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Conociendo la Historia – El Proyecto Habbakuk

Publicado el 22 abril 2015 por César César Del Campo De Acuña @Cincodayscom

Conociendo la Historia…por César del Campo de Acuña

El Proyecto Habbakuk

La historia militar está llena de insólitas armas (como ya pudieron ver en el artículo que le dedique al Tanque del Zar), de planes inverosímiles y de proyectos dignos del mejor villano de la edad de oro del comic de súper heroico. Hoy, en esta nueva entrega de Conociendo la Historia, les invito a conocer uno de esas propuestas que en tiempo de necesidad y riesgo parecían brotar de la mente de los científicos sin importar lo fantásticas o ambiciosas que pudieran parecer.

Si son aficionados al periodo histórico de la II Guerra Mundial es probable que sepan que en un principio el dominio Alemán en el Atlántico era total. Entre 1941 y 1942, los submarinos alemanes hundían prácticamente  todos los barcos aliados que transportaban material desde Estados Unidos y Canadá hacia Europa. Por aquel entonces la autonomía operacional aérea no era la suficiente como para cubrir el área y no existían los suficientes portaviones como para dar apoyo a los aviones y protección a los barcos mercantes. Desesperadas, las fuerzas aliadas (las cuales ya tenían en mente lanzar una gran ofensiva sobre Europa para la cual necesitarían grandes plataformas navales) comenzaron a invertir sus recursos en todo tipo de planes que les ayudaran a dar la vuelta a la crucial situación en el Atlántico.

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U-Boat Aleman durante La Segunda Guerra Mundial.

Uno de esos planes fue creado por el científico Geoffrey Pyke, un desaliñado corresponsal de guerra, espía, pedagogo, comerciante e inventor que durante la I guerra Mundial protagonizo una increíble fuga de la cárcel de Ruhleben (Alemania). Pyke, fascinado con un artículo del National Geographic que trataba sobre la firmeza de los icebergs y su capacidad para ser bombardeados, empezó a darle vueltas a la creación de una gigantesca plataforma de hielo gobernable que hiciera las veces de portaaviones. Esta idea un tanto alocada de Pyke, no fue la primera de su extenso currículo (por ejemplo, se le ocurrió enviar dobles de Hitler a determinados puntos de las líneas enemigas para mandar a las tropas alemanas allí congregadas que se rindieran y fue uno de los precursores del radar con un sistema de micrófonos elevados por globos para localizar por triangulación la posición de aviones enemigos), pero esta llego a los oídos de Lord Louis Mountbatten, Jefe de Operaciones Combinadas del Reino Unido, el cual la recibió con gran entusiasmo.

¿Y a que se dedicaba El Departamento de Operaciones Combinadas del Reino unido liderado por Mountbatten? Pues a desarrollar tecnología y equipamiento para operaciones ofensivas por fantástico que este pudiera ser (algo similar a lo que hizo Estados Unidos con Tesla y su “rayo de la muerte”). El caso es que Mountbatten presento la idea del portaaviones de hielo al brillante Churchill y este en lugar de desechar el concepto lo respaldo dándole luz verde (Churchill ya conocía las ideas descabelladas de Pike, pero sabía que su fin podía ser un triunfo absoluto).  Con carta blanca para investigar Pyke fue realojado en el Smithfield Meat Market donde había un gigantesco congelador con el que poder experimentar.  Supuestamente en aquel mercado se juntaron Pyke, Max Ferdinand Perutz (futuro Premio Nobel de Química en 1962) y Herman F. Mark, padre de los polímeros. Entre los tres, llegaron a la conclusión de que el hielo no aguantaría los impactos del fuego enemigo y tampoco sería sencillo de reparar, asi que a base de experimentar crearon un material compuesto por hielo y pasta de madera al que bautizaron como Pykrete por su extremada resistencia. Pyke, a pesar de otros problemas que aparecieron durante el desarrollo de la idea, no dudo en presentar el compuesto a las autoridades a las pocas semanas de investigación.

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Diseño del Habbakuk I.

El compuesto fue recibido con el mismo entusiasmo que la idea original y se pidió a Pyke y a su equipo que crearan un prototipo a escala reducida. El lugar escogido para la creación del mencionado prototipo fue el lago Patricia, situado en un lugar de difícil acceso del parque nacional de Japer (Canadá). El prototipo (de 18 metros por 9 metros y mil toneladas de peso) fue un éxito, aunque seguía teniendo algunos fallos que Pyke esperaba resolver cuando se creara el modelo definitivo. Desafortunadamente la entrega del prototipo a las autoridades sufrió grandes retraso y se pidieron más fondos y más acero para terminarlo definitivamente. Canadá y El Reino Unido solicitaron los fondos a Estados Unidos, los cuales no dudaron en darles todo lo que necesitaran con una única condición: que echaran a Pyke del proyecto (Las relaciones entre Pyke y Estados Unidos no eran buenas debido a lo que ocurrió en el Proyecto Plough). Sea como fuere, Canadá y Reino Unido aceptaron las condiciones de Estados Unidos y Pyke fue expulsado del proyecto, algo que según muchos termino por destruir su cordura empujándole al suicidio poco después.

Se puso al frente de la titánica obra (a la cual los trabajadores canadienses bautizaron como el Arca de Noe, al no saber en que estaban trabajando) a Perutz. Con Estados Unidos metiendo baza, el proyecto se volvió mucho más ambicioso y fue bautizado como Habbakuk II. Estados Unidos quería crear un barco portaaviones de hielo con una autonomía de 11.000 kilómetros, que fuera aprueba de torpedos y que pudiera llevar una flota aérea completa de bombarderos que pudieran despegar y aterrizar en el (lo cual implicaba una pista de aterrizaje de 600 metros). Con respecto al armamento, se pensó en 40 cañones dobles de 4,5”, torretas de combate y decenas de cañones antiaéreos y para mover a este colosal ingenio de 30 metros de altura se utilizarían turbogeneradores de vapor con una potencia de 33.000 caballos que suministraran energía suficiente a los 26 motores eléctricos que se montarían en el exterior del barco para evitar el calor desprendido por los mismos. El proyecto cada vez era más complejo y más ambicioso.

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Habakkuk II. Comparativa de tamaño frente a un portaaviones y un destructor.

A finales de 1943, Portugal permitió a los aliados que sus aviones despegaran y aterrizaran en los aeropuertos de Las Azores, lo que permitió que la amenaza de los temibles U-Boats alemanes fuera reducida. Esto fue lo que comenzó a matar el Proyecto Habbakuk II, el cual hacia aguas por todos lados. Sir Charles Goodeve, controlador de Investigación y Desarrollo del Almirantazgo durante la II Guerra Mundial llego a decir con cierta sorna que la cantidad de madera que era necesaria para la elaboración del Pykrete afectaría a la producción de papel. Finalmente y con Estados Unidos centrado en el Proyecto Manhattan la Junta para el Desarrollo del Habbakuk se reunió por última vez en diciembre de 1943 para llegar a la siguiente conclusión:

“El gran Habbakuk II de pykrete ha resultado ser poco práctico debido a la enorme producción de los recursos necesarios, lo que además se une a las enormes dificultades técnicas que entraña”

Cuando se suspendió el proyecto, el prototipo permaneció en el Lago Patricia durante un año hasta que se derritió. Actualmente el esqueleto del Habbakuk descansa en el fondo del citado lago. En la orilla del lago hay una placa conmemorativa que recuerda el lugar donde se gestó uno de los proyectos más extraños de la II Guerra Mundial.

Geoffrey Pyke. Padre del Proyecto Habbakuk.

Geoffrey Pyke. Padre del Proyecto Habbakuk.

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