Si el sábado os contaba los progresos que ha hecho mi hijo en su adaptación al colegio, hoy os quiero hablar de las consecuencias que ha tenido y está teniendo el inicio de la vida escolar. Hasta ahora no había querido hablar del tema porque me ha interesado hablar con otras madres, tanto del colegio de mi hijo, como de otros colegios. Intercambiar información, hablar con amigas, y ver si mi hijo se comportaba así en exclusiva o bien era algo generalizado.
De todo hay en la viña del señor, que duda cabe, pero casi todos los niños tienen unos comportamientos similares. En nuestro caso, esto es lo más destacado:
- Mamitis. Os he dicho muchas veces que mi hijo ha estado muy enmadrado, que me ha necesitado mucho, ha sido muy dependiente. Pero de un tiempo a esta parte, no me necesitaba tanto, no había episodios tipo "mamá quiero estar contigo, no te vayas". Pero éstos han vuelto. Ahora mismo dejarle con mis padres y marcharme (por ejemplo) a comprar es misión imposible. Si desaparezco de la habitación en donde él está me busca nervioso. Todo tengo que hacerlo yo, sonarle los mocos, bañarle, vestirle. Esto último lo hemos superado y su padre puede de nuevo participar.
Supongo que pensará que el tiempo que él pasa en el colegio es más que suficiente para estar separado de mi. No me parece algo grave, forma parte de su adaptación que como os he dicho ya varias veces no se hace de la noche a la mañana.
- Irritabilidad. Le noto algo irritable, enfadica, incluso lloroncete. Habíamos superado también esto de pedir cosas llorando, pero hemos vuelto a las andadas. De nuevo no le doy demasiada importancia, sé que esto pasará.
- Ansiedad. A pesar de que entra contento a clase, ya no llora y cuando sale se muestra contento y feliz, percibo un puntito de ansiedad. Anoche sin ir más lejos estábamos cenando y le recordamos que hoy, al ser lunes, iría al cole. Se puso algo triste e incluso se le humedecieron los ojos. En ningún momento me dijo que no quisiera ir, solo me dijo "mamá, pero tu me esperas en el banco, ¿verdad?".
- Dependencia de la profesora. La profe ha pasado a ser mi sustituta en el colegio. El viernes pasado me confesó que había llorado porque la profe había desaparecido en el rato del recreo. Se habían quedado con las cuidadoras, pero la pobre mujer supongo que aprovechó para ir al baño o preparar la siguiente hora de clase, o para tomarse un respiro, que 20 niños de 3 años tienen su miga. Mi hijo se puso muy nervioso y lloró hasta que ella reapareció. Hoy al entrar ha visto primero al profesor de apoyo y los nervios han vuelto, pero pasaron enseguida cuando ha conseguido verla.
Casi todos los niños adoran a sus profesores en estos cursos iniciales. Pero mi hijo además es muy muy cariñoso, necesita mucho contacto, mucha atención. Afortunadamente sé que ella se lo da. Hoy me ha contado que se ha ido a hacer pis con ella..... que primero entró ella al servicio y luego hizo él. Me da en la nariz que se ha puesto nervioso al verla marchar del aula y ha decidido llevárselo para evitarle un disgusto. Mañana se lo comentaré, pero estoy encantada con su atención al niño.
- Control de esfínteres. No es el caso de mi hijo. Su control de esfínteres es muy bueno desde hace mucho tiempo. Pero otros niños de clase me consta que han tenido problemas. También hay que considerar la diferencia de edad entre ellos. Mi hijo tiene 3 años y 7 meses. Sé que comparte mesa con un niño que hace los 3 años en diciembre. Una diferencia considerable. Pero es cierto que muchos niños con un control de esfínteres adecuado, sufre un retroceso provocado por los nervios y la ansiedad del inicio de las clases.
- Problemas de sueño y comida. Tampoco es el caso de mi hijo. Fijáos el sábado tuvo un buen berrinche por la tarde, y luego soñó con ello y le oíamos hablar en sueños de lo ocurrido, pero no ha tenido ni una pesadilla del colegio. Pero igualmente me consta que muchos niños comen peor o incluso duermen mal o tienen pesadillas durante la noche.
Estoy segura que me dejo cosas en el tintero, pero estos son los problemas más frecuentes que he detectado. Aunque más que problemas me gusta llamarlo consecuencias. Sé que pasarán en pocas semanas y que la rutina conseguirá imponerse. Pero aún hoy veía a algún niño llorar desconsolado y a sus mamás mirarles apenadas y desesperadas. Pero no debemos olvidar que aún estamos en Septiembre, que los niños empezaron las clases hace dos semanas, no podemos pedir peras al olmo.
La adaptación al colegio es delicada, a veces complicada, pero todos necesitan un tiempo para alcanzar la normalidad.