El Cerrato es una comarca que me hechiza por sus parajes, por su gran legado artístico, además de la relevante historia de sus poblaciones, y el carácter acogedor, amable y sincero de la gente que las habita. Quiero trasmitir a los aficionados al cicloturismo mis vivencias, a través de mis recorridos, en una serie de rutas en bicicleta que pretenden poner en valor esta comarca.
Se inicia esta ruta en Palencia, en la rotonda del Pastor, en la vía de servicio de la Autovía de Magaz, en dirección a Soto de Cerrato, hasta llegar al "Muro de Gramón", conocido por este nombre por los aficionados ciclistas. El Muro es el balcón que domina los cerros, depresiones, y las poblaciones de la vega del río Pisuerga, Magaz, Reinoso, Soto, Hontoria y Tariego, en el que se encuentra el peculiar paraje, conocido como "Las Derrumbadas", en término de Hontoria, depresión teñida de un color rojizo, que contrasta con el peculiar terreno blanquecino propio del Cerrato.
Tras el descenso del Muro se toma la antigua carretera nacional, conocida como la Burgos-Portugal, que tiene como frontal a la mole de la fábrica de Cementos Porland, poco antes de llegar al Polígono de Venta de Baños, uno de los mejores de la provincia. La localidad ferroviaria, ligada al tren desde hace más de 150 años, perdió importancia como uno de los nudos ferroviarios más importantes de España. Es la tercera localidad de la provincia en número de habitantes, y un entramado de raíles dividen el pueblo, lo trocean, lo aíslan, y complican la comunicación de los vecinos.
Transitar por la localidad ferroviaria es sortear túneles y elevados pasos, que salvan las vías. El origen de la población de Venta de Baños, se encuentra en dirección a Tariego, en el edificio conocido como "La Venta", actualmente en ruinas, conserva su fachada, una pena que las raíces y orígenes de Venta de Baños, estén en el olvido.
De Venta de Baños a Tariego se divisa la antigua torre telegráfica, así como las bodegas de Tariego, excavadas en la base del cerro, hasta llegar al puente sobre el río Pisuerga, río que nace palentino, y muere pucelano, en aguas del Duero. Tariego, representa la esencia del Cerrato, territorio duro, competitivo y atractivo para el ciclista, que necesita de entrenamiento previo para sortear los valles, páramos y cerros. Tariego abre paso al viajero entre corralones, tapiales de adobe, casonas, bodegas, mesones y merenderos, que se elevan junto a la carretera, hasta alcanzar el camino de su antigua cerámica. Elevadas rampas, entre bodegas, que exigen esfuerzo al ciclista hasta que corona la cumbre, con un desnivel que alcanza el 10%. La carretera nos lleva al paraje conocido como Valdecín, pero antes de llegar a esta atalaya, descubrimos a lo lejos el Monasterio de la Trapa, el Escorial Palentino, la fábrica de chocolates, y la vega del Pisuerga, y los montes de Palencia, Villamuriel y Dueñas, en la que destaca la torre de la iglesia de la localidad botijera, y el cerro de su antiguo castillo, además de su polígono.
El largo ascenso a Valdecín está decorado por amapolas en las cunetas y los campos de cereal, se mantienen media docena de majuelos en sus laderas, hasta llegar al monte de robledales, que sorprende porque en el Cerrato abundan las encinas. Engrandece el ascenso el concierto de cigarras, sonido repetitivo de estos peculiares insectos que indica que el sol achicharra. Valdecín es duro de subir, con desniveles entre el 5 y 9%, se convierte en un cuello de botella, en un valle escoltado de cerros, en el que sobresale la zona de recreo conocida como Monte de los Propios. Sorprende el verdor del paraje, en esta época del año, hasta alcanzar el páramo, con replantaciones de pinos que dan paso a la Cañada Real Burgalesa, una de las más importantes de la España de la Trashumancia. Tras cruzar la cañada se alcanza uno de los balcones de mayor espectacularidad del Cerrato, se trata del paraje conocido como El Murallón, que muestra a Cevico de la Torre, y la altiva torre de su iglesia, además del valle y los cerros que lo limitan, donde destaca la ermita de la Virgen de Nuestra Señora del Ronte. El Murallón empuja a la bicicleta con fuerza, el descenso a Cevico es rápido, y el cicloturista puede alcanzar los 70 Kms./h., teniendo especial cuidado en la última curva, muy cerrada, y estar pendiente de la circulación. A media que te aproximas a Cevico, el silo de cereales oculta la enorme iglesia, al lado está el antiguo asilo, y la fuente abrevadero que, con el paso de los años perdió caudal.
De Cevico a Valle nos introducimos en el Cerrato Profundo, el Cerrato oculto y apenas conocido, como es la población de Valle de Cerrato. La carretera de Valle, en término de Cevico, está salpicada de cagalitas de oveja, cuanto tiempo que las ruedas de mi bicicleta no aplastaban semejante abono. Diviso y admiro la imponente subida del Murallón, y me fijo en el camino del cementerio, engalanado de árboles. Me llama la atención el cementerio y su capilla con encalado andaluz y reflejos románicos. El valle me descubre el arroyo, los campos de cereales, y las cosechadoras, al tiempo que asoma la torre de la iglesia de Valle de Cerrato, en un paraje sorprendente en el que las bodegas se cobijan en el cerro, a los pies de la iglesia, y el pueblo se distribuye a lo largo del montículo. Me recibe Valle, con algún majuelo, y su cementerio. A la entrada del pueblo, hay una interesante ermita, antiguo campo santo, y vigía del pueblo. Cruzo valle en dirección a Hontoria, y en las eras se encuentran viejos aperos de labranza en desuso. Inicio el ascenso al páramo, la escalada del Angliru de Valle, como lo llama mi amigo el comandante Rodríguez. Subo con la reductora, me cuesta subir la cuesta, pero puedo con ella y corono en el páramo. Las cagalitas de las ovejas invaden la carretera, me cruzo con el pastor, a quien saludo, y me sorprende su rebaño de ovejas, sin esquilar a comienzos de verano, esto me parece muy raro, no hay esquiladores ya en España.
Tras el páramo un nuevo y prolongado valle desciende hasta Hontoria de Cerrato, circulo entre arboledas, chopos, cipreses y encinas. Me hechiza este descenso, largo, rápido, y fantástico, que descubre el lejano CTR de Palencia, y las altas chimeneas de la fábrica de cemento, así como a la población de Hontoria, su iglesia y su torre, ocupada por cigüeñas, sus bodegas, sus cerros y laderas. Al llegar al cementerio de Hontoria, tras un rellano, se encuentra un largo ramplón de considerable desnivel, y apenas doy pedales para llegar a Hontoria, que me recibe con corrales, eras y casas viejas, y el viejo pilón y su fuente. Destaca la iglesia en el altozano y las bodegas, poco después paso debajo de la cinta transportadora de más de 3 Kms. que comunica la cantera con la fábrica de cementos. Diviso cerca el río Pisuerga formando meandros, las choperas ocultan el curso del río, mientras los cerros muestras la erosión de cientos de años. Me aproximo a Tariego, observo como la iglesia y bodegas se cobijan en los cerros, y desde la carretera descubro Venta de Baños, su polígono y el Monte de Villamuriel, y el Viejo, y el Chivo, de Palencia. Cruzo el puente de Tariego, frontera con Venta de Baños, y me dirijo a Baños de Cerrato. Entro en Baños, sabedor de que es un pueblo antiguo, contrapuesto a la juventud de Venta de Baños, y que posee una joya la Basílica Visigoda, templo cristiano más antiguo de la península, junto al de San Pedro de las Viñas, en la provincia de Burgos. Interesante es el callejeo por Baños, admirar sus calles, rinconadas y casas, antes de dirigirse a Calabazanos. Calabazanos, curioso nombre para un pueblecito del Cerrato, que tiene como principal referente al Monasterio de Santa Clara. Entro en el recinto, sabedor de que esta cita me descubre la historia de Palencia y del poeta Gómez Manrique, autor de uno de los primeros textos teatrales conocidos, y a cuya representación acudió nada menos que la reina Isabel la Católica.
Me dirijo a Villamuriel de Cerrato, entre urbanizaciones dormitorio, y en mi camino sobresale la impresionante torre de la iglesia de Santa María La Mayor, fortaleza defensiva, románica otro de los monumentos más importantes de Palencia, cruzo el mítico puente sobre el río Carrión, y continuó extasiado por la esbeltez de la torre de su iglesia, que bien merece una visita. Tomo la carreterilla a Palencia, y el nuevo Villamuriel surge a mi paso el Canal y la antigua fábrica de harinas, son los únicos vestigios del pasado, además de las viejas cuevas vivienda, convertidas en residencias, el nuevo Villamuriel sale a mi paso. La carreterilla a Palencia esta escoltada de mansiones, de antiguas granjas y fincas, los Campos de la Amistad, y los Viveros Los Enebros, creados por mi amigo Javier Novo (+) y su mujer. Es bonita la entrada a Palencia, entre fincas y pinos hasta llevar a la rotonda del milenario olivo. Poco más de 70 kilómetros me han permitido disfrutar del Cerrato, territorio con hechizo para el ciclista.
Cuaderno de anotaciones
Localidades: Palencia-Venta de Baños-Tariego de Cerrato-Cevico de la Torre-Valle de Cerrato-Hontoria-Tariego-Venta de Baños-Calabazanos-Villamuriel de Cerrato.
PALENCIA EN BICICLETA