Antes de nada, vamos con un poco de teoría.
Cuando entrenamos, la glucólisis (necesaria para generar energía) produce un residuo que se conoce como ácido láctico (¿te suena verdad?). Pues bien, la acumulación de este ácido hace que disminuya el Ph del músculo (lo hace más ácido), bajándolo de 7.0 a 6.4.
Esta bajada del Ph (tranquilos que ya acabo con la teoría) inhibe una enzima (fosfofructoquinasa) produciéndose la fatiga. Es ahí cuando empieza esa sensación de quemazón muscular, y ves que por mucho que quieras, el músculo ya no te responde como debiera.
Y aquí es cuando entran los beneficios del bicarbonato sódico, un potente agente alcalinizante que, tomado antes del entrenamiento, permite elevar el Ph de la sangre y músculos. De este modo partimos el entrenamiento con un Ph ligeramente elevado, evitando que éste baje demasiado durante la sesión. Esto contribuiría a mantener el ritmo inicial del entrenamiento durante un período más largo de tiempo.
El bicarbonato de sodio alcaliniza tu organismo y mejora tu rendimientoEste suplemento sería ideal para actividades de corta duración como las carreras de 400 a 1.500 m, o de 100 a 400 m metros nadando.
La dosis recomendada de bicarbonato de sodio es de 0.2 y 0.3 gramos por cada kilo de peso corporal dividió en tres o cuatro dosis, ingeridos de 60 a 90 minutos antes de tu sesión de entrenamiento.
De todos modos, como siempre que se empieza a tomar un suplemento, deberías ir adaptando la dosis paulatinamente, ya que puede provocar ligeras molestias gastrointestinales. Si es así, basta con beber abundante agua para paliar o evitar esos efectos negativos.
De todas formas, aunque nunca está de más decirlo, no se han registrado muchos casos de estos tipos de efectos secundarios.
Así que amig@s, ya sabéis, si queréis rendir a un buen ritmo durante más tiempo, el bicarbonato de sodio puede ser un buen aliado. Aunque recuerda también, que hay métodos de entrenamiento que te ayuda a manejar/tolerar el ácido láctico de manera natural.