Tener un hijo autista puede ser una aventura, al principio puede costar mucho e incluso tener ganas de desistir, pero si se sabe manejar se puede conseguir una buena experiencia con los hijos.
Lo primero es buscar apoyo positivo de familiares, amigos y profesionales, e incluso de padres que han vivido la misma experiencia. Por supuesto, desde el momento en que se sospecha de autismo del bebé hay que consultar con un pediatra para que derive a un especialista que diagnostique el autismo y su grado para conocer cuál es el mejor tratamiento y cuidados.
No subestimes el potencial del bebé, motívalo, apóyalo y anímalo. El bebé sigue teniendo capacidad de aprender, así que hay que animarlo a que lo haga. Ofrécele un buen ambiente para educarle y aprender desde un primer momento.
No olvides a las demás personas sólo por el niño autista, también hay que cuidar a la pareja, estar con amigos, atender a los demás niños si los hay, hay otra vida más allá de eso. Conoce tus limitaciones, sé honesto/a contigo, piensa que puedes equivocarte o pasarlo mal en algún momento, a todos les pasa. Intenta no perder el sentido del humor, ya que te va a ayudar mucho.
Vive el día a día, aprende a disfrutar cada momento, disfruta de tu bebé y de las pequeñas cosas, valora los detalles pequeños, no te dejes hundir. Es muy importante aprender a disfrutar de la vida que te toca.
Si no conoces la enfermedad, además de consultar con especialistas y ofrecerle un buen entorno educativo puedes leer libros del autismo que ayuden a conocer a tu hijo. Puedes unirte a grupos de ayuda o de otros padres con similares características para encontrar apoyo de otras personas y sentir que hay más personas que pasan por lo mismo.
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