Los huesos de la hoguera son de niños, según un cuarto informe de Toxicología que confirma las tesis de los doctores Etxeberría y Bermúdez de Castro
José Bretón quemó a sus hijos en la hoguera que, según le dijo a la Policía, prendió en la finca de sus padres para deshacerse de objetos inservibles y pertenencias de su ex mujer. Acaban de conocerse las conclusiones del cuarto informe sobre la naturaleza de los huesos hallados en la ya tristemente famosa hoguera de Las Quemadillas. Ha sido realizado por expertos del Instituto Nacional de Toxicología y confirma que dichos restos pertenecen a “seres humanos menores”. El estudio confirma las tesis de los doctores Francisco Etxeberría y José María Bermúdez de Castro, peritos independientes y prestigiosos que analizaron los restos y cuyas conclusiones contradecían las tesis de la policía científica, quien sostuvo desde el principio, por error, que se trataba de huesos de animales.
A la izquierda, el presunto asesino, José Bretón. En el centro, el forense Francisco Etxeberría y a la derecha, el antropólogo Bermúdez de Castro. Los estudios de ambos expertos desmontaron las mentiras del criminal
Ya son tres las investigaciones científicas que confirman lo que la madre de las criaturas, Ruth Ortiz, sostuvo desde los primeros días de la desaparición de los pequeños: que su ex marido y padre de los niños, José Bretón, los había asesinado y hecho desaparecer. RUTH ORTIZ, EL LUNES MÁS NEGRO
El círculo se ha cerrado en torno a un criminal frío, manipulador y descarnado, pero no loco. Bretón calculó con meticulosidad y sangre fría el asesinato de sus hijos, dos criaturas inocentes e indefensas, para vengarse de la madre por haberlo abandonado y convertir la vida de Ruth en un infierno. Respecto a él, tendió un enjambre de pruebas falsas para despistar a la Policía y salir indemne del espantoso crimen. Ello incluía la desaparición de cualquier resto de los malogrados niños, y para ello fabricó una especie de crematorio donde sus cadáveres ardieron a temperaturas de 800 grados, lo que hará prácticamente imposible encontrar el ADN que posibilite la identificación de los cadáveres incinerados. JOSÉ BRETÓN, LA SANGRE FRÍA DE UN MALNACIDO
En esta última tarea, la de encontrar restos genéticos que confirmen que fueron los cuerpos de los pequeños Ruth y José los que ardieron en la hoguera que prendió el padre y presunto asesino, trabajan ahora dos equipos de investigadores, uno del Instituto Nacional de Toxicología y el otro de la Universidad de Santiago de Compostela, dirigido por el doctor Ángel Carracedo, considerado el mayor experto del mundo en genética forense.
No obstante, la falta de identificación por ADN no impedirá que Bretón sea procesado y juzgado por el asesinado de sus dos hijos. Reposo Carrero, abogada de Ruth Ortiz, ha presentado ya un auto pidiendo el procesamiento de José Bretón por dos delitos de asesinato con agravante de parentesco, y se espera que el Ministerio Fiscal cambie esta misma semana la acusación de secuestro por la de asesinato. A Bretón podrían caerle entre 40 y 50 años de cárcel,
El presunto criminal (digo presunto porque es lo correcto desde el punto de vista profesional, aunque como madre suprimiría, en vista de las pruebas ya confirmadas, ese calificativo y tildaría a José Bretón de criminal a secas, indeseable, asesino y canalla, como poco) será juzgado por un jurado popular. Un letrado del turno de oficio de Madrid ha comentado a esta periodista que “el jurado popular lo va a crucificar, y pedirá para él la máxima condena con los mayores agravantes”. Desde su punto de vista, “es en estos casos cuando la Ley del Jurado adquiere su verdadero sentido, permitiendo que ciudadanos de a pie y no jueces profesionales dictaminen sobre este tipo de delitos tan crueles y flagrantes”.
Sobre el papel del abogado defensor de Bretón, José María Sánchez Puerta, el letrado del turno de oficio antes citado afirmó que “siempre hay compañeros que se ofrecen a defender a este tipo de canallas, por dinero y por fama. Yo no lo haría ni aunque me tocara como abogado de oficio. Aunque la defensa sea un derecho reconocido a todos los seres humanos, cualquier abogado, incluso del turno de oficio, puede negarse, pro razones éticas, a defender a un asesino de niños”, aclaró.
Después de proclamar convencido la inocencia de su cliente en todos los medios de comunicación, desconocemos por el momento, y a la vista de las nuevas pruebas obtenidas, hasta dónde puede llegar el cinismo y la desfachatez del letrado Sánchez Puerta. ¿Dirá también que las conclusiones de los científicos sobre los huesos de la hoguera son dudosas o están cogidas con alfileres, tal como se refirió al auto judicial de imputación de su cliente? ¿Se atreverá a seguir insistiendo en la inocencia de Bretón a cambio de unas monedas y unos minutos de gloria ante las cámaras de televisión? Mi deseo personal, señor Puerta, es que se le atragante todo lo que compre con el dinero que ha cobrado del asesino (perdón, presunto asesino). Me consuela saber que, diga lo que diga en el juicio, habrá un jurado formado por ciudadanos de a pie que no le creerán. Un jurado de quien la sociedad espera que se ponga en la piel de Ruth Ortiz, la madre que no podrá ver crecer a sus hijos, y condene al padre con la máxima pena posible.
RoCastrillo