Revista Insólito

Conocer el Cerrato en bicicleta IV

Publicado el 30 octubre 2022 por Monpalentina @FFroi

Conocer el Cerrato en bicicleta es descubrir una comarca con identidad propia dentro de nuestra provincia.

Conocer el Cerrato en bicicleta IV

El Cerrato es un territorio que me hechiza por sus parajes, por su gran legado artístico, además de la relevante historia de sus poblaciones, y el carácter acogedor, amable y sincero de la gente que las habita. Quiero trasmitir a los aficionados al cicloturismo, y a quienes no conozcan esta zona, mis vivencias en una serie de rutas en bicicleta que pretenden poner en valor esta comarca. Dedico estas Rutas a los muchos amigos ciclistas que durante muchos años transitaron conmigo por estos maravillosos parajes.

PALENCIA-SOTO-VALLE-CEVICO DE LA TORRE-ALBA-POBLACIÓN-CEVICO DE LA TORRE-TARIEGO-VENTA DE BAÑOS-CALABAZANOS-VILLAMURIEL-PALENCIA.

Se inicia esta ruta al igual que las Rutas 1, 2 y 3, en la rotonda del Pastor, en la Vía de Servicio de la Autovía de Magaz, con dirección Soto. Pedalea conmigo mi amigo El Pretor, entusiasta como yo de estas marchas cicloturistas por el Cerrato.
Tras el descenso del Muro de Gramón nos dirigimos a Soto de Cerrato, y al pasar el Canal de Villalaco se echa en falta la desaparecida Planta de Butano, convertida en un solar abandonado. Cruzamos la pasarela elevada del ferrocarril y entramos en la vega del Pisuerga por el puente nuevo, junto al puente viejo, inutilizado desde hace años por su estrechez, aún conserva su encanto, y nos recuerda las muchas veces que en bici pasamos por él. Fincas de recreo y terrenos de regadío nos aproximan a Soto de Cerrato, el depósito de agua oculta la ancha, pero poco alta torre de la iglesia. El pueblo es un vergel de manantiales, huertos, chales y ajardinados parques.

De Soto a Valle


Tras el descenso de la pasarela del AVE, observamos los cerros erosionados y aislados del monte, las Derrumbadas, la fábrica de cemento, su cantera, el torreón de Tariego, y las bodegas de Soto. Comienza el ascenso al Portillo, interesante subida, con cristales de yeso en los cortes de la ladera, plantada de pinos. Al coronar el portillo sorprende el encuentro con el valle, en el que sobresalen antiguos corrales de adobe, y próximo al monte un palomar redondo y casetas de barro, junto a un edificio de piedra y ladrillo, al que misteriosamente falta el tejado. El descenso del portillo es un placer para el ciclista, curvea las faldas de la ladera en un paraje excluido del tráfico, con buen asfalto. Solo se escucha el canto de los pájaros porque estamos en el Cerrato silencioso, oculto y olvidado en el que dos ciclistas tenemos el privilegio de dar pedales por esta apartada zona, en la que solo habita la naturaleza. Termina el valle y ascendemos al monte, en el que los agricultores roturaron las encinas a favor del cereal y girasol, poco antes del paso de los tres generadores eólicos. Aquí la carretera se transforma en un camino de cabras. Mal estado del pavimento que nos obliga a circular por el medio del asfalto, pero el atractivo paraje hace olvidar el tercermundista estado de la carretera.

El descenso del monte de Valle es aún más lamentable, bajar frenando y despacio, nos permite encontrar en una loma una vieja lápida que recuerda que el 21 de diciembre de 1934, falleció accidentalmente en este lugar un vecino de esta villa a la edad de 33 años. Tras la última curva divisamos Valle de Cerrato, que nos recibe con un viejo corral con su portonera derribada, donde se encuentran viejos útiles de labranza, y los Ojos del Cerrato nos observan desde la carretera de Baltanás. Seguimos en el Cerrato Profundo, oculto, apenas conocido. El pueblecito de Valle tiene atractivo y merece una parada, aunque solo sea para contemplar los miradores desde su atalaya. Su ermita protege con una amplia cubierta su entrada, y su iglesia está en un otero, donde se asientan las bodegas.

Conocer el Cerrato en bicicleta IV

De Valle a Cevico de la Torre


La carretera en este tramo está arreglada y desciende desde el altozano de Valle, descenso rápido en el que el asfalto se ciñe al cerro, lo curvea hasta que desaparece la altiplanicie. Encontramos un paso de ganado donde las ovejas depositan en el asfalto hierbajos y cagalitas, en su tránsito hacia los pastos. Si elevas la vista verás el balcón natural que forma la localidad de Valle. Camino de Cevico aparecen tierras de cereal, algún majuelo, alfalfas y girasoles junto al arroyo.

Conocer el Cerrato en bicicleta IV

Cevico de la Torre


Antes de llegar a Cevico, lo primero que se divisa es su cementerio. Nos adentramos en su camino de cemento, arropado por arbolitos que dan encanto a esta vereda. Sorprende la monumentalidad de la capilla, antigua ermita de finales del siglo XII, con restos románicos en ábside y portada. Un acierto parar y admirar este edificio de transición del románico al gótico, a pesar de su remodelación. Desde el cementerio se divisa Cevico, su majestuosa iglesia que domina el pueblo. En el recorrido por la población llama nuestra atención el edificio del Cuartel de la Guardia Civil, y una Casa Etnográfica, la Casa del Abuelo, interesante para ver vestigios y utensilios del pasado, desaparecidos aperos de labranza y la arquitectura popular. Un placer es también contemplar las casas blasonadas del XVII y XVIII, las calles empinadas, y las bodegas. Posee Cevico la fábrica de quesos con mayor tradición del Cerrato, Quesos Crego, el queso de oveja de los más puros de Castilla y León, y la panadería de la Virgen de Rasedo, pan cerrateño que podemos encontrar en la capital. Paramos en la fuente de Cevico, antiguo pilón y manantial, que data de 1895, construido a expensas de un benefactor del pueblo D. Pedro Monedero. Esta fuente de D. Pedro tiene una escultura de hierro fundido, curiosa pieza esculpida en Francia por un escultor galo.

De Cevico de la Torre a Alba del Cerrato


Circundamos Cevico y cruzamos el arroyo Maderao, que da paso a las eras, con aperos en desuso, cercanos gallineros, corrales, viejas tenadas, tapiales de piedra y adobe. En el camino a Alba encontramos algún majuelo, impresiona el valle, a lo lejos Vertavillo, y en el monte la Ermita de la Virgen del Rasedo. Nos espera la subida del Portillo de Alba, que por este lado es más tendida que si se sube desde Alba. El descenso es rápido, ajustado a la ladera y con una interesante panorámica de Alba, con el pueblo y su iglesia unida a las bodegas.

De Alba a Población


Llanea por el valle esta cuidada carretera provincial con vistas a los cerros aledaños, a los campos de cereal y girasol, en otros tiempos de remolacha. A medio camino asoma el campanario de la iglesia de Cubillas, y a la derecha el monte donde se cobija el Alto de los Pinos, uno de los mitos del ciclismo palentino, tanto de competición como cicloturista. Estamos en el Cerrato profundo y oculto, y divisamos Población, su ermita mozárabe, la iglesia y la torre de ladrillo del ayuntamiento, además de las bodegas apartadas del pueblo, en la falda de un cerro.

De Población a Cevico


El Alto de los Pinos nos espera tras el paso del arroyo, desniveles del 6 al 11%, que se hacen duros en las dos primeras curvas, pero que una vez que te integras en el bosquecillo de pinos, te atrae y percibes agradables perfumes resineros. Curvea la subida ganando la falda del cerro, y termina en un pequeño desfiladero abierto a las rocas del páramo. Este paraje es, para el cicloturista, una de las maravillas del Cerrato.

Los aires del páramo recuperan del esfuerzo, desaparecieron las encinas, que salpican los terrenos de pedregales, y a lo lejos un chozo de pastor. Lo que más sorprende es ver la Montaña Palentina, que, raras veces, se deja ver, en una distancia que recorre la provincia en toda su amplitud, de sur a norte. Cerca tenemos la Ermita de Ntra. Sra. del Monte o del Rasedo, poco antes del descenso vertiginoso, que se adapta a la ladera. Se embala la bicicleta, hay dos curvas cerradas en las que es necesario retener la bici, hasta que aparece Cevico. La panorámica del pueblo desde esta zona es majestuosa, inconfundible, única. Entramos en Cevico atravesando el arroyo, por una ancha calle que finaliza frente al gran jarro de vino, situado junto a las bodegas, poco después cruzamos la calle mayor porticada, con atractivo cerrateño.

Conocer el Cerrato en bicicleta IV

De Cevico a Tariego


En el tránsito al Murallón, divisamos el paraje del Aguachal y la prisión de Dueñas, y a la derecha el cementerio y su hermosa capilla. El Murallón, es un viejo conocido, muchos años subiendo y disputando su cima. Un concierto de chicharras nos anima, y emite sus sonidos en todo el ascenso. Al fin vencemos al coloso cerrateño, y nos recibe el páramo con aires que nos recuperan del esfuerzo. Nos vuelve a asombrar la visión de la Montaña Palentina, poco antes de descender el mítico Alto de Valdecín, que nos lleva con rapidez a Tariego, hay que vigilar el tráfico y controlar la bicicleta hasta la última curva. Tras esta curva se recrea la vista con la visión de Dueñas, La Trapa, Venta de Baños, Villamuriel y Palencia. En Tariego nos reciben las bodegas, y el torreón, nos embriaga el olor a lechazo asado al paso por el Mesón del Cerrato.

De Tariego a Venta de Baños, Calabazanos y Villamuriel


El puente de Tariego es frontera de ambas localidades. Nos recibe Venta de Baños con buenas fincas, chalets y urbanizaciones. Pasamos junto a su ayuntamiento, descendemos el túnel, y frente a La Venta y la Locomotora de Vapor, buscamos el paso subterráneo de peatones que nos comunica con la carretera de Palencia, frente a los desolados terrenos de la Azucarera. La carretera a Calabazanos es estrecha, con tráfico, pero la limitación de velocidad hace que se respete a los ciclistas. Desde el puente de la autovía divisamos el Monasterio de las Clarisas de Calabazanos, bello monumento con amplios tapiales en todo su recinto, escoltados por numerosas urbanizaciones camino de Villamuriel. En Villamuriel nos recibe el viejo puente sobre el Carrión, y nos llama la atención la imponente iglesia de Santa María la Mayor, a la que nos acercamos por la cuidada calle mayor que da valor al casco viejo. El Canal de Castilla, las bodegas y cuevas son otro de los atractivos de Villamuriel, repleto de urbanizaciones y chales.

De Villamuriel a Palencia


La vieja carreterilla tiene tránsito de vehículos, pero resulta atractiva. Nos acerca a Palencia, entre fincas, granjas, tierras de regadío, campos de fútbol, mientras divisamos los montes de Villamuriel y Palencia, la urbanización Los Olmillos, la vieja azucarera y el Monte el Chivo. La Casa Pequeña del monte de Palencia es visible desde cualquier punto de la carretera. Entramos en la capital, entre chalés y fincas y escoltados por pinos, antes de llegar a la rotonda decorada con el milenario olivo.

Finalizamos este duro recorrido, de unos 73 Km. que de nuevo me hizo disfrutar del Cerrato, territorio con hechizo para el ciclista.

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PALENCIA EN BICICLETA


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