Revista Viajes

¿Conoces Random?. Un restaurante diferente en Madrid.

Por Veronica Cussi @touristear

Random. No te deja indiferente

Ultimamente me viene pasando que no sé a donde ir. No se me ocurre un sitio o un lugar original donde ir a pasar un rato agradable, cenar o tomar algo, y que además me sorprendan. Sobretodo que me sorprendan. Casi te diría que sí sé a donde ir, pero que al final es siempre lo mismo y estoy un poco cansado de "lo de siempre". Pues bien, ha sido esta semana cuando he conseguido romper esta racha.

Y me siento en la necesidad de contarlo, no sólo para compartirlo con vosotros y contaros mi experiencia, sino también para contármelo a mí mismo y así darme cuenta de que sí, que todavía es posible encontrar nuevas propuestas, que sean interesantes y que además no supongan tamaño agravio a nuestra economía personal que quedes impedido para el resto del mes. Darme cuenta, de que sólo hay que seguir buscando, vigilante, porque siempre aparece alguien con un punto de imaginación diferente, pero con una profesionalidad y saber hacer de la vieja escuela llevada a cabo por la nueva escuela que no me deja indiferente. Esta semana me fui a cenar con mi chica a RANDOM.

¿Como conocimos Random?

Nos lo recomendó una amiga, igual que yo te lo estoy recomendando a tí. RANDOM es un restaurante que está en el centro de Madrid, en la calle Caracas 21. Lleva abierto poco tiempo, unos dos meses y medio, aunque los propietarios son dos profesionales que llevan mucho tiempo en esto y en el que RANDOM ya es la tercera aventura que emprenden. Las dos primeras son Le Cocó y El Columpio, imagino que los conocerás. Ellos son Aynara Menchaca y Esteban Arnaiz.

El secreto está en los detalles

Fuimos un Domingo, a hora temprana. Cuando llegamos me llamó muchísimo la atención la decoración y el diseño del restaurante, me recordaba al glamour de los años 30, te traslada a otra época diferente. Cada detalle está cuidado y no se han dejado nada al azar -¿Random?-. Según entramos subimos por las escaleras y veo que a la izquierda de la escalera hay un luminoso de neón que dice "Anónimo Club" y unas escaleras que bajan, no puedo evitar preguntarme ¿que será?, ¿adonde conducen esas escaleras?, tengo que descubrirlo luego. Llegamos a nuestra mesa, junto a la ventana, con una colección de espejos en la pared de enfrente que me pareció original, no sé por qué estuve toda la noche mirando de soslayo los espejos, como si me quisieran decir algo con sus formas y su disposición.

El servicio, excelente, dos camareras que nos atendieron muy rápido, pero sin darte cuenta. No me gusta cuando me atienden demasiado rápido, de forma estresada. Este no era el caso. Están pendientes de todo, pero no te das cuenta. Y entretanto a nosotros nos toca enfrentarnos con la carta. Para ponérnoslo fácil, nos dejan en la mesa una selección de panecillos con mantequilla de sésamo que te hacen el rato mucho más llevadero.

La carta es sencilla, no tiene demasiados platos así que elegir no es una complicación tremenda. Tiene una buena selección de entrantes y de segundos. Nosotros nos pedimos de entrantes un tartar de pez mantequilla con camarones que estaba espectacular y una ensalada de cereales aliñada con vinagreta de polen. Te puedo decir que estaban de cine, pero lo que te recomiendo es que vayas y juzgues por tí mismo, yo te dejo las fotos que saqué para que se te vaya haciendo la boca agua.

Nos ponemos manos a la obra, pero antes, decidimos regar los primeros con una copita de Ribera de Duero. Bien servido, a la temperatura correcta. Esta noche íbamos con ganas de carne, vete a saber por qué, así que nos pedimos un secreto ibérico con salsa de higos y un lomo bajo de vacuno.

Que quieres que te diga... Sin palabras. La carne servida de forma sencilla y con pimientos asados de acompañamiento, muy bien pensado. Ya vale de tanta patata con la carne, ¿no?. Eso hizo que cayera ligero, así que acabé satisfecho, pero no a reventar.

Tocaba una última decisión, qué tomar de postre. No lo teníamos muy claro así que pedimos el comodín de la llamada y solicitamos recomendación. No lo dudó mucho, el Tartufo Negro y el Sorbete de Lima con Gel de Gin Tonic. Deliciosos la verdad. Dulces, pero poco empalagosos. El gel de Gin Tonic, suave, muy suave. Te lo recomiendo de veras.

Nos quedamos charlando un buen rato, y el salón ya se había llenado. Yo seguía teniendo en mi cabeza el luminoso que había visto al entrar, "Anónimo Club", así que pregunto (como siempre). "Es un lugar donde no te conocemos ni nos conoces" me contestan. Decidimos que queremos conocerlo. Bajamos las escaleras y nos encontramos con una puerta con un teclado numérico. Hay que introducir un código para poder entrar. El camarero que nos acompaña introduce la contraseña y entramos.

Lo primero que nos encontramos es un luminoso de neón justo en frente de la puerta que nos dice: "Disappear Here", y ¿sabes que?, me gusta la idea. Además, hacía tiempo que no me encontraba al otro lado de la barra, a una profesional como la que me encontré allí. Es un lugar para olvidarte del mundo y disfrutar de la compañía. Decoración Vintage, pero muy cuidada, como en el resto del local. Pero lo que más nos sorprendió fue el baño, original, muy original, si quieres conocerlo, tendrás que ir. Nosotros, seguro, volveremos.

¿Y tu?, ¿Conoces Random?.

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