El Terro tiene una curiosidad insana por todo lo que es fisiología. Por su cumpleaños, pidió un libro que había visto en el Corte Inglés llamado El cuerpo humano en pop ups: el sistema digestivo. En el libro cuentan las apasionantes historias de Caca-Man (sí, no flipéis. Caca-Man, así con todas las letras) desde que se convierte en bolo alimenticio hasta que termina su periplo hecho una verdadera mierda. Susanita, que devora cualquier libro en cincuenta millas a la redonda, se lo empapó en cuanto el Terro lo hubo desenvuelto del papel de regalo. Y hizo suya la filosofía de Caca-Man. - A ver, Susanita, como no te comas el tomate - lo de la niña esta y el tomate es una lucha sin fin - te quedas castigada sin leer esta noche - dice mi santo en la cena. Susanita se queja, gimotea, hace pucheros, pero mi santo - que, generalmente se rinde a su chantaje sentimental (Es un blando, qué le vamos a hacer) - hoy tiene el día cabezón y tiene que comerse el tomate por sus santos cojones. Finalmente, Susanita se acuerda de las historias de Caca-Man y decide sacar su último as en la manga - No es culpa mía que no me guste el tomate - gimotea. - ¿Ah, no? - dice mi santo con una sonrisa irónica - Entonces, ¿de quién es la culpa? - De mis papilas gustativas - responde ella.
Huelga decir que esa noche tampoco se comió el tomate.
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