Iniciamos hoy una nueva serie de posts dedicados a la metodología Dalcroze contados desde la óptica de una estudiosa con una sensibilidad fascinante, María del Mar Cabezuelo, profesora de piano española fundadora de la famosa escuela de música Ad Musicam, en Italia. Esperamos que estas colaboraciones que aparecerán los últimos días de cada mes despierten el entusiasmo y la acogida que yo creo que merecen y desde aquí brindo por su éxito seguro y merecido en sus próximos empeños profesionales.
Desde niña he tenido siempre una
inquietud por explorar, conocer y perfeccionar todo lo relativo al
mundo de la música y ya incluso cuando terminé la carrera sentía
como un deber que esa calidad de enseñanza debía llegar desde el
principio de los estudios, desde la edad más temprana posible que en
aquellos tiempos ya se empezaba a bajar la edad de 8 años a 6 para
empezar un instrumento como toda una novedad, al menos en mi ciudad.
Pensaba que si ya por entonces (hablo de hace más de 20 años) se
empezaba a sentir la falta de interés por una música de una cierta
calidad, ahora vemos que este deterioro en su seguimiento es cada vez
mayor. Yo entendía que para llenar los teatros del futuro de
personas que disfrutaran de la música había que trabajar desde la
base, con los niños.
Cuando fundé la escuela de música Ad Musicam
coincidió con una petición que recibí por parte de la escuela
primaria de mi hijo para enseñar música en su clase. Y ahí me
planteé esta pregunta: tiene que haber un modo diferente de
enseñarles el secreto de la música, su lenguaje y cómo está
hecha.
Así fue como, buscando, buscando, encontré un curso para
profesores de música en nada menos que la Juilliard School de Nueva
York. La descripción del curso en sí me dejó totalmente
sorprendida, eso ya me gustó tanto, el movimiento y el cuerpo como
modo para entender la música viviéndola desde dentro. El desarrollo
y aprendizaje de la MUSICALIDAD, la que cada uno lleva dentro de
sí!!! GUAUU!!!! Esto era toda una novedad.
Era la primera vez que
oía hablar del método Dalcroze.
Lo del movimiento me pareció que
iba de maravilla, con lo movidos que son hoy día los chicos. Y
además que ahora por todas partes piden cursos de Música y
Movimiento.
Los niños de antes también éramos
movidos, sólo que a lo mejor ya caminábamos media hora para llegar
al conservatorio y encima cuesta arriba de manera que ya habíamos
descargado un poco de energía, no como ahora que llegan en coche
hasta la puerta con todas las tensiones de la escuela deberes, etc.
(Continuará...)
www.mariadelmarcabezuelo.com/