Revista Salud y Bienestar
Algunos de los cambios se requieren por parte de la persona para salir de la anorexia o la bulimia son:
- Aceptar que es una enfermedad.
- Decidir cuidar su salud.
- Recibir ayuda, tratamiento psicológico y médico, que le permitan restablecerse físicamente y le ayuden a cambiar sus pensamientos y comportamientos que tanto daño le provocan.
- Esforzarse en introducir cambios para ella misma como persona, cambios que le ayuden a mejorar sus relaciones interpersonales, a afrontar y resolver problemas de la vida, en la forma de hacer proyectos, en sus habilidades sociales y competencia social, en la confianza en sí misma, en el aumento de su autoestima y con más seguridad en el medio que la rodea.
Pero el hecho de haber tomado la decisión de dejar las conductas características de los trastornos alimentarios, y someterse a tratamiento, no significa que se ha alcanzado el éxito definitivo. Es más bien, un proceso continuo que conduce a un cambio de comportamiento y de actitud.
En todo ese proceso de cambio, no solo influyen sus pensamientos, también influirá qué información le va llegando del medio, del tratamiento y de su familia. Todos nosotros: los profesionales, los padres y familiares, el entorno y la propia persona, formamos parte de ese proceso y de ese camino hacia el éxito del tratamiento y de la mejoría de la persona.
¿Qué hacer ante un tropiezo en el tratamiento de la anorexia?
Dentro del proceso de tratamiento, que es lento y gradual, a medida que se van aprendiendo y poniendo en práctica los cambios, puede ocurrir que aparezcan de forma intrusa esos pensamientos con respecto a la comida y a su cuerpo que han acompañado durante años a la enfermedad.
Hay personas que sucumben a estos pensamientos y aparecen las recaídas, iniciando así el camino difícil de los episodios recurrentes y de la cronicidad de la enfermedad. Otras en cambio, se inclinan a pensar en lo aprendido y ahora saben que tienen un mayor control sobre sus pensamientos, más recursos personales para enfrentarse a ellos y que disponen de ayuda adicional.
Ante los tropiezos la familia también juega un papel importante, por su forma de reaccionar y enfrentarse a ello. Lo mejor es informar y prestar la ayuda que se requiere.