El asenso al poder del teniente coronel Hugo Chávez Frías en el año 1998, representó un acontecimiento de gran impacto en la historia sociopolítica de Venezuela, pues con él se pondría punto final al modelo democrático de representación y se iniciaría un modelo denominado en términos conceptuales participativo y protagónico. Fueron muchas las expectativas que se levantaron alrededor de este histriónico y carismático nuevo personaje de la vida política venezolana, pues logró capitalizar el descontento de la sociedad hacia el sistema de partidos, el cual, era el sostén del modelo representativo. No obstante, también muchos los temores que despertaron su talante personalista y autoritario, ya que su entrada en la escena política estuvo marcada por dos golpes de Estado.
El inicio de la llamada revolución bolivariana liderada por Hugo Chávez, iniciaría con una controversial convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que se encargaría de redactar la nueva carta magna. El 15 de diciembre de 1999, se aprobó a través de un referéndum la nueva constitución, la cual, entró en vigencia a partir de su publicación en gaceta oficial el 30 de diciembre de ese mismo año.
Sin embargo, contraviniendo lo que establecía la recientemente aprobada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Asamblea Constituyente decide a partir del 22 de diciembre de 1999, designar a través de una serie de Decretos al nuevo Fiscal General, Contralor y Defensor del Pueblo. De igual manera a los integrantes del Tribunal Supremo de Justicia y finaliza con el llamado Decreto del Régimen de Transición de los Poderes Públicos. Eliminando definitivamente al Congreso y a las Asambleas Legislativas de los Estados, mientras que los Alcaldes y los Consejos Municipales continuaron funcionando transitoriamente bajo la autoridad de la Asamblea Constituyente o de una Comisión Legislativa que estaría funcionando hasta la realización de unas nuevas elecciones.
A partir de esta transgresión a la nueva constitución de la república por parte de quienes la promovieron, quedaría en evidencia el talante autoritario del sistema empezaba a implementarse en el país. El poder sin límites o “autoritarismo competitivo” es el modelo que empieza a prefigurar en desde los inicios de la revolución, prueba de ellos son los sucesivos poderes habilitantes otorgados al presidente durante sus años en el poder para emitir Decretos con fuerza de Ley. Cabe destacar que a diferencia de las habilitaciones hechas por el Congreso de la República en años anteriores, (Pérez I, Lusínchi, Pérez II y Caldera II) estas estaban limitadas solamente al ámbito económico y financiero, tal como lo establecía la Constitución del año 1.961. En cambio, los poderes habilitantes otorgados a Hugo Chávez cubrían lo económico, lo financiero, lo social, los servicios, el transporte, la infraestructura, la seguridad social, la seguridad jurídica y ciudadana, la ciencia y la tecnología así como la organización y funcionamiento del Estado.
Es evidente la progresiva concentración de poder de la revolución en la figura de Hugo Chávez, poder que no se limitaría al control por parte del Ejecutivo de los demás poderes del Estado sino que este se expandiría de forma acelerada a los ámbitos de la sociedad civil. Este fenómeno consistió en remover cualquier forma de organización social que no los asimile o prescindir de cualquier individuo que no comparta la supuesta superioridad ética de la “Revolución”. La exclusión a la que la sociedad civil fue sometida desde la llegada al poder de Chávez radicalizó la polarización política y social en el país, la cual, se ha manifestado de formas violentas desde al año 2002, que se ha agravado de forma significativa desde el último lustro con su heredero político Nicolás Maduro.
Este desmontaje de la sociedad civil y su posterior sustitución se evidenció de forma clara cuando el Presidente Chávez designó a la Fuerzas Armadas como ejecutores de su programa de gobierno denominado «Plan Bolívar», ya que a su criterio, las instituciones ordinarias y la administración pública estaban penetras por ciudadanos que pertenecían organización políticas heterogéneas y son los militares los únicos que le generaban confianza y poseían cobertura organizativa a lo largo del territorio nacional. Lo que en realidad empieza a desarrollarse en Venezuela desde el año 1999 es un paulatino y rápido crecimiento de la militarización del gobierno y de la inserción en toda la estructura de poder del estado de cuadros militares.
La militarización del gobierno y las instituciones públicas significó la destrucción de las mismas, ya que estas deben ser manejas por civiles de manera democrática, es decir, deben funcionar través del consenso, la concertación y dar respuesta a las necesidades de todos los ciudadanos sin discriminación alguna. En cambio, comenzaron a implementarse en su seno costumbres y normas propias de la vida militar como son las cadenas de mando, acatamiento, ausencia de deliberación, obediencia y jerarquía e imponiendo estas mismas formas de relación a todos las personas sin importar su ambiente cultural, social, económico y político.
Este neo autoritarismo militarista comenzó a operar con más fuerza a medida que fue concentrando poder económico e influencia internacional producto de la renta petrolera, penetrando absolutamente todos los aspectos de la vida en sociedad:
En lo social y político, dándole cabida a las opiniones solo de organizaciones comunitarias, gremios profesionales, sindicatos, grupos culturales, gremios estudiantiles y demás formas de asociaciones civiles que siguen los lineamientos emanados de la cúpula oficialista. Además de criminalizar y perseguir a la disidencia se han creando “protectorados” ilegales con presupuestos sin ningún tipo de control ahí donde sus candidatos no pudieron posicionarse electoralmente o promoviendo un estado comunal en detrimento de la municipalidad así como creando milicias y grupos paramilitares que actúan con total impunidad y que sustituyen a las instituciones militares y policiales en sus funciones de órganos para el ejercicio legítimo de la violencia.
En lo económico, interviniendo y expropiando empresas productivas e instituciones financieras, aseguradoras y cadenas de distribución de productos, con lo que se daría marcha a la destrucción de la economía nacional, que, aunada con la morbosa corrupción, degeneró en esta compleja emergencia humanitaria por la cual atraviesa actualmente el país.
El asenso de Chávez al poder significó una involución para la democracia venezolana, a pesar de haber conquistado el poder por vías democráticas, la democracia liberal no era compatible con el proyecto socialista que años después de asumir la presidencia encabezaría, sin embargo, convivió con esta hasta donde su autoritarismo personalista lo permitió. Hoy vemos como sus herederos políticos han secuestrado al Estado en su totalidad y han intensificado hasta el límite sistema de dominación y control social, tratando de consolidar a sangre y fuego una autocracia que ha sumergido al país en la peor crisis de su historia republicana.