Es importante cuidar la piel durante todo el año, pero hay que prestarle una especial atención durante los meses de verano. El sol y las altas temperaturas pueden dañar la epidermis, si no se toman las medidas oportunas.
Para proteger y cuidar la piel en verano, es necesario aplicarse protector solar con SPF en todo el cuerpo, hidratarse bien y vigilar la alimentación. Tan importante es el cuidado facial como el cuidado corporal. Es cuestión de belleza y salud, en general.
El sol y la piel
Los seres humanos rigen su vida en torno al sol. Las personas centran su actividad durante el día y duermen de noche, cuando el sol ilumina la otra parte del planeta. Es más, la gente que apenas ve el sol es propensa a padecer determinados trastornos depresivos.
La gran estrella es toda una fuente de energía, salud y vida. Pero -cuidado- también tiene su lado oscuro. Los rayos ultravioletas, UVA y UVB son dañinos para las personas cuando alcanzan las células de la piel, ya que pueden alterar su normal crecimiento y apariencia. La queman, la castigan, la envejecen y la enferman. Son unos factores de alto riesgo.
Aunque la naturaleza humana dispone de un avanzado sistema inmunológico, que permite la constante regeneración de la piel, la protección y el cuidado son indispensables para evitar daños permanentes.
Con los años, la epidermis pierde capacidad de regeneración, de manera que crece el riesgo. Se acelera el envejecimiento, aparecen manchas y el ADN es más vulnerable a ser alterado, lo que puede desencadenar en un cáncer o una lesión considerable.
El protector solar durante todo el año
La piel ha de cuidarse todo el año, pero, en especial, durante la primavera y el verano. La ropa, las gafas y el protector solar juegan un papel fundamental en el cuidado corporal. Entre las diez de la mañana y cuatro de la tarde, el sol es más agresivo. Es aconsejable, por tanto, limitar la exposición durante ese período.
La protección frente a la luz solar es para todas las edades. La piel de los niños es muy sensible y la de los adultos envejece con más rapidez, si no se toman medidas preventivas.
Los niveles de protección solar
En las cremas protectoras se indica su nivel de protección solar (FPS). Normalmente, son de 15, 30 o 50. Cada número representa las veces que tarda en quemarse la piel sin bloqueador. Es decir, si se utiliza uno de 15, significa que tardará quince veces más en abrasar su epidermis que si no utiliza ninguna medida.
Hay algunas marcas que comercializan protector solar para el cuidado facial. La piel de la cara es muy sensible. Por eso, es aconsejable protegerla bien. Es cuestión de salud e imagen, ya que las manchas no tardan en aparecer.
La eficacia de las cremas o aerosoles protectores depende de diversos factores. Los ingredientes activos que contienen estas fórmulas se descomponen con el paso del tiempo. Antes de utilizarlos, hay que asegurarse de que no estén caducados y untarse varias veces al día, en especial, si se está en el mar o la piscina, ya que el agua puede reducir su eficacia.
Bloqueador solar, según el tipo de piel
El color de la piel o fototipo está determinado por los genes hereditarios y raciales y pigmentos. El tono de la epidermis se crea por la combinación de cuatro biocromos básicos: el rojo, amarillo, azul y pardo. La melanina es la que define, finalmente, el principal color de la piel.
Para saber cuál es el fototipo de cada persona, hay que tener en cuenta la aparición de pecas durante el verano, el tono de la piel en invierno, el que se adquiere al broncearse y la aparición de ampollas tras la exposición solar. A partir de estas características, se agrupan las pieles en torno a seis fototipos y cada uno de ellos requiere un tipo de factor de protección solar.
El fototipo I o celta se reconoce debido a que la piel es muy blanca y sensible. Normalmente, se identifica en personas con ojos claros y muchas pecas. Su epidermis se quema con facilidad, se enrojece a los diez o doce minutos de tomar el sol, envejece temprano y tiene tendencia a desarrollar tumores, aunque sean benignos. Necesitan un protector solar de factor 80 a 100.
El fototipo II o germánico es similar al I, aunque la piel es un poco menos sensible y precisa el FPS de 50 a 80. En su evolución, el fototipo III o caucásico se presenta en personas de piel blanca que, cuando se broncea, no se quema con tanta facilidad, aunque corren el riesgo de que aparezcan manchas. En este caso, es recomendable un bloqueador de factor 30 a 50.
El fototipo IV es el mediterráneo. Lo presentan las personas de piel un poco más oscura, ojos marrones y cabello negro o castaño. Normalmente, las pieles del fototipo IV no se queman, sino que se broncean y precisan un FPS de 20 a 30. El fototipo V, amerindio o mestizo, lo tienen las personas de cabello muy oscuro. El envejecimiento de su piel es tardío y es muy raro que se queme. Necesitan un FPS de 15 a 20. Y, por último, el fototipo VI aparece en las pieles negras, que, con un FPS 15, se protegen perfectamente.
Es importante que los bloqueadores protejan de las radiaciones ultravioletas A (UVA) y B (UVB) y dispongan de un humectante para evitar la resequedad.
La hidratación en verano
Los dos aliados para proteger la piel durante los meses de verano son el protector solar y la hidratación. Es importante utilizar cremas faciales hidratantes, beber agua y mantener una alimentación equilibrada.
Los alimentos hidratantes
En verano, es mejor optar por una dieta rica en alimentos hidratantes que favorezcan la movilidad muscular y fluidez de la sangre, eviten la retención de líquidos y garanticen el buen funcionamiento de los órganos internos.
Además de tomar agua, hay que incluir antioxidantes en la dieta. El 86 % de la manzana es agua y contiene antioxidantes y fibra, que contribuye a mejorar los procesos gástricos, importantes para mantener la piel hidratada. Otro alimento que no puede faltar es el pepino, que, con un 96 % de agua, es rico en potasio, vitamina C y fibra. La sandía es beneficiosa para el corazón, contiene altos niveles de vitamina C y es muy hidratante. Los cítricos, el tomate, las verduras de hoja verde, el kiwi, la papaya y el pescado también hay que incluirlos en una alimentación saludable que contribuya a cuidar la epidermis y mantener un buen equilibrio interno.
Las cremas faciales
Tanto por el día como por la noche es importante utilizar una buena crema hidratante. Lo aconsejable es una diseñada para dormir y otra para la actividad diaria, puesto que los compuestos de ambas son diferentes. Están pensados para cada momento de su aplicación.
Cuidado con los medicamentos y algunos tratamientos
Algunos fármacos, como las píldoras anticonceptivas, son fotosensibilizantes y, con la exposición solar, se corre el riesgo de que puedan aparecer manchas. Así que el protector es indispensable para las mujeres que tomen estas pastillas.
Otro factor de riesgo es el tratamiento con láser. Si se opta por esta forma de depilación tan cómoda, lo mejor es finalizar las sesiones durante la primavera. En verano, es contraproducente, ya que pueden aparecer manchas en las zonas tratadas.
Las gafas de sol en verano
Los ojos son sensibles a la luz del sol. Hay que utilizar las gafas adecuadas para protegerse de la estrella solar y evitar las arrugas del contorno. Si las lentes cubren parte del rostro ayudan a proteger la piel de las manchas que causan las radiaciones solares. También es importante que dispongan de filtros.
Cuidar la piel al hacer deporte
Cuando se practica deporte, tanto en invierno como en verano, es imprescindible hidratarse bien. Si se practica al aire libre, no puede faltar tampoco el protector solar del factor correspondiente. Existen algunas marcas que disponen de bloqueadores diseñados para la práctica deportiva, que son resistentes al sudor y roce y no irritan los ojos.
También hay que utilizar ropa de fibra sintética y que no se ajuste mucho al cuerpo y limpiar el cutis antes de practicar ejercicio y desmaquillarse. Los geles para la ducha más aconsejables son los de pH neutro o suaves.
Otras cuestiones a tener en cuenta
Durante el verano, son comunes los baños en la piscina o playa. El cloro de la piscina afecta directamente a la epidermis. Por eso, hay que extremar las precauciones y ducharse e hidratarse bien en cuanto acabe el baño.
Por otra parte, el agua del mar es muy beneficiosa para la piel. De hecho, es inmejorable para determinadas afecciones dermatológicas.
La piel es la parte de las personas más expuesta a los factores externos. El cuidado de la epidermis es imprescindible durante todo el año, pero hay que extremar las precauciones durante los meses de primavera y verano. Se viste con menos ropa y el sol es más agresivo. Con una buena dieta y estos consejos, es posible mantener la belleza natural y el cuidado de la piel en verano.