En la tarea de predicar a toda criatura debemos tener muy presente que no sólo las palabras son importantes, se necesitan más que palabras bien dichas para en verdad ganar almas para cristo e integrarlas al reino de los cielos. En este punto tenemos que decir que el gran secreto para tener éxito predicando el evangelio es primero vividlo.
Debemos Vivir Lo Que Predicamos Si Queremos Tener Éxito
Fue el mismo Señor Jesucristo quien digo "por sus frutos los conoceréis". Un hombre o mujer que predique la palabra de Dios lo puede hacer de forma muy elocuente, con mucho conocimiento bíblico, pero si sus acciones no están acorde con su predica, nunca tendrá verdadero fruto. El testimonio de un cristiano tiene mucho más peso que la grandilocuencia de sus palabras.
El apóstol Pablo le escribió al joven pastor Timoteo para encomendarle que predique la sana doctrina y le instruyo que se ponga el mismo como ejemplo. La gran verdad es que muchas personas pueden venir a los pies de Cristo sólo por ver el fruto del Espíritu Santo de Dios en los verdaderos creyentes, el cristiano verdadero predica con sus obras, su forma de caminar, su manera de vestir y su forma de hablar.
La biblia nos enseña que hay señales que siguen a los creyentes (no estamos llamados a seguir señales, sino que ellas nos sigan a nosotros), por medio de estas señales muchos del mundo logran identificar a los hijos de Dios (pero pueden cometer graves errores), lo que en verdad cuenta es el fruto del espíritu en tu vida (Gálatas 5:22).
Somos seguidores de Jesús, por eso se nos llama cristianos y es algo que debemos tomar muy en cuenta. Cristo vino para servir y no para ser servido: Isaias 61 y Mateo 20:28.
Para Predicar el Evangelio Debemos Tener Conocimiento
El apóstol Pedro nos habla de que en la palabra de Dios hay cosas difíciles de entender las cuales los indoctos e inconstante tuercen para su propia perdición (2 Pedro 3:14-18). Todos conocemos personas con mucho amor por la obra de Dios, pero que cometen errores tan grandes que hasta caen en la blasfemia o en enseñanzas muy lejos de la verdad bíblica. Los cristianos debemos beber y brindar a los demás la leche espiritual no adulterada (1 Pedro 2:2).
Es importante tener conocimiento de la palabra de Dios si en verdad queremos predicarla, de otro modo mejor es sólo predicar por testimonio (contar las maravillas que el Señor ha hecho en tu vida y dejar las enseñanzas bíblicas a personas con conocimiento). El mismo apóstol Juan dio testimonio de las cosas que predicaba: de lo que había visto y oído, lo que había palpado tocante al verbo de vida (1 Juan 1:1-4).
Es Suficiente el Conocimiento Bíblico Para Ser Un Buen Predicador?
No es suficiente tener grandes conocimientos bíblicos para ser un buen predicador, además de vivir lo que predicas, tienes que buscar la dirección de Dios para llevar el mensaje. Cada persona a quien le predicamos y cada lugar o momento tienen necesidades distintas por lo que debemos ponernos en las manos de Dios para que él nos guíe en la predicación (el mismo Espíritu guía a toda verdad y justicia: Juan 16:13).
El el libro de Corintios encontramos las palabras ilustradoras del apóstol Pablo: de estas cosas hablamos no con palabras dotadas de sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu (1 Corintios 2:13).
Es verdad que por el Espíritu Santo de Dios podemos tener más entendimiento de su palabra y de cual es su voluntad, pero también la revelación de cual es la palabra que una persona necesita en un momento muy particular de su vida (sobre todo cuando es una persona la cual no conocemos y por el Espíritu podemos hablar tal cual profeta de Dios).
Para concluir debemos recordar que el evangelio significa buenas nuevas de salvación, predicar el evangelio no es predicar juicio, ni nada negativo, es anunciar las buenas nuevas de salvación (esto no quiere decir que en algún momento no se toque el tema de la condenación eterna o las graves consecuencias de no hacer la voluntad de Dios). Los verdaderos cristianos le sirven a Dios por amor y no por miedo al diablo o al infierno.
En resumen, cuando un predicador tiene buen testimonio (vive lo que predica), tiene conocimiento bíblico, pero se deja guiar por el Espíritu durante la predicación, este dará un mensaje de acuerdo a la necesidad del pueblo y tendrá siempre el respaldo de la presencia de Dios respaldando su predica. No es hablar en alta voz, no es la grandilocuencia, tampoco hablar durante una hora, es que salgan de tu boca las palabras que el mismo señor pone en tu mente y en tu corazón.
La gran comisión que Jesús nos legó es predicar el evangelio: Marcos 16:14-20, y lo debemos hacer de buenas ganas y no por ganancias deshonestas (1 Pedro 5:2). El mismo Señor Jesucristo dio ejemplo de trabajar en la obra de Dios sólo por amor y el apóstol Pablo (el hombre que fundaba las iglesias y nombraba pastores, nunca utilizó la palabra de Dios para ganar dinero.
Es mucho lo que podemos aprender de los evangelistas de la Biblia. Pablo trabajaba para obtener su sustento y hasta dijo: "el que no trabaja que tampoco coma" (2 Tesalonicenses 3:6-15).
Fuente: Evangelista Selvio Guzmán.