El Mundo ataca de nuevo y lo hace con la afilada pluma de Carmen Machado, que nos deleitaba hace algo más de un año con su nefasto interrogante ¿Madre o vaca? Ahora la periodista se introduce en el apasionante mundo de las "Ecomadres" (página 26 y siguientes) a las que pretende poner bajo el microscopio y analizar desde un punto de vista "imparcial", aunque leyendo el artículo a mi me deja el regustillo de que lo que subyace es la siguiente idea: "segurían siendo las hippies naturistas con pelos en los sobacos que quieren parir en los árboles si no fuera porque ahora también lo hacen las famosas y solo por eso lo llamamos moda en lugar de locura".
Desde luego, como bien dice Ileana Medina, autora del blog Tenemos Tetas, lo importante es que se hable del tema, del parto natural, de la necesidad de la mujer de conectar con su propio cuerpo y sentirse poderosa, porque eso significa que cada día es un tema más candente y, por ende, más normal... Pero a mi es que me llama tremendamente la atención que se confunda el ecologismo con la reivindicación del respeto por el cuerpo femenino durante el parto, uno de los momentos de mayor indefensión de toda la vida sexual de la mujer.
Querer parir en un entorno en el que tus deseos son respetados, en el que se te informa de cada actuación, en el que no se actúa por protocolo sino que se analiza la situación en cada momento y se actúa en consecuencia, siempre con el consentimiento de la madre, en un ambiente de relajación y acompañamiento en lugar de prisas y tensión... Para mi todo eso no es ecología, sino respeto...Respeto por el cuerpo de la mujer, pero también por los ritmos que impone el bebé que está por nacer.
Desde luego, el afán del artículo por meter a las mujeres en un saco, por poner etiquetas es, cuanto menos, sorprendente.
Solo para algunos bolsillos
Con esta curiosa frase encabezan una de las secciones del reportaje, en un tono que viene a decir que bueno, que sí, que esto del parto natural y la ecología es un caprichito de las famosas que no está al alcance de cualquiera... Se olvidan de comparar gastos, por supuesto, y acuden a una opinión nada cualificada para corroborar tal afirmación, la de la dueña de una "tienda madrileña especializada en libros y productos relacionados con la salud natural".
En este apartado, señalan que el parto en casa cuesta unos 2.000 euros, pero se olvidan de detallar lo que cuesta un parto hospitalario, con toda la movilización de infraestructura y de personal que supone. Un parto hospitalario que ya estamos pagando con nuestras cuotas de autónomos, con el dinero que las empresas pagan a la seguridad social y con el que nos descuentan de la nómina.... Las que paren por la privada lo están pagando igualmente (aunque a plazos)... El problema con el parto en casa es que tenemos que pagar por duplicado: por las infraestructuras hospitalarias que no vamos a utilizar y por el parto en casa, un derecho no reconocido por la seguridad social (ni por muchos seguros privados).
Pero si tuviéramos que poner en una balanza lo que cuesta un parto en casa y un parto hospitalario, ni que decir tiene que el parto en casa es mucho más barato.
Nivel cultural
En segundo lugar, se da a entender que los productos ecológicos son algo que solo se pueden permitir las familias de clara alta y con un nivel cultural elevado, cuando quizá la correlación debería ser al revés: quizás es que son las madres con un nivel cultural más elevado las que más se informan sobre el parto, sobre los alimentos, sobre los productos que consumen y por eso toman la decisión de asumir el control de su cuerpo, de lo que comen y de lo que consumen, en lugar de dejarlo en manos de terceras personas.
Desde luego, el ámbito que yo más domino es el de la lactancia y en este la correlación es clara: son las madres con un mayor nivel socio-cultural las que más amamantan y lo hacen durante más tiempo. Precisamente porque son conscientes de las ventajas y beneficios de la lactancia materna, porque saben que se puede trabajar y amamantar perfectamente y porque disfrutan con sus lactancias. No porque tengan mayor poder adquisitivo, porque no hay nada más barato y gratuito que la lactancia materna.
Por otro lado, la lista de precios que han buscado para hacer la comparación tampoco es de las más afortunadas... Vamos que me ponen la lista de la compra del Mercadona y me la comparan con la de la tienda pija de alimentos ecológicos... Y digo pija porque yo he comprado varios de los alimentos que ahí se describen bastante más baratos, como por ejemplo el aceite de oliva virgen extra ecológico por poco más de cuatro euros el litro o la leche de producción ecológica de la marca blanca de un hipermercado por menos de un euro el litro... Que digo yo que si van a hacer la comparación así, por lo menos que en lugar de elegir los precios del Mercadona pongan los de Hipercor o los supermercados Sánchez Romero, que entonces sí que estaría la cosa más igualada.
¿Madres o familias?
Y es que, por otro lado, el consumo ecológico no es solo una cosa de madres... que me da la sensación de que querían hablar del parto en casa, pero como el tema no le debía cuadrar al jefe de redacción lo plantearon como ecomadres, metieron cuatro tonterías más y salió adelante. Por lo menos, en mi entorno y en mi familia, la preocupación por cuidar cada día más lo que comemos en una cuestión de hombres y de mujeres, de personas, vaya, no de madres o padres.
Igual me vale con la educación. Igual porque no es solo una cosa de madres, sino de familias, e igual porque la comparación económica me parece de risa. Yo he llevado a mi hijo a una guardería privada y he tenido que acoquinar todos los meses 400 euros (con beca), más libros y uniforme a principio de curso, y todo eso por el privilegio de tener a mi hijo atendido por un adulto cuya atención compartía con otros 15 niños de su misma edad... ¡¿Y a Carmen Machado le parece caro pagar 500 euros por una madre de día?! Si por 400 euros pago 1/16 de atención de un adulto durante ocho horas más comidas recalentadas de cátering y por 500 euros pago 1/4 de atención de un adulto y comida ecológica ¿realmente podemos decir que es caro o algo que no nos podemos permitir? Porque a mí lo que me parece tremendamente barato es la madre de día.
¿Expertos reales?
Tampoco me ha gustado la selección de los expertos. Sobre todo las voces que hablan por la mujer, porque las únicas voces de madres son las de las "famosas" ecomadres (lo dicho, como si fuera un caprichito de excéntricas y no una reivindicación de mujeres reales) y la de Asunción Bernárdez, profesora de Teoría de la Información y coordinadora en el máster de Estudios Feministas de la Universidad Complutense de Madrid". Sobre todo, en este último caso porque reitera la falsa percepción de la necesidad de dinero para asumir este tipo de actitudes (parto respetado, consumo responsable) y por otro porque afirma "esa fe de que con prácticas individuales cambiaremos el mundo es algo ingenua"... "Salvo el planeta en la medida en que tengo unos políticos que reivindican un entorno saludable".
Y la verdad es que no sé por dónde coger este tipo de afirmaciones. En primer lugar, porque la política de atención al parto del Ministerio de Salud lleva años estando por delante de las prácticas reales de los hospitales. Es decir, los políticos defienden un parto respetado, pero la mayoría de los ginecólogos se lo pasan por el forro y siguen con su inercia porque ellos "saben más", dejando a las usuarias de la sanidad con la única opción de la rebeldía individual del parto en casa... Así que, ya me dirás, justo al revés.
Y lo segundo por el cinismo que supone su afirmación de que las prácticas individuales no pueden cambiar el mundo, porque es una defensa perversa del sistema establecido... Como no podemos hacer nada individualmente, es mejor dejarnos llevar por la masa e ir a votar cada cuatro años, pero a las opciones mayoritarias, que lo minoritario ya sabemos que no sirve para nada... Lo siento, pero yo, personalmente, me niego a asumir ese cinismo y la indefensión en la que deja a los individuos ese tipo de concepciones. Ghandi era una persona sola y logró cambiar todo un sistema con sus actitudes individuales, lo mismo pasó con el apartheid en Sudáfrica (una suma de rebeldías personales) o con la segregación de los negros en Estados Unidos. De hecho, soy una ferviente defensora de la idea que expresa Margaret Mead en la siguiente frase:
No dudéis jamás de la capacidad de tan sólo un grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos para cambiar el mundo. De hecho, siempre ha sido así.