Revista Sociedad

Conozca la Historia de Perversión, Lujuria y Muerte que el Vaticano Intenta Ocultar

Publicado el 24 junio 2018 por Ronerborg @unanimeradionet

Hace ya 384 años, la pequeña ciudad francesa de Loudun que esta ubicada a 300 kms al suroeste de Paris, fue sacudida por un escandalo de poder, seduccion, lujuria, demonios, exorcismo y muerte en la hoguera.

Un convento de monjas ursulinas fue creado en el año 1626 donde 17 muchachas que apenas llegaban a los 20 años, fueron guiadas por Jeanne de Belcier que adopto el nombre religioso de Sor Juana de los Angeles.

Sor Juana era de una familia de baja nobleza de la provincia de Poitou. Era de aspecto compasivo, caracter fuerte y una gran habilidad para la intrigas, fue victima de una rara enfermedad que la dejo enana y encorvada. Sin embargo fue ungida como superiora del convento con tanto solo 27 años.

Al llegar al sacerdote Urban Grandier, que estaba al frente de la parroquia desde 1617, este seria el protagonista de tan bochornoso escandalo junto con las monjas. El sin duda era un hombre elegante, culto de bellas facciones y con tremenda estampa, dueño de una oratoria seductora y poderosa. Con 27 años de edad le fascinaban las casadas y las viudad donde las envolvia con sus sermones y luego terminaban en la cama.

Sor Juana queria su porcion de sexo con Grandier, asi que ella con su astucia se fue por el camino de la fe pidiendole que fuera su director de conciencia, sin embargo el Urban le dijo que no.

Las 17 monjas que fueron seducidas por Urban decian que estaban aterradas que “veian fantasmas que entraban por las ventanas”, ademas escuchaban ruidos de cadenas y que una “bola negra cruzaba el refectorio donde habia un hombre estraño de espaldas”.

Con un manto negro Grandier desnudaba a las monjas, luego las convertia en presa de continuos temblores, ellas se negaban a comulgar y las horrorizaba a la vista de símbolos religiosos. Los gritos y las convulsiones crecieron, y el sexo reprimido explotó contra toda barrera.

Para el año 1634, un tribunal de 12 jueces presidido por Laubardemont condeno a Urban a morir en la hoguera.

Y el 18 de agosto de 1634 lo obligaron a que confesara todos sus malos actos, a lo que el se nego explicando lo siguente: “Nunca hice algo indebido”. Luego le quebraron las piernas y lo vistieron con una camisa impregnada de azufre, despues lo llevaron a la plaza del mercado ante una gran muchedumbre. Posteriormente fue atado en un poste y le propusieron estrangularlo en vez de quemarlo si condesaba sus pecados, el se nego nuevamente.

Las últimas palabras de Urban antes de morir fueron: “Dios mío, tened piedad de mí. Dios, perdonadlos. Señor, ¡perdonad a mis enemigos!”.

Fuente: Infobae


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