Iniciamos una serie de post volcados y relacionados con los que habrían de ser nuestros peores enemigos, porque estoy convencido que las cosas más sencillas, bien llevadas en el contexto de una vida saludable, contribuirían a un considerable incremento de nuestra esperanza y calidad de vida.
Porque nuestros enemigos no son aquellos que siempre tuvimos por tales: no son los venenos, ni los tóxicos, ni las armas, ni las fieras, etc... todas esas cosas se encuentran debidamente controladas en sociedades desarrolladas como la nuestra.
Nuestros enemigos actuales actuan de modos más ladinos y silentes, sin provocar el rechazo de nuestra consideración cuando son mencionados, más al contrario: suscitando pensamientos placenteros o cuando menos agradables.
El primero al que nos referiremos es el sedentarismo, compañero de viajes de nuestro desarrollo, que viene de la mano de nuestros logros tecnológicos y sociales.
No caben dudas a la hora de afirmar que en sí mismo, el sedentarismo sería responsable de más enfermedades y de un mayor número de muertes que cualquier epidemia o que la suma de todos los accidentes. Desde hace tiempo se sabe que la actividad física tiene impacto beneficioso sobre la incidencia y la mortalidad de muchas enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el accidente cerebrovascular (ACV) y diversos tipos de cáncer, como el cáncer de colon y el cáncer de mama posmenopáusico. Un conjunto importante de datos avala los beneficios para la salud que proporciona la actividad física, aún si es inferior a los niveles recomendados.
Datos crecientes indican que reducir la cantidad de tiempo en posición sentada (sedestación), independientemente de la cantidad de actividad física, puede disminuir las consecuencias metabólicas de la obesidad. Numerosos estudios apoyan la asociación entre el tiempo pasado en sedestación y criterios de valoración como la obesidad, la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular y los hábitos de alimentación poco saludables en niños y adultos. Hay sin embargo pocos estudios sobre la relación entre el tiempo en sedestación y la mortalidad total.
En uno de ellos, una gran cohorte prospectiva publicada en 2.010: las mujeres que pasaban más de 6 horas al día sentadas durante su tiempo libre tuvieron tasas de muerte por todas las causas aproximadamente el 40% más altas y los hombres aproximadamente el 20% más altas en relación con aquellos que pasaban menos de 3 horas sentados.
Por eso, amigo, tú que desde hoy vas a sentar las bases para configurar una vida más sana, en contra del sedentarismo: ¡muévete!