Dos días después de la descomunal bofetada electoral, algunos continúan en la más absoluta inopia. Todos los dirigentes del PSOE de Andalucía insisten de manera machacona en que la catástrofe de los resultados en las municipales del pasado domingo se debe a la “desesperanza ante la crisis”, especialmente en Sevilla, y eluden de manera sistemática hacer el mínimo ejercicio de autocrítica. Incluso se ha reunido hoy el ejecutivo andaluz para llegar a la misma conclusión y cerrar filas. Es lo que se conoce como escurrir el bulto o, en palabras de García Márquez, confundir el culo con las témporas.
Un exponente claro de lo que ha sido esta campaña para los socialistas sucedió en el mitin que Juan Espadas protagonizó junto a la ministra de Defensa, Carmen Chacón, en el sevillano y populoso barrio de Alcosa.
Allí, ante la protesta algo más elevada de tono que lo habitual protagonizada por la indignación de los eventuales de Tussam tras llevar 45 días acampados en Plaza Nueva, el candidato a la alcaldía, algo crispado y acorralado por la impotencia, les prometió a voz en cuello desde el atril solucionar de una vez por todas su problema “el día 23 de mayo, cuando podamos”. Los eventuales no le creyeron, a pesar de que sabían mejor que nadie que no era por falta de voluntad de Espadas.
Agazapado entre el público, Fran Fernández, delegado de Movilidad y a la sazón presidente de Tussam, escuchaba impasible el discurso de su compañero con gesto serio. “Cuando podamos” gritó Espadas al auditorio un tanto molesto por la continuidad de la sonora protesta.
Sin embargo era Fran Fernández el encargado de hacer cumplir la moción aprobada por unanimidad en el pleno de octubre y se negó sistemáticamente a ello. Que se sepa, a día de hoy Fernández sigue siendo militante socialista de pro y, se supone, que uno de los más interesados en facilitar la victoria a su compañero de partido. Pero su actitud, y su tozudez en algunos casos con el problema de los eventuales, entre otros muchos acaecidos en la empresa pública de transportes, más que un empujón fue una zancadilla mortal. Ese cuando podamos no lo entendió nadie.
Ayer, a Zoido, en calidad ya de alcalde electo, le ha bastado un día para infundir esperanzas a un colectivo al borde de la desilusión y conseguir que comience a moverse el cotarro. Hasta tal punto que la empresa está pidiendo gente para echar horas extras y cambiar a toda prisa los neumáticos de los treinta vehículos inmovilizados desde el pasado verano en el patio, y que iban a ser donados sospechosamente a países latinoamericanos, para que puedan pasar la ITV y volver al servicio activo.
Lo mismo podría extenderse a cualquiera de esos cientos de vecinos que se han quedado sin los aparcamientos prometidos después de haber pagado mil euros de fianza que todavía no les han devuelto. Muchos de ellos en el distrito de Nervión-San Pablo, donde estaban proyectados tres de ellos, y que los socialistas han perdido a pesar de ser uno de sus caladeros de votos tradicionales.
Lo explicaba gráficamente el otro día un viejo militante de la agrupación Macarena: “Es que hace más de tres años que no se pasea un concejal por el barrio”. Y, que se sepa, para patearse las calles donde habitan tus votantes no supone ningún impedimento la crisis económica. Es más, es incluso hasta recomendable.
Sin embargo la plana mayor socialista se agarra al sillón como clavo ardiendo, intentando eludir el ya famoso efecto colateral de las derrotas del quítate tú para ponerme yo.
Cualquier cosa menos un debate interno serio y responsable, que rearme ideológicamente al partido y lo refunde con una propuesta creíble y transformadora, que es lo que la sociedad está demandando. Nada en el camino de recuperar la ilusión del electorado perdido que ha optado por el Partido Popular ante la manifiesta incapacidad de quienes han gestionado la ciudad de manera tan errónea en los últimos tiempos.
Algo que, como se podrá comprobar con extraordinaria facilidad, tiene una estrecha y directa relación con la crisis económica que nos sacude. Y Caperucita fue al río a pescar ranas azules.