Hoy os hablo de Consejo Regulador del Cava.
El origen del Cava viene asociado al esplendor de la viticultura catalana de mediados del s.XIX.
Los estudios de microbiología de Louis Pasteur aplicados al vino supusieron el control de la segunda fermentación en botella, y el descubrimiento del corcho permitió evitar la pérdida de las burbujas producidas en el vino. Nació así el método tradicional o champenoise.
En este s. XIX, varias familias de Sant Sadurní d'Anoia, inician la investigación de esta nueva técnica de elaboración aplicada a los cultivos de la zona.
Nace así el Cava con una identidad propia distinta de cualquier otro vino espumoso de calidad.

En 1872, se elaboran en el municipio de Sant Sadurní d’Anoia las primeras botellas de Cava.
En los años 20, el CAVA se afianza en el mercado español alcanzando su gran crecimiento en los 60 y su consolidación internacional en los 80. Hoy es uno de los sectores vitivinícolas más dinámicos y prósperos de la viticultura “esencialmente catalana”.
El Consejo Regulador del Cava es un Organismo desconcentrado del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Está integrado por viticultores, elaboradores y por representantes de las Comunidades Autónomas de la “Región del Cava” y del Ministerio.
Sus antecedentes se remontan al año 1959 cuando se establecieron las Normas de Comercio de los Vinos Espumosos y asificados.

Fue en el año 1972 cuando se promulgó la Orden Ministerial de 27 de julio y se constituyó el Consejo Regulador de los Vinos Espumosos con funcionamiento equiparable al de las Denominaciones de Origen. Con esta disposición el Cava queda sujeto a normativa propia, en cuanto a elaboración, producción y comercialización.
Las atribuciones principales del Consejo Regulador son:
- Orientar, vigilar y controlar la producción, elaboración y calidad de los vinos amparados.
- Velar por el prestigio de la denominación “Cava” y perseguir su empleo indebido.
- Promocionar el “Cava” para la expansión y mejora de sus mercados.
- Desarrollar funciones de defensa jurídico-institucional de la denominación.
Y después de conocer un poco la historia, vamos con los productos:
- Joven - Brut

Suave, afrutado y fresco. Muy agradable en boca. Ligero y gustoso gracias al buen equilibrio entre acidez y riqueza de aromas. De color paja con destellos verdosos. Haciendo honor a su singularidad, mantiene su espíritu vivo, ligero y refrescante que nos evoca su origen: la fruta en todo su esplendor.

- Reserva - Brut

Vivo, brillante y equilibrado. Los reservas reposan un mínimo de 15 meses en la profundidad y la penumbra de las silenciosas galerías subterráneas. Esta notable crianza aporta a este Cava un toque inconfundible de fruta madura. Su color amarillo pálido denota la excelencia de que disfrutan los reservas. Es el símbolo de la tradición y el legado de la historia del Cava. Una exquisitez para los paladares más exigentes.

- Gran Reserva - Brut Nature

Paciencia que recompensa. Más de 30 meses de su meticulosa crianza en las cavas lo convierten en un vino único entre todos, al que se reserva esta categoría especial. De color dorado pálido, con una burbuja pequeña perfectamente integrada, aromas con matices tostados y sabor intenso. Se elabora únicamente en los tipos bruts y muestra una gran personalidad. El Gran Reserva es el Cava en su esencia.

- Rosado - Brut

Frescor y exuberancia. Monastrell, Garnacha tinta, Pinot noir y Trepat. Estas son las cuatro variedades que le dan su singularidad cromática. Siguiendo el mismo método de elaboración, se trata de un Cava más aromático, ligero y goloso, con un color que evoca agradables recuerdos de frutas rojas a nuestro paladar. Es el ejemplo más tangible de la modernidad del Cava.

La verdad es que son unos productos de categoría.
¿Os ha gustado el post? ¿Conocíais el Consejo Regulador del Cava? ¿Habéis probado estos productos?
Para más información podéis visitar:
WebFacebook

