¡Holaaaa! Por fin os podemos traer la primera entrevista del mes de Septiembre. Nos hace mucha ilusión porque justo es la autora de un libro que se publica este mes. De hecho, debería haber salido a la venta justo ayer, 7 de Septiembre. Es un placer tener a Alba en el blog ya que es una autora a la que tenemos mucho cariño porque se ha pasado un montón de veces por el Celsius a hablar de sus historias y sabemos de primera mano el lujazo que es oírla hablar. ¡Esperamos que disfrutéis un montón con la entrevista!
Alba Quintas Garciandia (Madrid, 1994) es autora de novela, poesía y teatro, graduada en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid. Entre sus obras publicadas están: Al otro lado de la pantalla (SM), La chica del león negro (Plataforma Neo), La flor de fuego (Nocturna), La venganza de Ariadna (Nocturna), o la más reciente, La voz de plata (Insomnia Ediciones).Tus historias están siempre perfectamente narradas, ¿cómo consigues que todo esté tan cohesionado?
Tiene una parte de método, claro. Yo vengo del mundo del teatro, tengo formación como guionista también, soy incapaz de ponerme a escribir una novela sin tener la escaleta completamente cerrada de antemano. Pero también tiene algo que ver con la forma de ver el mundo y la escritura, supongo. Para mí escribir tiene mucho de juego, y la parte en la que más me gusta jugar es en las estructuras narrativas. Con el paso de los años me he dado cuenta de que tengo cierto gusto por las estructuras más fragmentarias. Pocas veces hago un orden cronológico, más en novelas de fantasía, pero para escribir realista no me gusta, porque creo en representaciones de la realidad fragmentadas, y no solo de una realidad: creo en muchas realidades, y me parece que la ficción debería reflejarlas.
Para mí, lo que más destaca de tus novelas son los personajes. ¿Cómo trabajas la caracterización y en el desarrollo de los mismos?Es un poco complicado de explicar, pero necesito que el personaje tenga capas. Mucha gente habla de personajes planos, pero en realidad se refieren a personajes que no evolucionan a lo largo de la historia, y honestamente, gente que ni cambia ni aprende conocemos todos. No, lo que me interesa son los niveles de identidad. Un nivel sería lo que enseña al resto, otro lo que piensa, otro lo que ni siquiera se confiesa a sí mismo, así es cómo me gusta trabajarlos. Me gustan los gestos involuntarios que destapan una de las capas más ocultas, las mentiras que solo el lector sabe que lo son, los comportamientos que no son lógicos y que sin embargo acaban por encajar en el mosaico que es la personalidad de un personaje. Cuanto más fino se hile en las acciones y los diálogos, cuanto más profundo y a la vez borroso sea el significado de cada uno de ellos, mejor. Tengo la sensación de que es una de las cosas que más ha evolucionado en mi escritura, pero disfruto mucho trabajándolo.
Tu primera novela publicada es Al otro lado de la pantalla en la que tratas el tema del ciberbullying, ¿por qué decidiste tratar este tema tan actual? ¿Cómo te sentiste al saber que habías ganado el premio Jordi Sierra i Fabra con esta novela?En realidad tiene gracia, sin quererlo en absoluto fue una de las primeras novelas que salió en este país que hablaba del acoso escolar desde la perspectiva de las redes sociales, y por eso acabó en varios informes de la Guardia Civil sobre el tema, ¡ni siquiera me lo planteé mucho! Yo quería hablar sobre acoso y sobre todo quería poner el foco en esas personas que saben perfectamente lo que está ocurriendo en una clase pero miran hacia otro lado; para mí esos siempre han sido una de las partes importantes del problema, los que de alguna manera dan impunidad al acosador. La escribí con 16-17 años, y la juventud en ese caso jugó a mi favor; estaba todavía en el instituto y sabía que ya en esa época (y ahora más) era imposible que el acoso escolar no tuviera un componente digital. Ganar el Jordi es un poco locura, porque con el premio entras en lo que sería el sueño de cualquier autor de juvenil: publicar con SM. Todos hemos crecido leyendo los libros de Barco de Vapor o Gran Angular. Yo encima llevaba presentándome tres años seguidos, porque a cabezona no me gana nadie, y había hablado con Jordi al respecto (él siempre llama a los participantes) y era... mi sueño. Mi sueño más grande de la adolescencia, y a la vez solo el principio. Es muy especial.
Sin embargo, la novela por la que te conocimos muchos fue La chica del león negro, ganadora del Premio Extraordinario en el certamen de la Caixa/Plataforma Editorial. ¿Cómo surgió la idea para esta novela?Tiene que ver mucho con mi trayectoria profesional y con mis diagnósticos personales de depresión y con todo lo que atravesaba en esa época, que era muy duro. Muchas veces pensamos en la depresión o en otras enfermedades mentales como un rasgo de nuestra personalidad, y no como algo externo, invasivo. Encontré que pensando en la depresión como una enfermedad más, como si fuera una gripe, me parecía mucho más fácil luchar contra ella, porque la depresión no era mía realmente, era solo algo que padecía y que me había invadido por alguna razón. Y llevándola al extremo, si lo convertía en un personaje externo, podía luchar contra ello realmente, como luchas contra algo que no forma parte de ti, que está en otra parte de la realidad. Así nació la idea principal para la novela. De hecho, los Delirantes, esos antagonistas que son personificaciones de trastornos mentales o de sus síntomas, eran lo primero que yo tenía del mundo de Némesis. Son personajes con ciertas características físicas (porque en la fantasía cada vez me gusta más trabajar con una estética muy definida), con esos poderes especiales. Luego ya nació la protagonista, Serena, embarcada en un viaje para curar a su novio, y toda la ciudad imaginaria de Némesis.
La flor de fuego trata el tiroteo de Columbine, el más grave de la historia de Estados Unidos. ¿Por qué ese interés en un tema tan alejado de la sociedad española?Tengo la sensación de que la adolescencia es una etapa de la vida llena de algún tipo de violencia, y supongo que por eso el chispazo inicial para la novela me llamó con tanta fuerza. Ocurrió durante una charla que di en un instituto: con los chavales empezamos a ponernos en casos muy extremos de violencia juvenil, hasta que llegamos al tema de los tiroteos en institutos de Estados Unidos. Recuerdo que a los pocos minutos de que sacaran el tema ya estaba pensando que ahí había una novela que escribir. Estuve trabajando en esta historia durante tres años. Tuvo una primera versión, apenas un tercio de longitud de lo que es ahora, en la cual la trama ni siquiera se basaba en el tiroteo de Columbine: caí en una trampa muy sencilla de caer desde la perspectiva de nuestro país, que es que detrás de los titulares de "Tiroteo en x escuela de Estados Unidos" hay siempre la misma historia. Esa versión estuvo un año cogiendo polvo en un cajón, pero mi cabeza le seguía dando vueltas, sabiendo que estaba incompleta, que no aprovechaba todo lo que la historia podía dar de sí. Tras ese año volví a cogerla, incapaz de dejar pasar más tiempo, junto con todo el material que había reunido en el proceso de documentación. Y, entonces sí, me di cuenta de que la historia que me estaba pidiendo a gritos ser contada era la historia de Columbine.
Siguiendo con esta novela, ¿por qué decidiste narrar la historia desde el punto de vista de John?Soy de las que piensa que escribir es un acto de compromiso con el mundo que nos rodea. Cualquier posición que implique tener una voz privilegiada demanda a partes iguales responsabilidad y sensibilidad. Para mí la sensibilidad la encarna John, y fue escribir desde su perspectiva lo que me ayudó a encontrar los límites para tratar un suceso tan duro. John es un chico bondadoso, empático, que absorbe todo lo que le rodea y que no puede evitar que le afecte, porque quizá ese sea el mayor inconveniente de la bondad: que no puedes mirar hacia otro lado. Onetti decía que no hay mayor mentira que contar solo la verdad sin hablar de los sentimientos que hay dentro de ella; y mirar los acontecimientos de Columbine por la lente que supone la mirada de alguien como John me ayudó a encontrar la verdad, o al menos esa verdad que yo necesitaba.
La venganza de Ariadna es uno de tus últimos trabajos, ¿cómo llegaste a la idea de esta novela?Este 2018, tanto social como personalmente, ha habido un antes y un después con la campaña en las redes sociales del #Cuéntalo. Desde que surgió supe que quería escribir una novela que guardara su espíritu, y que además quería que fuera leída por chicas jóvenes. Hice un proceso de documentación bastante arduo, porque quería ver qué títulos había publicados en el mercado español de literatura juvenil que trataran los abusos sexuales a chicas jóvenes. Y me sorprendió encontrarme muchos menos títulos de los que yo imaginaba que existirían, pero a la vez comprobarlo me dio alas.
El abuso sexual a la mujer es un tema poco tratado en la literatura juvenil, ¿temiste que este libro fuera censurado de algún modo? ¿Crees que es importante que se traten estos temas para que se conozcan?No hay tema al que la literatura, la expresión artística en general, no pueda enfrentarse. La autora que más me ha influido a lo largo de mi vida, aparte de Jordi, claro, es Sarah Kane, la dramaturga, y ella defendía que había que poner el infierno sobre el escenario para combatirlo en la vida real. No hablar sobre algo es silenciarlo, no escribir sobre una realidad a la que las mujeres jóvenes estamos muy expuestas es negar su gravedad, es quitarnos herramientas para combatirla. Y justo es en el ámbito de la pareja en el que más silenciado está y donde es más necesaria la concienciación. Para muchos jóvenes la pornografía más machista es la primera fuente de educación sexual. La mayoría de los abusos se dan por parte de personas a las que la víctima conoce. Los que menos se denuncian son los que se cometen dentro de la pareja. Martina, la protagonista de la novela, lleva tres años atrapada en una relación que comenzó con 19 y que solo ahora comienza a darse cuenta de lo desigual que era.
No hemos podido evitar fijarnos en que, pese a que todos tus libros tratan temas muy crudos, siempre hay un mensaje de esperanza al final. ¿Por qué haces esto?Todos necesitamos esperanza, o mejor dicho, fe, que es una palabra preciosa de la cual el ámbito religioso se ha apropiado pero que puede hablar de una realidad mucho más amplia. No puedo escribir una historia que no aporte algo al lector, que acabe mal por el puro drama: sería tomar el pelo.
¿Podrías recomendar algún libro para nuestros lectores?
Ahora mismo recomendaría cualquiera de los libros de Louise O'neill, en los últimos años es la autora que más me ha hecho pensar y más me ha influido. Almost love es sin duda mi favorito, pero por desgracia es uno de los que aún no está publicado en España. Oculto sendero, de Elena Fortún, debería ser un clásico obligatorio, sobre todo para mujeres artistas que buscan su identidad. Pero por supuesto, lo escribió una mujer lesbiana del bando equivocado en la guerra civil que se exilió y no lo hemos podido leer hasta hace muy pocos años. Y el último: La ciudad y la ciudad, de China Mieville. En realidad, cualquier libro de China. Qué forma de volarte la cabeza.
Esperamos que hayáis disfrutado un montón de la entrevista. Podéis dejarnos en comentarios de qué otres autores queréis leer entrevistas en el blog. ¡Nos leemos!