Por Pablo Roura.
El pasado 19 de octubre se disputó a 34º edición del Maratón de Pekín, considerado el menos saludable el mundo.
Las autoridades locales admitieron que el aire de la ciudad estaba “seriamente contaminado”. Incluso la embajada de EEUU, que también controla la contaminación del aire, calificó la situación de “peligrosa”.
En la escala PM2.5 que mide el nº de microgramos de “materia particulada por metro cúbico , el análisis del aire de Pekín el día de la prueba fue de 344, mientras la Organización Mundial de la Salud afirma que 25 microgramos es un nivel saludable.
A pesar de las advertencias hechas por el Diario del Pueblo a través de un portavoz del partido comunista que afirmaba que el aire de la ciudad “no era adecuado para las actividades al aire libre”, unos 25.000 entusiastas del running se echaron a las calles para completar los 42 kilómetros de la prueba.
Muchos participantes usaron mascarillas y no todos fueron capaces de cruzar la meta en el Estadio Nacional de Pekín, ya que según afirmaba el Diario del Pueblo “algunos corredores tuvieron que abandonar el Maratón de Pekín 2014 debido al serio problema de polución en el aire…”
La organización puso a disposición de los corredores 140.000 esponjas para que los participantes pudieran limpiarse los residuos de la piel.
Las bromas se sucedieron en Weibo (el equivalente chino de Twitter) y algunos usuarios daban las gracias a los atletas porque “hicieron una gran contribución por la limpieza de la neblina en Pekín al respirar toda la niebla de contaminación”… “deberíamos llamarles purificadores del aire”.
“No estoy corriendo el maratón, estoy volviendo a la Guerra Mundial” escribía Luo Changping, periodista chino al ver a corredores con mascarillas militares.
El vencedor de la prueba por segundo año consecutivo fue el etiope Girmay Birhanu con un tiempo de 2h:10:42.
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