Esta semana es importante. Y es importante por dos grandes motivos: He dejado de fumar y tengo al ansiedad por las nubes. Me hubiese gustado empezar este hilo de posts el día que arranqué mi nueva vida de no fumadora pero la verdad sea dicha, fue fruto de la casualidad, nada premeditado y no me dio tiempo a publicar nada.
Hoy es mi quinto día sin tabaco. Publicaré todas las noches este post reeditado añadiendo la fase en la que me encuentro hasta que entre en una fase de normalidad. No machacaré el blog con cientos de posts sino que lo haré a través de este único post al que añadiré día a día mi aventura. ¿Con qué finalidad? Con la de buscar cómplices, no fumadores novatos que estéis como yo y con la de animar a todos los que lo estén leyendo con un cigarro en la mano a que se unan a este club-post-proceso sin humo. ¿Jugáis conmigo a una vida mejor y más sana con pulmones limpios?
Martes 11 de febrero: EL TIEMPO PASA LENTAMENTEEEEE
Cuarto día sin tabaco. Ahorro 16,48€ y he dejado de fumar 74 cigarros según la aplicación Kwit que llevo en el iPhone. Por más que miro y miro el reloj las horas no pasan. ¿Será que con el tabaco se pierde la noción del tiempo? Tengo una extraña sensación, me sobran horas por todos lados... Quizás porque ahora ya no hago lo de "Un piti y me voy", "Te espero en la puerta fumando un piti"... Etc etc. A ver si mañana me salen los números...
Lunes 10 de febrero: ME PASO EL DÍA ZAMPANDO
Tercer día sin tabaco y primero de trabajo y rutina. Esto acabará mal. Menos mal que la báscula de casa no funciona y que no me obsesiona el tema pero pinta mal a juzgar de todo lo que he comido hoy. El hecho de ir al despacho y no poder fumarme el cigarro de camino, de trabajar desde las 7 de la mañana hasta las 9 en la cocina de casa sin mi café y mis pitis, el no poderme fumar el último piti con el cortado antes de volver a la carga a las 16h... Se me hace muy difícil. Estoy enfadada. Estoy cabreada. Estoy empachada de todo lo que me he llegado a comer. Léase: bolsa de chucherías de 3€, bolsa de kikos que había por casa, 3 piruletas Fiesta de corazón. Fijo que hoy tengo caries.
Domingo 9 de febrero: VOY TIRANDO
Como es domingo y no decido hacer grandes planes no lo paso mal. Es más, a ratos ni me acuerdo del tabaco. Comemos fuera pero hace tanto tanto frío que ni me planteo salir a la calle a que me de el aire para evitar morir congelada. Cuando llega la noche es cuando empieza el mono y a juzgar por el tamaño podría decir que no era un mono sino un elefante. Echo de menos hacer algo mientras veo mis pelis de domingo en el sofá. Bebo mucha agua y vacío la nevera para contrarrestarlo.
Sábado 8 de febrero: NO CONCIBO UN CAFÉ SIN CIGARRO
Oh, Dios, mío. Ha llegado el temido momento del café con leche a las 8 de la mañana. Sí, es fin de semana pero me levanto igual de temprano para poder leer y disfrutar de todos los días. Yo era de las que se encendía un cigarro mientras preparaba el café con leche... El día empieza mal. Se me estropea el teléfono y me paso la mañana entera en el Apple Store, estoy tan agobiada por perder mi herramienta de trabajo que no pienso en los pitis. Comemos con mis padres (menos mal que mi madre tampoco fuma ya!) y lo supero con nota. Aparto la idea de tomar cualquier cosa que se parezca a un café para evitar el momento piti y como si fuera un coche sin gasolina hago una siesta de campeonato. No puedo vivir sin café y en mi vida hago siestas. Nota: dejar de fumar da sueño.
Viernes 7 de febrero: DEJO DE FUMAR. ES DEFINITIVO.
Quedo con los amigos de mi antiguo trabajo para tomar unos vinos en Enrique Granados. Tras una pseudo-siesta (viernes hago tarde libre y hagover que duermo con un ojo abierto y el otro cerrado) estoy relajada. Me enciendo un cigarro en casa, hago la remolona y me arreglo un poco. Oigo a lo lejos una de las frases que más dice mi marido en su día a día: ¿Cuándo dejarás de fumar? Miro el paquete de tabaco donde me quedan 3 pitis y le contesto: HOY (o_O). Mientras voy al bar me río en mis adentros porque sé que no lo conseguiré y que me pillará en alguna de mis trampas. Mientras estoy con mis amigos estoy bien porque hace un frío tremendo en la calle y estamos dentro del bar. Chispea y no queremos salir a por el cigarrito de marras pero al final salimos y nos lo fumamos. Entre secretos y secretillos y en un par de salidas me termino el paquete. Mi cerebro se queda en stand-by por unos momentos como si estuviera mirando al vacío. No tengo más pitis y lo he prometido. Me voy a casa done me espera mi cuñado y mi marido para ir a cenar a un japo. Después de cenar vamos a casa y llegamos los amigos para tomar los gin-tonics famosos en el mundo entero que prepara Barcelonetto. Y ya se sabe, beben gintonics y fuman. Y yo de muy mal humor. Pero aguanto.
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