Siempre me ha preocupado el tema de la alimentación, más aún, viniendo de una familia en la que amamos la buena comida, la cocina, y los dulces :)
Desde que soy madre, y siendo odontólogo, he estado mirando más de cerca el tema de los dulces y tengo una teoría: Creo que buscamos el dulce no sólo porque nos proporciona energía, sino que nos da confort porque recuerda aquel primer sabor, aquel primer estado de bienestar; el pecho, la leche de mamá.
Entonces, creo que el "umbral" de dulce de una persona debería estar determinado por el "nivel" o cuán dulce es la leche materna, ¿la has probado? Con una gotita basta para hacerte una idea...
Luego me pregunto por qué -y es evidente, y ha sido motivo de peleas con conocidos e incluso familiares- los postres para niños son TAN exageradamente dulces. Si prueban los chocolates con target infantil, se darán cuenta. Si miran la lista de ingredientes, se asustarán. Por favor tengan en cuenta al leerlas, que por norma, los ingredientes han de enumerarse en las etiquetas de mayor a menor según la cantidad contenida en el producto, por lo que si ven azúcar o jarabe de maíz, fructosa, etc. de primero, ¡suelten ese producto!
¿Por qué los chocolates para adultos sí llevan ingredientes de calidad? Los niños también merecen recibir (en pequeñas cantidades, obviamente) los beneficios de un buen cacao y no un pseudo-chocolate-con-juguete hecho mayoritariamente de azúcar, con poco cacao y mucha leche de vaca.
Por otra parte, a todos, o a casi todos, nos viene el antojo de dulce, o el bajón sobre las cinco de la tarde, ¿pero nos hemos detenido a pensar el por qué?
Hoy vi un documental con la Dra. Christianne Northrup, renombrada autora, en la que explica el tema. Dice que el azúcar -o los alimentos que se convierten rápidamente en glucosa tras su ingesta y luego en grasas que almacenaremos- nos proporcionan un estado de bienestar porque favorecen la secreción de Beta endorfinas, una sustancia opiácea natural fabricada en el cerebro.
Relaciona también las situaciones de estrés con nuestra reacción de supervivencia: ¿qué hacían nuestros antepasados ante una fiera? Pues huir o morir, y es ese instinto que nos ha permitido llegar aquí como especie, y tras esa situación de alarma en el cuerpo en el que hemos segregado adrenalina y gastado energía viene un bajón, y para recuperarnos del mismo, necesitamos nuevamente: azúcar; todos aquellos alimentos que se convierten de forma rápida en azúcar tras su ingesta, y luego en grasa (pan con mantequilla, macarrones con queso, bollería, etc.).
Así que para evitar los antojos de dulces, bollería y resto de carbohidratos, o al menos disminuirlos podemos hacer cuatro cosas:
- Evitar en la medida de lo posible las situaciones de estrés: No ver las noticias, por ejemplo.
- Disminuir o canalizar el estrés que ya tenemos: Por ejemplo haciendo yoga, meditación u otro ejercicio físico que nos ayude a segregar endorfinas -la hormona de la felicidad- también.
- Tener una ingesta suficiente de proteínas y grasas sanas: Según Christiane Northrup, si empezamos el día con proteínas y grasas sanas junto con algún alimento que no incremente rápidamente el índice glicémico, mantendremos un índice glicémico más estable durante el resto del día, evitando así los bajones y antojos de dulce.
- Utilizar un edulcorante natural sano para cuando -como humanos igualmente tendremos antojos- realmente queramos un sabor dulce: Christiane Northrup recomienda la Stevia, que lleva muchísimos años de uso en sociedades aborígenes y según ella es sana y no eleva el índice glicémico.
¿Y tú? ¿Cómo evitas los antojos?
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