Revista Religión
Señor Jesús, creo que estás realmente presente en la Santa Eucaristía. Por tu presencia, renuevas tu muerte y resurrección para que todos los hombres crean en el amor del Padre y, así, lo amen como tu lo amas. Tú deseas que todos los que creen estén unidos en ti y, por tu Espíritu Santo, entren en comunión con el Padre en una sola ofrenda contigo.
En tu designio de amor nos has reservado un lugar también a nosotros. Por el bautismo me incorporaste a ti. Ahora, con la presencia en la Eucaristía, vienes a mi encuentro. No pudiendo sustraerme a tu invitación, me consagro hoy a tu amor presente y operante en este Santísimo Sacramento.
Por este acto de ofrenda en unión contigo, quiero vivir las promesas de mi bautismo y los compromisos que asumen aquellos que se consagran a la reparación eucarística.
Me comprometo de forma especial a participar en la Santa Misa como la pequeña hostia que desea ofrecerse, inmolarse y darse en unión contigo. Mi anhelo es extender este encuentro vital contigo a toda mi vida, uniendo mis actos a tu sacrificio eterno y prolongando tu inmolación y ofrenda en las distintas circunstancias de mi jornada. También quiero, Jesús, vivir unido a ti en este misterio de la Eucaristía para suplir la falta de caridad en tu Cuerpo Místico.
Deseo colmar los vacíos de amor de nuestros hermanos olvidadizos, reparando todas sus infidelidades, traiciones, negligencias y frialdades. Quisiera que roda mi vida fuera el eco del mensaje eucarístico de tu amor salvador. Me comprometo a llevar ante el Sagrario a otras almas dispuestas a dejarse invadir por ti y consumir en el ardiente deseo de la gloria del Padre y de la salvación de sus hermanos, a fin de que las peticiones de tu Corazón encuentren una mayor acogida y una respuesta más generosa.
Y tú, oh Virgen María, que estás presente en el altar como lo estuviste en el Calvario, acoge mi consagración y hazla digna del amor de tu Divino Hijo. Te pido la gracia de poder imitarte y tomar parte, cada día de mi vida, en las disposiciones de tu Corazón Inmaculado totalmente consagrado a la persona y obra redentora de tu Hijo. Me entrego a ti: sírvete de mí para dar a conocer, amar y glorificar a Jesús, presente y activo en el Santísimo Sacramento del altar. Amén.
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