Conócete mejor: 5 lecciones que puedes aprender viajando en solitario

Muchos de nosotros, en determinados momentos de la vida, buscamos un cambio. Y no un cambio cualquiera, de vivienda, de look… No. Uno que traspase nuestros límites, que nos aporte una vivencia, un redoble de tambores en nuestra cabeza. Que nos dé miedo, que nos ayude a aprender y a volver a la realidad, a la rutina, con una fuerza de la que antes, quizá, carecíamos o no sabíamos que teníamos.

Sí, puede que suene aterrador, pero salir de nuestra zona de confort a veces puede ser la solución a un bloqueo o a una falta de motivación. Si damos un paso al frente y traspasamos la frontera de nuestra rutina, puede que seamos capaces de encontrar algo maravilloso: a nosotros mismos. ¿Cómo podemos lograrlo? ¡Viajando! Y no con cualquiera: contigo, solamente. Mejor solo que mal acompañado, ya se sabe.

Te contamos algunas lecciones que puedes experimentar si te lanzas al vacío de la experiencia que supone viajar sin más compañía que uno mismo. Si tenías dudas de si finalmente hacerlo o no, este es tu post.

#1. Adiós a los miedos

Salir de la zona de confort, aunque potencialmente aterrador, siempre es una gran experiencia para la mente. Afrontar adversidades te ayudará como persona, te forjará con una independencia que no sabías que tenías. Superar barreras como las del lenguaje puede suponer un tremendo empujón viajando solo, sobre todo si eres una persona tímida. Volverás renovado, más seguro de ti mismo y capaz de afrontar cualquier problema cotidiano que antes quizá se te hacía cuesta arriba sin ayuda.

#2. Conocerte a ti mismo

Solo hay una persona con la que siempre vas a convivir, y eres tú. Viajar en soledad puede suponer una gran oportunidad para saber cómo eres, cómo reaccionas en situaciones adversas y fuera del alcance de tu rutina. Aprenderás mejor qué se te da bien, cómo se vive sin nadie que conozcas alrededor, qué te da miedo, qué te gusta. Las experiencias cobrarán un nuevo sentido y llegarás a disfrutarlas de una manera desconocida anteriormente.

#3. Mentalidad abierta

No hay nada como viajar solo para comprender de una manera objetiva y directa el mundo más allá de lo que nos es habitual. Sin nadie conocido a tu lado, no habrá juicios preestablecidos de valor que nublen tu propia conciencia. Nuevas culturas, nuevas personas, nuevas tradiciones… Todo puede ser descubierto por ti de una manera que ni te imaginabas.

#4. Espacio para nuevas personas

Viajar solo no quiere decir que no debas conocer a nadie nuevo. Si la oportunidad se presta, adelante: no hay nada más enriquecedor como dejar espacio en nuestra vida para nuevas personas. Viajar en solitario también puede ser sinónimo de receptividad, de hacer amigos que puedan llegar a serlo de por vida.

#5. Experiencia única

Muchas personas viajan solas en busca de una experiencia que cambie sus vidas, que trastoque su interior. Este puede ser tu momento: conocer nuevas culturas, nuevos paisajes increíbles, nuevas responsabilidades… Puede que no vuelvas a ser la misma persona cuando regreses a la rutina, ¡algo que no es para nada negativo! Habrás aprendido a vivir con menos, a salir de cualquier adversidad, a ser más independiente. ¿A qué estás esperando?

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