Consejos Antes de Emprender un Viaje: la Mochila

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Una de las cosas imprescindibles que debes de tener en cuenta para preparar tu viaje es la mochila. En este post vamos a tratar de ayudaros sobre la mochila que elegir según el viaje que deseéis hacer.

Lo primero de todo sería clasificar la mochila según su diseño. En el mercado existen diversos tipos de mochila:

De montaña: Con una apertura o tapa en la parte superior y cierre mediante correas.

Pros: Más resistente y ligera

Contras: Para acceder a la parte inferior debes de sacar previamente todo el contenido de la mochila

Mochila de 60 litros con cremallera central

Con cremalleras: Quizá sean la solución ideal para los viajes de mochilero. Con tapa en la parte superior pero también con una cremallera de arriba abajo

Pros: La cremallera te permite el acceso a la parte inferior de la mochila sin necesidad de sacar todo

Contras: La cremallera siempre es un elemento de posible ruptura, con el riesgo que eso conlleva.

Híbridas: Se trata de una mochila pero con ruedas y agarre telescópico igual que los trolleys o maletas de mano

Pros: Mucho más fácil de transportar cuando las condiciones no requieran cargársela a la espalda.

Contras: Es mucho más pesada que las mochilas convencionales.

Una vez que hayamos decidido que mochila es adecuada para nuestro viaje, el siguiente paso es determinar la capacidad de la mochila. Las capacidades de las mochilas se miden por litros (unidad de volumen) y las podemos clasificar por tres tamaño:

De 20 a 45 litros. Son mochilas pequeñas, para actividades de una jornada o de ataque. Los viajeros más experimentados consiguen hacer su equipaje en mochilas de 30 o 40 litros con las que no tienen que facturar en el avión. Eso sí, no caben más que 3 o 4 mudas y conviene hacer varias coladas a lo largo del viaje.

De 45 a 60 litros: Es quizá la mochila más polivalente en cuanto a tamaño. Nos permite llevar lo necesario, incluso saco de dormir o ropa de abrigo dependiendo del destino y llevar muda suficiente para un viaje de varias semanas.

De 60 a 90 litros: Para viajar son excesivas, ya que las mochilas se rigen por la norma de: si me sobra espacio sigo metiendo, y acabas de llenar la mochila de “por si” que al final del viaje no utilizas, cargando innecesariamente con artículos que sacas de la mochila sin haber usado.

Una vez que tenemos la mochila lista, hay que saber colocársela. Conviene ajustarse bien la mochila, para evitar sobrecargas y dolores de espalada. El cinturón o riñonera deberá ajustarse, de esta manera se transfiere el peso de la carga en la cadera. La correa de pecho evitará que si la mochila va muy cargada, nos eche para atrás. A la hora de colocarnos la mochila, las correas de los hombros deben de estar un par de centímetros por encima de nuestros hombros.

Llega la hora de elegir lo que hay que meter en la mochila. El truco es empezar por los pies y subir hasta la cabeza: calzados, calcetines, pantalones,.. para acabar con la gorra para el sol. Y luego añadir 2 factores más con la que no nos vestimos y por ello se nos pueden olvidar:

El neceser, con la toalla, sandalias y bañador si fuera necesario. Y los tapones para los oídos. ¡Imprescindible!

Accesorios: como son la linterna frontal, la navaja, papel higiénico, las gafas de sol, la bota de vino o lo que pienses que te puede hacer falta para ese viaje.

A la hora de rellenar la mochila, los artículos más voluminosos y pesados deben de ir al fondo o en la parte media pegados a la espalda, y los más ligeros o que podamos necesitar más a menudo, en la parte superior. La ropa (camisetas, pantalones) pueden enrollarse sobre ellas mismas en grupos de dos o tres, formando como canalones, pudiendo así compactarlos dentro de la mochila. O aprender de un maestro a la hora de hacer una mochila como es el figura del vídeo que aquí os muestro:

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