Según el investigador Douglas Kalman, hay mucha investigación en el campo de la neurociencia nutricional que respalda las afirmaciones sobre estructura y función. De hecho, existe una amplia red de investigaciones que coinciden en cómo la nutrición puede mejorar los resultados relacionados con la función cognitiva, el estado de ánimo y la salud mental. Cómo apoyar la función cognitiva Un estudio liderado por Douglas Kalman, profesor clínico asociado en Nova Southeastern University, analizó la amplitud y el alcance de los hallazgos clave tanto sobre los macronutrientes como sobre una variedad de vitaminas y minerales. Kalman ha subrayado que “la neurociencia nutricional es una disciplina que se centra en el impacto que los componentes de la dieta tienen en la neuroquímica y la neurobiología, y en cómo pueden moldear la memoria”. Además, según el experto, respecto al gasto energético en reposo, se necesitan entre el 20-25% de las calorías solo para el cerebro. El equipo del profesor Kalman se encuentra inmerso en la investigación de las conexiones fisiológicas y metabólicas muy fuertes, algo que según él no se ha tenido especialmente en cuenta hasta hace poco. La importancia de una dieta saludable En los países occidentales hay mucho margen de mejora a la hora de comer para lograr una función cerebral óptima. En este caso entran en escena algunos tipos de carbohidratos, proteínas y grasas que se encuentran habitualmente en la dieta occidental. De hecho, cada vez hay más evidencia de que la ingesta excesiva de carbohidratos simples a largo plazo conduce a un mayor riesgo de deterioro cognitivo y Alzheimer, tal y como señalan en una revisión del año 2018. No obstante, seguir una dieta que cuenta con el tipo correcto de carbohidratos puede ser más beneficioso para la función cognitiva que una dieta baja en carbohidratos. Estos también pueden intervenir positivamente en el estado de ánimo, pero hay que prestar especial atención al tipo de ingredientes que se incluyen en nuestras rutinas. De todos modos, Kalman subraya que “no existen los carbohidratos esenciales, por lo que no morirás sin ellos, aunque probablemente estarás de peor humor”. En un estudio realizado con 106 personas con obesidad a quienes se les recetó una dieta baja en grasas o en carbohidratos para perder peso, las reducciones de peso fueron comparables entre los dos grupos. Sin embargo, las personas que siguieron la dieta baja en carbohidratos se sintieron “miserables”, con un estado de ánimo negativo. Macronutrientes para un estado de ánimo saludable “La proteína es posiblemente el macronutriente más importante para una función cognitiva óptima”, ha destacado Kalman. Los nueve aminoácidos esenciales y los once no esenciales desempeñan funciones fundamentales en la síntesis de neurotransmisores. Además de que los aminoácidos GABA, ácido glutámico, ácido aspártico y glicina son neurotransmisores directos, los aminoácidos modificados participan en la transmisión sináptica de noradrenalina, adrenalina, dopamina, serotonina e histamina. Por ello, algunos suplementos para el apoyo de la función cognitiva en condiciones normales incluyen aminoácidos. Sus mecanismos de acción pueden ser beneficiosos para mejorar el estado de ánimo, entre otras ventajas de tomar suplementos aminoácidos. Es más, la investigación sobre los efectos posteriores de estos mecanismos cada vez es más importante. Sin ir más lejos, Kalman habla acerca de un estudio reciente que proporcionó evidencia de que una dieta rica en proteínas, definida como 1,5 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal, mejoraba la calidad del sueño y los marcadores de función cognitiva en dos estudios clínicos. Además, los tipos de lípidos y sus proporciones en la dieta podrían tener un papel decisivo en la salud neurológica, según las declaraciones de Kalman. Los micronutrientes y el sistema nervioso Nos vamos a centrar en la interacción entre los micronutrientes y la estructura y función de los sistemas nerviosos central y periférico. Por ejemplo, la biotina se comercializa principalmente para obtener beneficios para el cabello y las uñas, quedando en segundo lugar su acción beneficiosa para el buen funcionamiento del sistema cognitivo. Las neuronas y las células gliales necesitan la biotina para metabolizar la energía. En este sentido, la tiamina, la riboflavina, la niacina, el ácido pantoténico, el ácido lipoico, el magnesio, el hierro y el manganeso también están directamente relacionados con el metabolismo de la glucosa en el cerebro. A rasgos generales, la síntesis de neurotransmisores requiere de la suma de tiamina, riboflavina, niacina, vitaminas B6, B12 y C, zinc, folato y colina; y las vitaminas B, folato y B12, se utilizan para preservar la integridad de la vaina de mielina que recubre las neuronas. En cambio, Kalman afirma que, de cara al desarrollo neurocognitivo, “se le da muy poca importancia al hierro”. Más de 50 estudios demuestran que la deficiencia de hierro que se produce en el útero y hasta los 24 meses de edad provoca anomalías de conducta, anomalías electrofisiológicas y retrasos cognitivos que persisten hasta los 19 y 23 años, ha señalado el profesor clínico. Una nutrición beneficiosa para el sistema cognitivo La salud intestinal está ligada a la función cognitiva a través del eje intestino-cerebro. Antes de explorar ingredientes como pre, pro y posbióticos, muchas personas pueden tomar medidas más simples para mejorar la forma en que su tracto gastrointestinal absorbe los nutrientes. Kalman ha decidido centrarse en el control de los niveles de inflamación intestinal mediante una dieta variada. “Cuanto más colorido sea tu plato, más variedad de fitoquímicos obtendrás”, apunta el profesor, así como muchos otros expertos en la materia. Además, añade que “debemos consumir entre 25 y 30 gramos de fibra, y las personas a menudo consumen menos de la mitad de esa cantidad, por lo que antes de entrar en el microbioma es importante poder tolerar los cereales con salvado”. Referencias Hawkins MAW, Keirns NG, Helms Z. Carbohydrates and cognitive function. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2018 Jul;21(4):302-307. Brinkworth GD, Buckley JD, Noakes M, Clifton PM, Wilson CJ. Long-term effects of a very low-carbohydrate diet and a low-fat diet on mood and cognitive function. Arch Intern Med. 2009 Nov 9;169(20):1873-80. Zhou J, Kim JE, Armstrong CL, Chen N, Campbell WW. Higher-protein diets improve indexes of sleep in energy-restricted overweight and obese adults: results from 2 randomized controlled trials. Am J Clin Nutr. 2016 Mar;103(3):766-74.
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