Sorpresa inesperada. Un libro poco atractivo de entrada para mi, por su aspecto, por ser un autor totalmente desconocido para mi, la poesía por medio, y que resulta una lectura estupenda. Jacob fue poeta, dibujante, pintor y notable músico, amigo de Apollinaire y de Picasso.
No recuerdo haber visto antes en este tipo de libros cosas como estas:
Si posee un corazón bello y un bello cerebro, creará belleza. Los creadores sublimes eran sublimes en su vida. La bajeza de literatura del siglo XX proviene de que es una época rastrera, calculadora. Esto no quiere decir que haya que escribir sermones. Se puede ser un autor cómico y un alma de primera calidad. Picasso me decía: piensa en Dios y trabaja. Condición de la belleza: que esté en usted.
No son inmorales sino los libros falsos que muestran la vida bajo aspectos demasiado risueños o que hacen triunfar el mal, el cual nunca triunfa mucho tiempo.
El hombre es un desconocido para el hombre. Se le estimará sin razón por cualquier ventaja ridícula, porque juega bien a esto o aquello, por el color de su jersey. Se le despreciará todavía por menos. No intente agradar al mundo. Es demasiado fácil o demasiado difícil. ¿Qué puede el mundo comparado con el precio del poder de Dios? Dios es el que le ayudará en esta vida si usted le agrada y es el que le salvará o le condenará después de la muerte.
La primera parte se dedica a consejos literarios (invención, densidad, madurez, estilos, clichés, el silencio, concretar, las reglas, el trabajo,…) y la segunda a cuestiones más vitales (por ejemplo, los párrafos citados).
Estupendo libro.
Nota: acabo de ver que Rialp lo ha reeditado en la atractiva colección Selección Doce Uvas.