o social, o simplemente pasear por la calle, puede desencadenar una serie de síntomas, que en muchos casos durarán varios días, como cefaleas, dolores musculares y articulares, astenia, trastornos del sistema nervioso, asma, problemas respiratorios, trastornos del sistema digestivo, etc. Lo mismo puede ocurrir en el propio domicilio, ya que la tecnología inalámbrica de los vecinos o de antenas cercanas, así como los productos químicos que se usan en la comunidad de propietarios invaden las casas.
Puesto que el único tratamiento efectivo para estas enfermedades es alejarse de las fuentes de exposición, cuando una persona la adquiere su vida da un vuelco radical, y dada su falta de reconocimiento, se encontrará con dificultades para el reconocimiento de discapacidad y/o incapacidad laboral (que si se están consiguiendo en vía judicial con el consiguiente perjuicio económico y de salud al verse inmersos en un procedimiento judicial que puede durar años).
En muchas ocasiones los propios familiares y amigos de estos enfermos los dejan de lado, incluso sus parejas los abandonan, porque el sacrificio que tienen que hacer para permanecer al lado del afectado es grande. Se acaban las reuniones sociales y familiares, las salidas, hay que renunciar a parte de la tecnología y hacer un protocolo para no usar productos de aseo o cosméticos convencionales. Muchas veces hay que dejar la cuidad donde han vivido y trasladarse en busca de un sitio limpio de químicos y radiaciones donde el afectado pueda mantener una vida mínimamente digna.
Un caso especialmente dramático y, lamentablemente, cada vez más habitual, es el de los niños y jóvenes afectados de SQM y EHS que no pueden asistir a centros educativos, a actividades extraescolares, a cumpleaños de otros niños, quedando a tan tempranas edades en riesgo de exclusión social. Los jóvenes que consiguen terminar sus estudios, ¿cómo van a acceder al mercado laboral? ¿Encontrarán un empresario dispuesto a adaptar el puesto de trabajo para contratarlos a ellos?
Barreras ambientales para muchos pacientes crónicos
Sin embargo, no se puede pensar que estos químicos y campos electromagnéticos afectan sólo a los enfermos de SQM y EHS, se han publicado miles de estudios sobre su toxicidad en los seres humanos.
Las nuevas Directrices mundiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la calidad del aire aportan pruebas claras del daño que la contaminación del aire inflige a la salud humana en concentraciones aún más bajas de lo que se suponía hasta ahora, indicando que cada año se producen cuatro millones de muertes en el mundo a causa de respirar un aire contaminado dentro de los hogares, aire que provoca enfermedades como neumonía, accidentes cerebrovasculares, cardiopatías e incluso cáncer. Por otra parte, según datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente en Estados Unidos (EPA), la presencia de elementos contaminantes en el aire interior puede llegar a ser entre 2 y 5 veces superior que en exteriores.
Estos datos son francamente preocupantes y ahondan en la reivindicación de los pacientes de SQM de respetar su discapacidad ambiental, mejorar la accesibilidad a todos los espacios y respetar espacios 100% libres de tóxicos y contaminación electromagnética.
Primera jornada sobre Discapacidad y Accesibilidad Ambiental
Con motivo del Dia Mundial de la Discapacidad, CONFESQ (la coalición de asociaciones de pacientes que representa la SQM y la EHS) ha organizado, con la colaboración de COCEMFE la jornada “Discapacidad y Accesibilidad Ambiental” que trata estos temas. En ella ha participado el Dr. Olle Johansson (Instituto Karolinska, Estocolmo, Suecia / En Suecia la EHS es considerada una discapacidad), D. Daniel-Anibal García (Secretario de Finanzas de COCEMFE Nacional / representante en el grupo de trabajo que elabora el Protocolo de Prevención de la Discapacidad), D. Gregorio Saravia (delegado del CERMI para los Derechos Humanos y la Convención de la ONU) y Dña Inmaculada Sanz (arquitecta técnica especializada en gestión patrimonial y facilities management, dirige el departamento de mantenimiento de Patrimonio de Fundación Pelayo, y está afectada por Sensibilidad Química). Todos ellos han aportado perspectivas muy interesantes al problema. El video de la jornada puede verse en este enlace: https://youtu.be/Yp-MrzvBAVQ.
Fuente Comunicae
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