La NASA busca reunir el próximo grupo de astronautas y para ello se hará una selección entre miles de aspirantes. Solo algunos podrán caminar por la luna o ser los primeros en pisar Marte. La breve convocatoria realizada en marzo reunió a 12.040 aspirantes que esperan formar parte de la próxima clase de astronautas de la agencia espacial.
Anne Roemer, encargada de la selección de astronautas de la NASA, comentó en una entrevista a National Geographic cómo la NASA elige a sus astronautas. Para el proceso actual existe una primera ronda de entrevistas, que se había programado para fines de septiembre o principios de octubre, se postergó para marzo del año que viene debido a la pandemia. A pesar de eso, Roemer dice que “ahora tendremos más tiempo para examinar las solicitudes”.
Pero incluso si no hubiese pandemia, el elegir a un equipo profesional de viajeros espaciales de la NASA no es un proceso sencillo. Los astronautas deben ser disciplinados pero flexibles, aventureros pero conscientes en términos de seguridad, capaces de ser líderes y de seguir al líder. Tienen que tener ese “no sé qué” que los convierte en los indicados.
El proceso de seleccionar a los mejores candidatos, Roemer y un equipo de astronautas vigentes se encuentran analizando las postulaciones de miles de aspirantes para escoger apenas unos doce candidatos aproximadamente. Estos reunirán las características y experiencia necesarias para conformar el grupo selecto más exclusivo de la Tierra. Y alguno de ellos, incluso, podría convertirse en el primer ser humano en caminar sobre Marte.
¿Cuántas personas conformarán la próxima selección de astronautas?
Anne Roemer (A.R.) Siempre hay que manejar un margen de error por las dudas de que haya bajas: por ejemplo, si alguna persona no está operativa, se jubiló, no desea volver a viajar al espacio, etc. Diría que partimos de una base aproximada de ocho a 12, y cuando nos cuesta mucho reducir el número, los seleccionados suelen llegar a 12.
¿Cómo es el proceso de selección?
A.R. Comenzamos revisando las solicitudes escritas, esa es nuestra primera aproximación al aspirante. Luego, a medida que vamos reduciendo el número, analizamos algunas referencias. Finalmente, convocamos a unos 120 a la primera ronda de entrevistas. Hacemos un análisis de habilidades y algunos exámenes médicos básicos, y luego convocamos entre 40 y 60 personas a la segunda ronda de entrevistas.
Durante la segunda ronda, se quedan con nosotros aproximadamente una semana. Hacemos algunas pruebas de reacción en equipo, pruebas de rendimiento individual y varias tareas para evaluar si poseen las habilidades necesarias para ser un buen astronauta.
Esta vez, los criterios de elegibilidad fueron diferentes. ¿Qué cambió y por qué?
A.R. En el último ciclo de selección, recibimos más de 18.000 solicitudes. Este año, exigimos un título de maestría. Siempre dijimos que preferíamos que tuvieran una maestría, pero esta vez simplemente lo explicitamos, porque si repasamos nuestros últimos grupos, en verdad no seleccionamos a nadie que tuviera solo un título de grado.
¿Qué es lo que más se valora a la hora de analizar las 12.000 solicitudes?
A.R. Solemos centrarnos en la experiencia operativa en situaciones en las que uno debe tomar decisiones en tiempo real en un entorno de estrés muy elevado. No todo el mundo tiene experiencia operativa en su trabajo diario, pero puede ganarse de diferentes maneras. Por ejemplo, muchas personas se van a la Antártida o realizan rescates en la naturaleza. Otros optan por obtener una licencia de piloto privado. La experiencia de trabajo en equipo y liderazgo también es importante.
Y honestamente, cuando lees tantos currículums, a veces, te llaman la atención las cosas más originales. Les pedimos a los aspirantes que nos cuenten acerca de sus pasatiempos e intereses, y nos enteramos de que muchos han hecho actividades extremas como correr 25 maratones o bucear por lugares asombrosos.
¿Cuáles son los pasatiempos más increíbles que has leído?
A.R. Muchos realizan actividades deportivas de alto riesgo. A otros, más allá de ser personas de las ciencias exactas, les interesan las actividades artísticas.
He visto un poco de todo. Pero uno de los currículums más originales fue una solicitud que parecía más un ejercicio de escritura creativa. Y se trataba de graduados de Hogwarts. Su primer trabajo fue en SNASA, o NASA secreta.
¿Qué rasgos de la personalidad se valoran más?
A.R. Las habilidades interpersonales son clave: el trabajo en equipo, la lealtad, el liderazgo, las habilidades comunicativas. No solo en situaciones ideales, sino ¿cómo es el trato con otras personas en situaciones de mucho estrés? Nos enfocamos en todo eso realmente. Para los astronautas que han viajado al espacio y más tarde pasan a formar parte del comité de selección, la pregunta se reduce a: ¿Me gustaría volar con esta persona?
Si hablamos de expediciones a la luna y nuestro objetivo de llegar a Marte, estamos hablando de misiones largas. Así que, creo que la idea es pensar: si estuviera encerrado en una lata con esta persona, ¿me sentiría a salvo, es decir, me sentiría en buenas manos, y podría llevarme bien con esta persona y tener una relación amena?
¿Qué características tienen las personas que están mejor preparadas para misiones largas?
A.R. Creo que, en términos generales, hay que demostrar mucho entusiasmo. La mayoría tiene una gran experiencia en entornos extremos, y trabaja bien en equipo, pero también pueden sobrevivir y desempeñarse como individuos, si es necesario. Creo que deben reunir un poco de todo.
Hay momentos, como en una situación de emergencia, en los que debes ser el que está a cargo, y el que da las órdenes y exige respeto. En otras ocasiones, debes cumplir las órdenes que envía el control de la misión. Se trata de saber cómo regular todas tus habilidades, y tal vez incluso tu personalidad, para poder estar preparado y ser útil en todo momento.
El equipo que reúne a los enviados a misiones, ¿te informa si hay huecos específicos que están necesitando llenar cuando eliges el próximo grupo?
A.R. Sí, a veces sí. Un ejemplo son los pilotos. Aunque no estemos volando en el transbordador, los astronautas dependen en gran medida del jet T-38 como vehículo de capacitación. Así que todavía estamos esperando tener varios pilotos astronautas que puedan volar con otros miembros de la tripulación.
¿Puede ocurrir que alguna vez necesiten a alguien con experiencia en alguna ciencia o ingeniería especifica?
A.R. Si hacemos misiones planetarias o de superficie, puede ser. En la era de Apolo, sabían que se necesitaba de un tipo de geólogo particular para estudiar la superficie de la luna. Así que, sí, es algo que puede ocurrir.
Dada la gran variedad de naves espaciales que hoy los astronautas tienen a disposición, ¿esto implica una selección diferente que si todos volaran el mismo tipo de vehículo?
A.R. No, la verdad es que no. Desde el punto de vista de la selección, se han flexibilizado las condiciones de antropometría. Si siguiéramos usando únicamente la Soyuz [la cápsula espacial de Rusia], habría restricciones estrictas en cuanto a la altura y peso del astronauta, como la medida desde la cadera hasta la rodilla. Si es demasiado alto, podría correr el riesgo de presionar sin querer los botones equivocados. Así que, volver a tener varios vehículos, en verdad, ha facilitado las cosas en cuanto a las exigencias de altura y tamaño.
Ni siquiera había pensado en eso.
A.R. Sí, la Soyuz quizá sea la que impone más restricciones, ¿verdad? No sé si has visto cómo es por dentro… yo no me metería allí ni por un millón de dólares.
¿Te subirías a una cápsula Dragon de SpaceX, ahora que llevan tripulación a bordo?
A.R. Comparada con la Soyuz, parece muy espaciosa. Soy un poco claustrofóbica, así que prefiero estar en la tierra y poder abrir la ventana y salir a tomar aire cada vez que quiera. Soy feliz en la tierra.
Cuando piensas en estos nuevos aspirantes, ¿los imaginas como potenciales primeros humanos en Marte? ¿O esas personas ya están en el cuerpo de astronautas?
A.R. Las dos cosas. Si pensamos en regresar a la luna para 2024, eso lo haría alguien que ya está aquí. Pero creo que todos esperamos que alguien de la última clase, o de la siguiente, sea la primera persona que pise Marte.