Martes 29 de enero, 19:45 horas. Teatro Filarmónica, Sociedad Filarmónica de Oviedo, Año 107, Concierto 2 del año 2013 (1.884 de la Sociedad). Dúo Adolfo Gutiérrez Arenas (chelo), Judith Jáuregui (piano). Obras de Beethoven, Schumann, Bloch y Brahms.
Duelo de titanes eran las primeras palabras en mi twitter© al finalizar la primera parte donde Beethoven y su Sonata Op. 102 nº 1 abrían la velada y Bach dejaba su sitio al Adagio y Allegro Op. 70 de Schumann. Un poco más reposado desde el móvil titulaba "Solistas en dúo" alabando un encuentro de dos artistas que tienen química por separado, tanto el asturiano nacido en Munich con genética musical en sus venas, como la joven e internacional donostiarra, y que juntos suman uno en el siempre difícil mundo de la música de cámara donde además de conjugarlo con carreras en solitario o con orquesta, grabaciones más la agitada vida de estos artistas, poder reencontrarse en un programa como el ofrecido en la Filarmónica carbayona es siempre un placer.
La sonata de Beethoven resultó poderosa y cálida en ese lenguaje propio del alemán que encontró en el dúo reflejo estilístico y pasional. Por su parte el Schumann camerístico resume a la perfección sus obras sinfónicas que ambos intérpretes dominan y conocen, haciendo confluir ambas visiones en este dúo impagable por la versión ofrecida, romántica pero contenida, musicalidad a flor de piel y emoción en los dos movimientos.
Para la segunda parte una auténtica joya de engarce preciosista From Jewish Life (Bloch) que vuelve a recordar la humanidad del cello en su registro, capaz de remover la fibra sensible de todos por su cercanía a la voz, orando (Prayer), suplicando (Supplication) y cantando (Jewish song) con el subrayado delicado del piano y donde toda la tradición judía se hizo música en esta hermosísima partitura.
El cierre nada menos que la dura y siempre única Sonata Op. 38 (Brahms), exigente para ambos intérpretes capaces de diabluras técnicas sin perder una musicalidad innata en ambos, entendimiento hasta en las emociones de los tres tiempos, un Allegro no troppo bien trazado, Allegro quasi menuetto en diálogos sin palabras y ese Allegro final apoteósico cual espectáculo de fuegos artificiales.
Si la chispa encendió pasiones, el arreglo de la Meditation de la ópera "Thaïs" (Massenet) pondría el sosiego y remanso de un concierto donde este nuevo encuentro Judith - Adolfo colmó las espectativas de todos. Que este nuevo maridaje musical se mantenga muchos años ya que las carreras de ambos con sus respectivos instrumentos seguirán dándonos todavía más alegrías.