Todos los días
el firmamento inclinado me pide un beso.
Cada noche,
la luna torda o blanca o rosa,
media, llena o nueva,
se pasea y se pasea
por la pasarela del cielo.
Y trepo ilusionada
para verla más de cerca
y abrazada a su halo,
preguntarle por tu día
y por tu tan lejana noche
al relente.
Dime, fiel espejo de mis fantasías,
qué brillos deslumbraron hoy sus ojos inmensos,
qué penas desgarraron hoy
sus lágrimas
en perlas vivas.
Dime, confidente del mundo de los secretos,
del lejano tiempo y del espacio inmundo.Confíame dónde se encamina
la pegada sombra de mi amado,
dónde, dime,
le aguarda la dicha.