Horrorizada. Estoy consternada, apabullada por tanta agresión. ¿Porqué se empeñan en defenestrar a la crianza con apego? Hasta el día de hoy luché contra prejuicios, contra gente que opinaban porque si. Hoy, con profunda tristeza, termino de leer esta nota que me llena de dolor. La comparto con ustedes.
Por suerte no todas las madres profesan esa nueva religión que tanto defienden algunas revistas femeninas sobre crianza infantil y que algunos han bautizado con el infame nombre de apeguismo. Criar con apego. Con todos los respetos, es para ponerse a temblar. No sólo supone alargar el periodo de lactancia al menos hasta los dos años, lo que en muchos casos implica dar el pecho al niño cuando ya tiene dientes de leche, sino que además supone dejarlo dormir contigo con el fin de sofocar su llanto nocturno, o cogerlo en brazos a demanda aunque la criatura ya salte y corra como una liebre. Si no cumples con la estricta entrega que supone esta religión, ¿eres una mala madre? Si no sigues ese dictado, ¿acaso descuidas el cuidado emocional del pequeño con el riesgo de que se vuelva de mayor un Hannibal Lecter en potencia?
Lo primero que hay que preguntarse es qué mujer trabajadora puede permitirse el lujo de seguir dándole el pecho a su hijo después de la baja maternal. Eso si es que tiene la suerte de que la madre Naturaleza no anticipe el destete de la mano del agotamiento físico. Segundo: si fuera bueno eso de acostumbrarlos a dormir en nuestra cama si lloran, no habría reputados pediatras especialistas en sueño que hubieran levantado todo un imperio gracias a padres angustiados e incapaces de hacer dormir solos a niños ya creciditos. Y tercero, ¿qué sentido tiene seguir llevándolos en el regazo aun cuando eso cueste que la mujer se deslome?
La única vara de medir correcta es la de cada cual. Nada de victimizaciones. Ni culpabilidades, que las madres trabajadoras ya tienen bastantes. Ni los niños nacen con un pan bajo el brazo, ni parir lleva aparejeado un manual de la buena madre. El apeguismo vendría a ser como una orgía de la motherphilia, donde lo único que importa es el niño, entronizado en la categoría de pequeño dios y al que la madre debe entregárselo todo.
Ojo con caer en los extremos, nos advierte la psicólogo Gemma Cánovas en este reportaje. Por supuesto, siempre debe prevalecer la idea de la libre elección, pero también el sentido común. Y este dicta que el niño tiene que ir ganando autonomía porque, señoras mías, el cordón umbilical se corta en el momento del parto o, como mucho, en el destete.
El niño no es una prolongación de la madre. Además, cuanto más tardemos en darnos cuenta de esto, menos juego daremos al imprescindible rol del padre
¿Se puede ser tan siniestro? Comparar a la lactancia prolongada con el canibalismo, ningunear al vínculo entre la madre e hijo, satirizar a la madre que cría con apego y llevarla al extremo de la ridiculización…
No me queda más que acotar salvo esta reflexión de Jiddu Krishnamurti que sintetiza mi pensamiento: “No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”
Si te gustó esta nota, quizás te interesen estas otras:
- Polémica portada de ‘Time’ sobre la lactancia
- Sobre la crianza con apego y otros demonios….
- ¿Porqué la Crianza con Apego no interesa? Por Miriam de Crianza y Confianza
- Para enseñar a dormir a un niño no puedes hacerle sufrir – Entrevista Rosa Jové
- No quiere dormir solo
- Reflexiones de Rosa Jové sobre el método Estivill
- Cuando el bebé llora de noche – Recopilación de varios autores por Noemí de Mimos y Teta
- La cultura del desapego
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure